El miércoles en la noche los presidentes de los tres partidos de Chile Vamos se pusieron en contacto por un motivo especial: ¿Cómo actuar ante la arremetida del oficialismo? Ese día las coaliciones de gobierno alcanzaron un acuerdo de compromisos para reformar la nueva Constitución si es que gana el Apruebo en el plebiscito. Así, los dirigentes de derecha evaluaron qué hacer al día siguiente y, dentro de las opciones, analizaron una puesta en escena en común para criticar a la izquierda. Pero eso no sucedió. Todos coincidieron que ese punto de prensa contribuiría a derechizar la campaña del Rechazo y, por ende, podría terminar siendo contra- producente de cara a los comicios, cuando queda menos de un mes para el referéndum.

La decisión, además, pasó por reafirmar un diseño que han tenido desde el día uno: que los partidos y políticos queden fuera de la campaña y que la sociedad civil asuma el protagonismo. Una estrategia que se ha intentado seguir al pie de la letra, aunque muchas veces se enfrentan al dilema de los que quieren figurar públicamente.

De todas formas, en los organismos de la sociedad civil se quejan y algunos sienten que los partidos no están haciendo todos los esfuerzos que podrían hacer.

No hay actos masivos y menos banderazos. Los dirigentes admiten que no quieren hacer alguna actividad en la que pueda aparecer sorpresivamente una bandera de la UDI o RN y contribuya a derechizar al Rechazo.

Eso sí, igual hay algunos rostros políticos que han asumido ciertas funciones. Por ejemplo, la exsenadora RN Marcela Sabat será la encargada de la campaña del Rechazo por ese partido en Providencia y Ñuñoa.

Más allá de eso, los presidentes y secretarios generales de las colectividades definieron dejar de dar entrevistas sobre el plebiscito de salida. Ha sido una campaña atípica, sostienen, pues no tienen comando formal con coordinadores o jefes de campaña, ni menos una sede física. Tampoco está contemplado una puesta en escena común donde esperen los resultados el 4 de septiembre.

Sin embargo, los partidos no han renunciado a su rol de hacer campaña. Por lo mismo, el despliegue ha sido subterráneo, como lo han llamado algunos, porque hay acciones que se dan de forma más desapercibida. Una de las grandes batallas, por ejemplo, es en las redes sociales. Según el balance del Servel sobre inversión digital, hasta ayer la UDI había desembolsado $ 24 millones, RN $ 27 millones y Evópoli un total de $ 8 millones en ese gasto.

A eso se ha sumado que los partidos hacen campaña involucrando a otro tipo de figuras, como exconvencionales, en vez de parlamentarios, en actividades que no son las más habituales de campaña. De esa manera, ha habido conversatorios o reuniones por Zoom en las que exponen sobre el Rechazo, lo que ha venido a reemplazar los tradicionales puerta a puerta.

A eso se añaden otras acciones que harán más públicas los próximos días. Por ejemplo, este lunes está planeado un casa a casa masivo en La Pintana, al que se tiene pensado que acudan algunos diputados fiscalizadores. Ahí la idea es contraatacar en comunas donde sienten que hay alcaldes que están interviniendo a favor del Apruebo, como acusan, por ejemplo, en esa comuna a Claudia Pizarro (DC). Lo mismo harán en Renca, con el caso del jefe comunal Claudio Castro.

Los partidos, además, han generado un fuerte despliegue para encontrar apoderados que puedan defender los sufragios. Para ello confeccionaron un equipo especial.

En Chile Vamos afirman que hay dos factores que han influido en que la campaña no sea tan masiva como otras. Primero, que no hay un incentivo laboral para los adherentes de cada opción, pues a diferencia de las presidenciales, donde ayudar en una campaña puede ser recompensado con un trabajo en el gobierno, eso ahora no ocurre.

Y, un segundo factor, es que en esta oportunidad -recalcan- son muchas las campañas por el Rechazo que hay en paralelo. Si bien Chile Vamos se coordina con algunos miembros de la sociedad civil, en algunas comunas se han encontrado con despliegues en paralelo de otros organismos.

Nexos con la izquierda

Otra de las estrategias de Chile Vamos ha sido coordinarse con grupos de la centroizquierda para incentivarlos a que salgan ellos a hacer campaña y tengan visibilidad, a fin de darle una señal de transversalidad al Rechazo.

Así, han existido coordinaciones y diálogos con grupos de la ex Concertación, como la plataforma “Amarillos por Chile”. Fuentes conocedoras de esos diálogos dicen que los principales interlocutores entre un mundo y otro ha sido lo que en Amarillos llaman un “triángulo”.

Ahí, dentro de las coordinaciones políticas -los diálogos con las directivas de Chile Vamos- está el exasesor laguista Sergio Solís. En el plano de las comunicaciones está el exministro José Pablo Arellano, quien habla con los enlaces de la UDI, RN, Evópoli y el Partido Republicano para ver los temas de la franja. Mientras que el también laguista Eduardo Jara es el coordinador territorial y habla con los alcaldes de derecha.

Parte de los diálogos entre Chile Vamos y la centroizquierda han sido desde el Senado, donde los presidentes de RN y la UDI, Francisco Chahuán y Javier Macaya, respectivamente, han conversado con referentes de la plataforma “Centroizquierda por el Rechazo”, como los senadores DC Ximena Rincón y Matías Walker.

También ha habido contactos entre los enlaces de la franja y la “Centroizquierda por el Rechazo”, lo que derivó en que el grupo apareciera ayer en un espacio cedido por Chile Vamos.