Ya comenzó la cuenta atrás para el acontecimiento político más importante de Brasil, antes de las elecciones presidenciales de 2026. El próximo 6 de octubre, 153 millones de electores brasileños están llamados a las urnas para escoger a sus alcaldes y concejales en 5.569 ciudades del país. La segunda vuelta está fijada para el 27 de octubre, pero sólo en aquellos municipios con más de 200.000 electores, donde los candidatos a la alcaldía no alcancen la mayoría absoluta.

El resultado de las municipales ofrecerá, además, una fotografía de la correlación de fuerzas entre los dos grandes bloques que encabezan el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, de 78 años, y su gran rival y predecesor, Jair Bolsonaro, de 69. De hecho, los comicios se celebran exactamente dos años después de las últimas presidenciales, cuando el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) consiguió su tercera victoria y el exmilitar de extrema derecha se convirtió en el primer mandatario desde la redemocratización de Brasil que no consiguió reelegirse.

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hace un gesto durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC ) en Balneario Camboriu, estado de Santa Catarina, el 6 de julio de 2024. Foto: Reuters

Así, señala el diario El País, las municipales servirán al mismo tiempo para evaluar el desempeño de este tercer gobierno de Lula y también la fortaleza del movimiento que encabeza Bolsonaro, que va más allá de la sigla a la que se afilió para disputar las presidenciales, el Partido Liberal (PL). Para algunos politólogos, esta fecha tiene el mismo peso que las elecciones de medio mandato en Estados Unidos y sirve para evaluar la popularidad del presidente en el cargo, añade France 24.

También es un termómetro para medir el grado de polarización, que comenzó en la época de Dilma Rousseff y se agudizó con Bolsonaro. Una muestra de ello es que cerca de 300 candidatos han optado por adoptar el nombre de Lula o Bolsonaro en su campaña. “Lula de la Cachaça”, “Lula del Bien”, “Querida Bolsonaro” y “Negona de Bolsonaro” son algunos ejemplos, indica medio galo.

En medio de este escenario de polarización, Lula y Bolsonaro han estudiado minuciosamente el mapa de Brasil para escoger a sus candidatos o tejer alianzas en las principales ciudades. Un caso es Sao Paulo, donde el actual alcalde Ricardo Nunes, apoyado por el expresidente enfrentará al diputado federal Guilherme Boulos, considerado el delfín del petista.

Partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro participan en un acto en Sao Paulo, el 25 de febrero de 2024. Foto: Reuters

Sin embargo, la misma polarización, que en 2018 consolidó a Bolsonaro en el poder, puede contribuir ahora al rechazo de los candidatos apoyados por Lula y su rival, apunta France 24. Una encuesta realizada a finales de julio por Datafolha analizó la influencia de estos padrinos políticos en las elecciones de Sao Paulo. Más de la mitad de los votantes (56%) reconoció que estaría dispuesta a cambiar su voto, si el candidato cuenta con el apoyo de un político al que rechaza. Otro estudio realizado por varias universidades federales revela que el 40% de los entrevistados rehusaría votar por un aliado de Lula. En el caso de Bolsonaro, el rechazo asciende al 49%.

Esta polarización ha abierto la puerta a nuevos rostros de la política. Es el caso de Pablo Marçal, un coach e influencer, que ganó notoriedad en 2022 cuando fue candidato a la presidencia. Su intención de voto crece como la espuma en las encuestas y ya representa una amenaza para los dos principales candidatos en Sao Paulo. Según Datafolha, Nunes tiene un 27% de intención de voto, seguido de Boulos, con 25%, y Marçal, que marca 21%.

“Marçal representa un sentimiento aún más profundo en la sociedad brasileña, que no es sólo antisistema, como Bolsonaro, sino antipolítica (...) Es un outsider mucho más extremo”, explica el politólogo Eduardo Grin al sitio de noticias Agência Brasil.

Lula y PT aspiran a recuperar poder político local, que está en mínimos después de que en 2020 la formación política más sólida de Brasil sufriera la peor derrota de su historia en unas municipales. No conquistó ni una sola capital estatal y gobierna 182 ciudades, menos de la mitad de las que gestionaba dos décadas atrás.

En cuanto a Jair Bolsonaro, su hermano Renato y dos de sus hijos concurren a estas elecciones. Para ellos, el Partido Liberal ya ha invertido cerca de 498.000 dólares, según el diario O Estado de Sao Paulo. Se trata de sus hijos Jair Renan, que se presenta como candidato a concejal en Balneário Camboriú, en el estado de Santa Catarina, y de Carlos, que vuelve a postularse al municipio de Río de Janeiro. Su hermano Renato es candidato a la alcaldía de Registro, localidad de 60.000 habitantes en el estado de San Pablo, donde sus padres se trasladaron en los años 60.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, en un evento para conmemorar la consolidación de la democracia en el país, un año después de que partidarios de Bolsonaro irrumpieran en el palacio presidencial, en Brasilia, el 8 de enero de 2024. Foto: Reuters

Para estas municipales se inscribieron 463.000 candidatos, la cifra más baja desde 2012. Apenas 15.000 se presentan a las alcaldías, una cifra que no se veía desde 2004. Para el politólogo de la Universidad de Brasilia Robson Carvalho es “un síntoma de la crisis de la democracia”, porque en 214 municipios solo hay un candidato a alcalde.

Con todo, para Maurício Thuswohl, de la revista CartaCapital, estas municipales son un “duelo de padrinos”. “Lula y Bolsonaro miden fuerzas en las elecciones municipales, vistas como estratégicas para fortalecer las plataformas en 2026″, asegura.