Cuando asumió el cargo de Presidente de la República, el 11 de marzo de 1990, Patricio Aylwin debió tomar una decisión no menor: quedarse junto a su familia en la casa que por cerca de 30 años había sido su hogar o mudarse a una residencia presidencial. Estar alejado de los jardines de su esposa, Leonor Oyarzún, los pasillos que habían visto crecer a sus cinco hijos y los rincones donde compartió cientos de conversaciones y tertulias con sus correligionarios de la DC, no estaba dentro de sus opciones, por lo que no fue necesaria la mudanza de Arturo Medina. “Siempre fue una persona muy hogareña. Le encantaban su casa y su familia. Tenía su escritorio, sus libros. Nunca tuvo afición por cambiarse”, señala a La Tercera Miguel Aylwin, uno de los hijos del expresidente.

A fines de los años 50, el matrimonio Aylwin-Oyarzún decidió comprar un sitio en Arturo Medina, entonces parte de la comuna de Ñuñoa, y así dejar atrás la casa que arrendaban unos metros más allá, por calle Eliecer Parada. La familia contactó entonces al arquitecto Tomás Reyes para que diseñara y construyera la nueva vivienda. La instrucción que le dieron fue un inmueble “estilo inglés”. Y así se construyó, con dos pisos, revestida con ladrillos rojos y entramado de madera. Para el interior diseñaron salones de amplio espacio y una decoración rústica de madera en puertas, ventanas y pisos.

Por más de 60 años ese espacio guardó los sueños y penas de una familia numerosa. También albergó reuniones de Aylwin con amigos ilustres como Fernando Leighton o Radomiro Tomic, visitantes permanentes de la casa de Arturo Medina. Cuando el mandatario DC llegó a La Moneda, la mayoría de los chilenos desconocía su hogar. Esto cambió cuando el entonces Presidente estadounidense George H. Bush (1989-1993) visitó Chile en diciembre de 1990 y la televisión transmitió en vivo el histórico encuentro. Bush compartió un almuerzo con su par chileno en Arturo Medina, y fue en ese momento que la casa se hizo conocida para buena parte de la población.

Un hecho similar ocurrió un año después, cuando el canciller alemán, Helmut Kohl (1982-1998), visitó la vivienda de Aylwin durante su paso por Chile. Incluso, la residencia, actualmente ubicada en Providencia, recibió al Dalai Lama durante su paso por Santiago en 1992.

La importancia del inmueble llevó a que en 2022 la familia de Patricio Aylwin se reuniera con el Presidente Gabriel Boric para idear un destino patrimonial para la casa. Esto, luego del fallecimiento del ex Jefe de Estado, el 19 de abril de 2016, y la muerte de Leonor Oyarzún, el 21 de enero de 2022. Ambos fallecieron en la casa de Arturo Medina.

“Todo se dio al comienzo del gobierno (de Boric), en la época en que conversamos sobre la instalación del monumento de mi padre en la Plaza de la Ciudadanía. En esa ocasión le pedimos una audiencia, le dejamos planteado el tema de la casa y él manifestó su interés. Y en eso hemos seguido”, explica Miguel Aylwin Oyarzún.

Entre los motivos de la venta de la propiedad, la familia Aylwin menciona principalmente dos razones: económicamente era inviable mantener una propiedad en esas condiciones y, por otro lado, veían en la casa un gran potencial para materializar el legado y los valores del expresidente democratacristiano.

Luego de ese primer encuentro, la familia Aylwin fue visitada por el Ministerio de Bienes Nacionales (MBN), organismo al que se le envió una presentación administrativa para ver si despertaba su interés de compra. Eso sí, después de un tiempo la conversación con BN se cortó y el tema pasó a Culturas y Patrimonio, ministerio que, según conocedores del tema, incluyó en su glosa de Presupuesto 2024 un ítem titulado “Iniciativas de Inversión Patrimonial”, que contempla un total de $31.827 millones. En caso de que la propiedad de calle Arturo Medina sea adquirida, los fondos saldrían de ese presupuesto.

