“En el aniversario del martirio de nuestra amada hija Jina, conmemoramos la muerte de nuestra hija en su tumba. Al tiempo que honramos las simpatías y las valiosas preocupaciones de nuestros queridos conciudadanos, (llamamos a) todos evitar cualquier acción violenta”. Con esas palabras escritas en su cuenta de Instagram, los padres de la joven kurdo-iraní, Mahsa Amini -que murió el 16 de septiembre del año pasado tras ser detenida por supuestamente llevar mal puesto el velo islámico- hicieron un llamado a los iraníes a honrar la fecha sin llevar a cabo mayores movilizaciones, en medio de los temores de una represión por parte del régimen de Teherán. Pero desde hace días que los manifestantes pintan de rojo las paredes de edificios o hacen cuentas regresivas en las redes sociales de cara al aniversario.
Mahsa Amini -cuyo verdadero nombre era Jina, que está prohibido por las autoridades porque no es persa- de 22 años fue arrestada el 13 de septiembre de 2022 en Teherán por la Patrulla de Orientación, la policía de moralidad religiosa del gobierno iraní, por supuestamente violar las reglas relativas al uso del hiyab.
La joven entró en coma pocas horas después de su detención y falleció tres días después en circunstancias sospechosas. Su muerte sirvió como catalizador del malestar que se extendió por la sociedad iraní y dio lugar a manifestaciones a gran escala en todo el país.
Las movilizaciones, bajo el eslogan “Mujer, Vida, Libertad”, han marcado uno de los períodos de malestar más significativos que ha experimentado Irán desde la revolución de 1979. Al menos 500 personas han sido asesinadas en todo el país desde que las autoridades comenzaron la actual represión contra sus simpatizantes, y miles más han sido detenidos.
En estas últimas semanas las autoridades iraníes han advertido en varias ocasiones sobre la posibilidad de una nueva ola de disturbios y han incrementado los controles a la población. Por ejemplo, en Saqquez, ciudad natal de la joven fallecida, ayer las fuerzas del régimen se habían desplegado por toda la localidad. Mientras que en el país cortaron o redujeron la velocidad de internet, amenazaron con cerrar instituciones estudiantiles y han hostigado y realizado detenciones a numerosos dirigentes estudiantiles, sindicales y activistas, incluso a los familiares de los detenidos y también de Mahsa Amini.
En este sentido, un panel independiente de Naciones Unidas informó el jueves que el padre y el tío de Mahsa Amini fueron detenidos hace unos 10 días por las fuerzas de seguridad en Saqqez, y que su paradero “sigue siendo desconocido”.
Un familiar dijo a Radio Free Europe que Amjad Amini, padre de Mahsa, fue detenido e interrogado durante una hora y además señalaron que las autoridades lo presionaron para que no celebrara un homenaje a su hija.
También señaló que los funcionarios de inteligencia repitieron las amenazas que habían surgido en los últimos meses en las que prometieron arrestar al otro hijo de Amiini, Ashkan, en caso de cualquier “actividad, entrevista o discurso” de él o de cualquier otro miembro de la familia sobre el aniversario.
Según reportes, su tumba también fue profanada y se impidió a sus familiares guardar luto. El abogado de los Amini y los periodistas que cubren su caso también han sido acosados.
Uso del velo islámico
Para algunas mujeres iraníes, la batalla por el hiyab obligatorio se remonta a los primeros días luego de la revolución en 1979. Sin embargo, el fallecimiento de Mahsa Amini desató una ola de indignación pública que ha terminado siendo la más notable en la historia iraní posrevolucionaria, dicen los expertos. Los hombres jóvenes, especialmente en las grandes ciudades, se unieron al levantamiento, mientras que las mujeres desempeñaron un papel sin precedentes como pilares del movimiento.
“Creo que lo que presenciamos en Irán es casi una revolución cultural. Mujeres, niñas y hombres salieron a las calles protestando contra el sistema. Y también contra esta ley obligatoria del hiyab, que es una interpretación específica del código religioso, con la que ni siquiera muchos eruditos islámicos están de acuerdo que sea obligatoria, porque es una guía religiosa. Las mujeres han logrado, lenta y gradualmente, hacer retroceder al Estado y superar los límites de lo que se les impone en cuanto al código de vestimenta. Si nos fijamos en cómo tenían que vestirse las mujeres en los años 1980 y 1990 en Irán, es muy diferente a cómo lo hacen ahora. Antes, solía ser una vestimenta larga, oscura, y un código mucho más estricto. Y ahora es muy diferente porque han estado luchando, resistiendo”, dijo a La Tercera la periodista iraní-estadounidense Negar Mortazavi.
“Vemos videos, fotografías e imágenes y testigos presenciales en Irán que muestran que las mujeres y las niñas no observan el hiyab en espacios públicos, no sólo en Teherán y en las grandes ciudades, sino en todo el país, en lugares religiosos más tradicionales. Es una gran transformación, se necesita coraje y valentía porque corren el riesgo de ser arrestadas por la policía moral. Hablo con mujeres que están en Irán y me dicen que no necesariamente se sienten seguras al hacerlo, pero se sienten valientes cuando ven a otras mujeres haciéndolo cuando van a la calle. Luego de lo que pasó el año pasado, no creo que las mujeres iraníes vuelvan a ser como eran antes en septiembre de 2022. No van a aceptar los mismos métodos de moralidad”, añadió.
Kimia Saadat, una periodista iraní que escribió con seudónimo en el diario británico The Times, dijo que en todo Irán los manifestantes se están preparando para volver a las calles. “El régimen está aterrorizado. Sadegh Rahimi, el segundo hombre más poderoso del poder judicial, ha dicho que los manifestantes serán castigados ‘doblemente’”, indicó.
