Fue una alerta que se despertó en Chile Vamos. Los acercamientos con el Partido de la Gente (PDG) y el Partido Republicano generaron incomodidad entre algunos del sector.

Dos hechos marcaron las aproximaciones con esos partidos: la negociación para llegar a un acuerdo de liderar la presidencia de la mesa de la Cámara de Diputadas y Diputados y la conformación de un bloque en conjunto para enfrentar la propuesta previsional del gobierno.

Y es que si bien los bloques tienen algunas posturas en común, lo cierto es que en las colectividades de Chile Vamos hay quienes consideran que tanto el PDG como los republicanos son colectividades que pueden terminar haciéndole un daño a la coalición.

Así, quienes tienen esa mirada creen que existe un riesgo de posibles fugas de parlamentarios desde la UDI, RN o Evópoli a una de esas dos fuerzas.

Asimismo, consideran que hay que tener en cuenta el desafío de las elecciones municipales del 2024, una contienda para la cual, de manera anticipada, toda la derecha está trabajando. Por lo mismo, advierten que la irrupción de estos nuevos partidos podría provocar una dispersión de votos entre las bases.

En la coalición afirman, además, que otro flanco que se les podría abrir, al acercarse a estas fuerzas, es el tema identitario. Primero, porque desde un principio que Chile Vamos dijo que no iba a acercarse a republicanos, al ser ellos una derecha “más dura”. De hecho, la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, ha promovido alejarse de la tienda fundada por José Antonio Kast.

Con el PDG ocurre una situación similar, pues algunos en Chile Vamos piensan que la colectividad fundada por el excandidato presidencial Franco Parisi tiene un “corte populista” y que asociarse a ellos puede ser dañino. Ello especialmente considerando que el propio Parisi ha tenido cuestionamientos éticos, como una demanda por no pagar pensión alimenticia y una querella por presuntas irregularidades en sus negocios inmobiliarios.

¿Fuga de parlamentarios?

Una reducción de sueldos tuvo que hacer durante estos días el Partido Republicano a los asesores de la bancada de diputados, lo que repercutió en que un camarógrafo no aceptara el ajuste y renunciara. ¿La razón? Luego de que Gonzalo de la Carrera y Gloria Naveillán dejaran el comité de ese partido, por el reglamento de la Cámara, se rebajaron los dineros destinados para los asesores.

Por eso y otras razones, los republicanos iniciaron una estrategia nueva contra Chile Vamos: quitarles parlamentarios. Durante estos días ha habido conversaciones al respecto. En la Cámara Baja intentaron fichar al independiente en comité de RN Bernardo Berger. Asimismo, en los republicanos están atentos a lo que hará Francesca Muñoz, quien anunció que suspendía su participación en la bancada RN, lo que se tiene que concretar administrativamente.

En el Senado ocurre lo mismo. Ahí, los republicanos aspiran a sumar a algunos independientes del comité RN, como Alejandro Kusanovic y Kenneth Pugh. Este último, de hecho, ha participado en actividades en la sede de Presidente Errázuriz.

En el PDG tienen un diseño similar, donde también apuestan a captar a los senadores de RN Juan Castro y Carmen Gloria Aravena. En ese partido, el propio Parisi ha hecho gestiones.

El desafío por las municipales

Otro de los puntos que miran con atención en Chile Vamos es la dispersión de votos. Ya en las pasadas parlamentarias el bloque sufrió una merma por parte del Partido Republicano en cuanto al número de diputados. En esa ocasión, se redujo de 68 a 53, y los republicanos obtuvieron 14 legisladores en la Cámara Baja.

Ahora los análisis son parecidos, pues creen que el PDG y los republicanos pueden afectar. Por una parte, la tienda de Kast golpearía directamente a la UDI, que es la colectividad de derecha “más conservadora” dentro de Chile Vamos. Mientras que el PDG afectaría a partidos que apuntan más hacia el centro, como RN y Evópoli. Debido a esto último es que el partido dirigido por Francisco Chahuán busca negociar con el PDG pactos por omisiones en algunas comunas.

De todas maneras, en Chile Vamos algunos desdramatizan el daño y creen que una vez culminado el proceso constituyente las colectividades “pueden volver a derechizarse” y evitar una derrota electoral en los comicios.