Consultados al respecto, desde la cartera señalaron que “a la fecha, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio no ha concretado la compra de ninguna residencia que haya pertenecido a un exmandatario”.

Guardia Vieja

La vivienda de los Aylwin no es la única que ha estado en la mira del Estado para una futura adquisición. La casa de Guardia Vieja, ubicada en Providencia, fue el hogar de Salvador Allende, su esposa, Hortensia Bussi, y sus tres hijas a partir de 1953.

A esa vivienda llegó con su familia luego de haber evaluado otros lugares en el centro de Santiago que, por diversos motivos, no llenaron las necesidades de Allende. El inmueble era propiedad de la familia Ateaga Munizaga y fue construida por el arquitecto Fernando Castillo Velasco en 1948.

En ese lugar, rodeado por un jardín de palmeras y abundante arborización, Allende abordó su campaña presidencial de 1958, más tarde la de 1964 y posteriormente la de 1970, tras la cual finalmente llegó a La Moneda.

Se sabe que el escritorio de la casa era uno de los lugares más relevantes para el exmandatario, porque ahí conversaba con sus confidentes y escribía sus programas políticos. Sus cercanos han dicho que cuando se trataba de reuniones especiales ocupaba el escritorio, mientras que las tertulias más informes se llevaban a cabo en el comedor. Fue en el living donde la familia vio los resultados de la elección presidencial de 1970.

En la casa de calle Guardia Vieja, Allende vivió con su familia hasta 1971, año en que se le permitió al Estado comprar la propiedad ubicada en Tomas Moro 200, en Las Condes, que se transformó en la residencia oficial. Durante el golpe del 11 de septiembre de 1973 ese inmueble fue bombardeado.

Para Isabel Allende, senadora PS y una de las hijas del expresidente, la propiedad de la comuna de Providencia guarda un valor profundamente emocional. Por lo mismo, habita ahí desde 1990. Tras el golpe la casa de Guardia Vieja fue ocupada por una familia cercana a los Allende-Bussi, hasta que Isabel volvió a Chile de su exilio en México, en la antesala del plebiscito de 1988.

La Moneda Chica”, como era llamada la propiedad, se conserva prácticamente igual a como estaba cuando la senadora socialista vivía con sus padres. La sala de Salvador Allende aún figura en su sitio original, así como las fotografías familiares y los estantes de libros. La vivienda actualmente es una suerte de pequeña isla entre decenas de edificios.

“Es decisión del gobierno dejar como patrimonio las dos casas. Me parece una decisión acertada. Creo que tanto en el caso del Presidente Aylwin, por la transición democrática, y Allende, en el caso nuestro, tienen esa historia que es un legado que debe compartirse”, dice la senadora Allende a La Tercera. Aunque para que esto se traduzca, sincera, ella deba dejar el lugar.

Para algunas figuras del socialismo internacional, la casa de Guardia Vieja posee un valor más allá de lo político. En 2018, el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó Chile en el marco de los 45 años del golpe de 1973. En ese entonces, el líder del Partido Socialista Obrero Español estuvo en el Museo de la Memoria y luego se reunió con Isabel Allende en la casa de Guardia Vieja.

En marzo pasado el evento se repitió: “Este lugar tiene una parte tremendamente emocional. Cada tanto recibo con mucho gusto a presidentes, primeros ministros y otras visitas que se emocionan al saber que esta fue la casa del expresidente Allende”, apunta la senadora.

Su apertura para el público general ocurrió el 23 de mayo de 2023, en el contexto del Día de los Patrimonios, cuando la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Humanismo Cristiano organizó una visita guiada para mostrar lo que fue su espacio.

Algo parecido le gustaría a la senadora Allende que ocurriera en caso de que el Estado acceda a comprar la casa. “Debemos trabajar con la Subsecretaría de Patrimonio del Ministerio de las Culturas para elaborar su destino, para que efectivamente sea casa museo. Aunque aún no se ha hecho nada. Es la decisión del gobierno”, concluye.