En 2014, a raíz de la toma de Crimea, el periodista y escritor estadounidense David Remnick, considerado como uno de los más agudos observadores de la Rusia contemporánea, se mostró pesimista sobre el futuro de Vladimir Putin. “Se arriesga no solo a alienarse de Occidente y de Ucrania…, sino de la misma Rusia. Su sueño de seguir en el poder hasta 2024, y de ser el más formidable constructor del Estado ruso desde Pedro el Grande, puede encallar en la península de Crimea”, vaticinó entonces.
Ocho años después, Putin no solo sigue en el poder, sino que amenaza con permanecer en el Kremlin hasta 2036, luego que el año pasado firmara una ley que le permite presentarse a dos nuevos mandatos presidenciales. Es decir, gobernar hasta los 83 años. Y a nivel internacional, el exagente del KGB -que entre 1985 y 1989 trabajó como espía para la URSS en la República Democrática Alemana- nuevamente desafía a Occidente con la invasión lanzada el jueves contra la vecina Ucrania.
Y es que, como señala la BBC, Putin ha gobernado “sin contrapesos”, convirtiéndose en uno de los líderes más fuertes y temidos del planeta. De hecho, la revista Forbes lo eligió como la persona más poderosa del mundo durante cuatro años consecutivos, entre 2013 y 2016. “El presidente de Rusia ha ejercido la influencia de su país en todo el mundo”, justificó la publicación.
En 2018, un documental de la BBC titulado Putin, el nuevo zar reveló los pormenores de su meteórica carrera. Allí, William Hague, exministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido, dice que el gobernante ruso “es un hombre que ha explotado la vulnerabilidad de dirigentes occidentales y que ha inventado nuevos tipos de guerra”.
Desde el Brexit a las elecciones de EE.UU., pasando por Siria, el líder del Kremlin parece seguir consiguiendo lo que quiere. A Putin se le culpa de haber favorecido el triunfo del Brexit en Reino Unido. Pero ha rechazado categóricamente tales acusaciones. Con todo, el columnista del diario británico The Guardian, Jonathan Freedland, escribió: “El Brexit fue un regalo temprano para un hombre que ha visto durante mucho tiempo el debilitamiento de la Unión Europea como un objetivo estratégico”.
Asimismo, Putin estuvo en el centro de la polémica electoral en EE.UU. por las denuncias de espionaje ruso al Partido Demócrata de Hillary Clinton para favorecer al republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016, según documentos filtrados de la CIA. “Trump se mostró públicamente a favor de la normalización de las relaciones ruso-estadounidenses. No podemos no apoyarlo”, dijo Putin.
De cara al conflicto ruso-ucraniano, Putin también ha puesto en aprietos al nuevo canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz. Según el diario español El País, el líder del Kremlin parece haber esperado la marcha de Angela Merkel para poner sobre la mesa sus demandas en materia de seguridad. “Muchos alemanes asocian las atrocidades cometidas por la Alemania nazi con Rusia, y no con Polonia, Bielorrusia o Ucrania, que sufrieron proporcionalmente más muertes y mayor destrucción”, apunta Rafael Loss, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Y ello ha provocado “un sentimiento de culpa” que Putin ha sabido explotar. “Poco a poco Alemania se ha colocado en una posición de vulnerabilidad frente al Kremlin”, añade el experto en política exterior y seguridad.
En cambio, con Xi Jinping la relación es distinta. Según The Wall Street Journal, Rusia y China han construido una asociación próspera basada, en parte, en un interés compartido por disminuir el poder de Estados Unidos. “Putin desplazó unidades militares de la frontera de Rusia con China, mostrando confianza en sus relaciones con Beijing. Las dos potencias, en efecto, se están coordinando para remodelar el orden global a su favor, aunque sus lazos no llegan a una alianza formal”, comenta el diario norteamericano, que destaca que Xi y Putin se han reunido 38 veces.
¿Pero cómo llegó Putin a este sitial? Marcel H. Van Herpen, director del think tank Cicero Foundation y autor de tres libros sobre la Rusia de Putin, dice a La Tercera que el presidente ruso “se convirtió en un líder sin frenos y contrapesos, porque manipuló desde el principio las elecciones, que fueron falseadas permanentemente”. “Su partido presidencial, Rusia Unida, era un foro de aplausos y no tenía poder real. La oposición en la Duma no existía. La ‘oposición sistémica’, es decir, el Partido Comunista y el Partido Liberal-Demócrata de Vladimir Zhirinovsky, votaron con la mayoría. Los oligarcas fueron domesticados durante sus dos primeras presidencias (2000-2008), cuando encarceló a Mikhail Khodorkovsky. La ‘oposición no sistémica’ (es decir, Alexei Navalny) fue envenenada y encarcelada. En resumen, así es como te conviertes en un verdadero autócrata”, comentó el experto en seguridad especializado en Rusia, Europa del Este y los estados post soviéticos.
Valery Dzutsati, profesor visitante del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Kansas, también destaca que Rusia es un país rico en recursos (petróleo y gas). “Muchos países ricos en recursos tienden a ser autoritarios. Esto está vinculado a la capacidad del gobernante y su camarilla para controlar los recursos, los ingresos, distribuirlos según sus deseos y controlar la sociedad en general. Por cierto, los precios del petróleo y gas bajo Putin fueron históricamente altos, lo que mejoró su capacidad para capturar la riqueza de la nación y controlar el país”, explica a La Tercera.
Al respecto, Dzutsati señala que, “en promedio, los rusos nunca fueron tan ricos como bajo el régimen de Putin. Desde 2013, la economía rusa se ha estancado, pero incluso entonces, el nivel de vida era significativamente más alto que en la década de 1990 y antes. Entonces, muchos rusos (bastante racionalmente) lo apoyan”.
“Debido a la riqueza de petróleo y gas de Rusia y las conexiones de Putin con los oligarcas ricos, él no tiene que depender de los impuestos para administrar el país. No hay necesidad de hacer concesiones al público si no tienes que contar con su apoyo para permanecer en el poder”, comenta a este medio Susan Hannah Allen, académica del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Mississippi.