“Puede que las protestas hayan amainado, pero cambiaron las cosas. Durante los últimos cuatro años he caminado por Teherán sin hiyab, ni siquiera sobre mis hombros. Pero cuando veía a la policía moral, solía tomar una ruta diferente para evitarlos. Desde que comenzaron las protestas, paso junto a ellos sin miedo. Cuando hablo con las estudiantes de la calle, de 15 y 16 años, creo que su futuro está lleno de libertad. No veo cómo el régimen puede detener esto. Es una revolución de las mujeres, pero sé que los hombres están de nuestro lado. Están ahí en las calles, arriesgándolo todo”, escribió.
“Durante el año pasado, las personas en Irán que denuncian con valentía décadas de represión y desigualdad han sufrido actos de crueldad indescriptible. Un año después de la muerte bajo custodia de Mahsa/Jina Amini, ningún funcionario ha sido investigado penalmente, y mucho menos procesado y castigado por los crímenes cometidos durante y después del levantamiento”, afirmó en un comunicado Diana Eltahawy, directora adjunta para Medio Oriente y el Norte de África de Amnistía Internacional.
A nivel político, las autoridades han tratado de bajarle el perfil a la muerte de Mahsa Amini. El Presidente de Irán, Ebrahim Raisi, describió el fallecimiento de la joven como “un incidente”. “La República Islámica de Irán respondió rápidamente y dio seguimiento al asunto y se llevaron a cabo todo tipo de acciones judiciales”, dijo en una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense NBC, la primera a un medio extranjero desde el inicio de las movilizaciones en septiembre de 2022.
Para Saadat las movilizaciones han provocado también un leve cambio religioso. “Creo que muchos aquí han perdido la fe. Durante el mes de Muharram, donde lloramos la muerte de Hussein, el tercer imán, los manifestantes en la ciudad norteña de Amol vistieron de blanco, en lugar del tradicional negro, y cambiaron las palabras de los cánticos religiosos para pedir justicia para los manifestantes asesinados”, sostuvo.
“A medida que la religión se desvanece, se muestra cómo las divisiones étnicas y culturales que fueron disimuladas por la Revolución Islámica de 1979 han reaparecido. Nuestro hermoso mosaico de país, que el régimen sólo quiere que sea chiita y persa, está mostrando sus colores nuevamente. Las familias de los muertos, de norte a sur, utilizan los idiomas que el régimen intentó erradicar para llorar a sus seres queridos en poesía, música y danza”, añadió.
Período conservador
La llegada de Hassan Rouhani como Presidente de Irán en 2013, un político moderado, hizo creer que aires más reformistas se asomaban en Irán. Sin embargo, al final de su segundo mandato y en vísperas de las elecciones de 2021, el Consejo Guardián Constitucional, un organismo ultraconservador encargado de revisar las candidaturas, eliminó a todos los candidatos moderados y reformistas.
Esto llevó al triunfo de Raisi, un ferviente partidario del líder supremo, el ayatola Ali Jamenei. “Quedó cada vez más claro que los partidarios de la línea dura, que no podrían haber dado este paso sin la aprobación del máximo líder de Irán, habían decidido purgar permanentemente a los reformistas y moderados que supervisaron la administración y mantuvieron una presencia significativa en el Parlamento durante tres décadas”, escribió el analista político y periodista independiente iraní-canadiense Shahir Shahidsaless en el portal Middle East Eye.
La medida refleja un enfoque comparable al adoptado en las elecciones legislativas de 2019, en las que los candidatos reformistas y moderados fueron descalificados masivamente. Ambas maniobras permitieron a los partidarios de la línea dura tomar el control de los tres poderes del gobierno por primera vez desde que Jamenei asumió el poder en 1989.
Las elecciones presidenciales de 2021 estuvieron marcadas por la participación más baja registrada desde la revolución de 1979, cayendo desde alrededor del 73% de los votantes registrados en las elecciones de 2017, en las que Rouhani fue reelegido, a solo el 48,8%.
Unos meses después del inicio del gobierno de Raisi, el triunfo de los conservadores, que tomaron el control de los tres poderes del gobierno, “aumentó su confianza, llevándolos a creer que podrían implementar su programa sin oposición. En este contexto, reactivaron y desplegaron sin contemplaciones a la policía moral. Estas fuerzas atacaron violentamente a mujeres acusadas de no respetar el código de vestimenta, mostrando brutalidad hacia ellas”, escribió Shahidsaless.
En septiembre de 2022, las perspectivas de un acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales estaban estancadas y el valor de la moneda iraní, el rial, caía a un ritmo alarmante. Al mismo tiempo, el país se enfrentaba a una ola de inflación sin precedentes , que alcanzó nuevos récords. Según datos oficiales, la tasa de desempleo entre las personas de 18 a 35 años se situó en el 16,3% , entre los cuales los jóvenes universitarios representaban el 41% del total de desempleados.
Mientras que 30 millones de personas vivían por debajo del umbral de pobreza , según las estadísticas gubernamentales, otros 23 millones habían pasado de la clase media a una nueva categoría, la “clase media pobre”.
“Este sombrío telón de fondo ha apagado cualquier atisbo de esperanza para gran parte de la sociedad, principalmente entre los jóvenes urbanos”, sostuvo Shahidsaless.
Y fue este contexto en el que se han desarrollado las protestas que no han tenido el cambio esperado y, a juicio de los expertos, se debe a la ausencia de un liderazgo efectivo fuera del alcance del régimen. “Yo llamo a esto una revolución cultural y social, no creo que sea una revolución política”, concluyó Mortazavi.