Todos los pacientes de la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Al Shifa de Gaza han muerto, dijo su director a Al Jazeera ayer, en el tercer día del asedio de Israel al centro médico más grande del enclave palestino.
El director del hospital, Muhammad Abu Salmiya, detalló que había 7.000 personas en el hospital (pacientes, personal médico y personas que se refugiaban) y que los médicos todavía estaban trabajando para ayudar a los pacientes.
Según Salmiya, el hospital se había convertido en una “gran prisión” y una “fosa común” para todos los que estaban dentro.
“Nos quedamos sin nada: ni electricidad, ni comida, ni agua. Cada minuto que pasa, perdemos una vida. De la noche a la mañana perdimos a 22 personas y durante los últimos tres días el hospital ha estado sitiado”, denunció Salmiya.
Se trata de al menos 22 personas que perdieron la vida durante la noche y 55 en los últimos tres días, detalló. Salmiya aseguró que “perdieron a todos los (pacientes) que estaban en la unidad de cuidados intensivos”. La cadena ABC News citó el miércoles a un médico del hospital diciendo que 43 de los 63 pacientes de cuidados intensivos habían muerto debido a la falta de oxígeno.
“Es un crimen de guerra. Un crimen de guerra en toda regla”, afirmó el director del centro médico, quien agregó que han pedido que se les permita abandonar el lugar, pero las tropas israelíes se rehúsan a dejarlos salir.
El personal de Al Shifa dijo que un bebé prematuro murió en el hospital ayer, el primero que fallece allí en los dos días desde que entraron las fuerzas israelíes. Tres habían muerto en los días anteriores mientras el hospital estaba rodeado.
Cinco bebés estaban en estado muy grave, dijo Salmiya a Al Jazeera. “Estamos tratando de mantenerlos con vida, envolviéndolos en celofán, poniendo botellas de agua caliente cerca de ellos para mantenerlos con vida, nuestros intentos son los que los mantienen con vida”, comentó.
El último hospital en pleno funcionamiento en la mitad norte de Gaza, Al Ahli, se vio obligado a cerrar su departamento de cirugía después de que se quedó sin anestésicos. El cirujano británico-palestino Ghassan Abu Sitta, que escapó a pie hacia el sur, dijo a Reuters que había decidido irse porque ahora no podía ayudar a los pacientes.
“Ha sido una pesadilla viviente: dejar a 500 heridos sabiendo que ya no hay nada que puedas hacer por ellos, es la cosa más desgarradora que he tenido que hacer en mi vida”, afirmó Abu Sitta por teléfono.
Las agencias de la ONU se vieron obligadas a detener las entregas de alimentos y otros artículos de primera necesidad a Gaza ayer y advirtieron sobre la creciente posibilidad de hambrunas y enfermedades después de que los servicios de internet y telefonía colapsaran en el enclave asediado debido a la falta de combustible.
Aparentemente cediendo a la presión internacional, Israel anunció que permitirá por primera vez la entrada diaria de dos camiones cisterna con combustible a Gaza para la ONU y los sistemas de comunicaciones, y prometió “no limitar” la ayuda solicitada por las Naciones Unidas.