Las potenciales amenazas a los puestos de trabajo en la era de la inteligencia artificial
Los despidos masivos en empresas del sector tecnológico marcaron el 2023 en Estados Unidos, con un estimado de 262 mil recortes en compañías de esta área, lo que ha generado incertidumbre sobre lo que deparará este año. Expertos analizan cómo impacta la irrupción de la IA, desde la experiencia internacional hasta el mercado laboral local y qué se debe potenciar para atenuar su impacto en la pérdida de empleos.
El 2023 fue un año de contrastes en el ámbito tecnológico. Estuvo marcado por rápidos avances y la masificación del uso de inteligencia artificial generativa -con herramientas como ChatGPT, lanzado por OpenAI a finales del 2022-, pero también vio despidos masivos en empresas de la industria -en muchos casos, en favor de inversión en IA-, como lo que ocurrió en Amazon, que atravesó dos olas de despidos. De hecho, el año pasado los despidos en compañías del sector tecnológico se dispararon.
De acuerdo a datos de Layoffs.fyi, sitio que rastrea despidos en la industria tecnológica, en 2023 hubo 262.682 despidos en 1.186 compañías del sector, un aumento del 59% comparado a 2022 (164.969, en 1.064 empresas). Un escenario que potencialmente podría repetirse este año: según el sitio citado, ya se han realizado 5.586 despidos en los pocos días que van de 2024.
Un reciente sondeo de ResumeBuilder en Estados Unidos -con más de 900 líderes de compañías encuestadas- dice que casi cuatro de cada 10 grandes empresas prevén despidos en 2024 (39%) -en las medianas empresas este porcentaje sube a un 42%-, mientras que más de la mitad (52%) afirmó que es probable que congelen las contrataciones. Los sectores de construcción y de software serían potencialmente los más afectados.
Dentro de las razones está la necesidad de reducir costos, la anticipación de una eventual recesión y aumentar las ganancias. Sin embargo, en cuarto lugar se menciona el reemplazo de trabajadores por IA (39%).
También el año pasado un estudio de Goldman Sachs, utilizando datos en Estados Unidos y Europa, daba cuenta de que dos tercios de los empleos estaban expuestos a algún grado de automatización por IA y que estimaban que los avances de esta tecnología podrían afectar a 300 millones de puestos de trabajo de tiempo completo.
Escenario nacional
¿Qué pasa en Chile? Según un estudio de Laborum, actualmente uno de cada tres trabajadores ocupa inteligencia artificial para sus tareas laborales (37%), y si bien casi todos los encuestados (97%) creen que es una herramienta útil, un 45% menciona que hay resquemor ante la “pérdida de puestos laborales”.
“Sumar todos estos nuevos formatos siempre es un desafío. Por un lado, se recomienda a las empresas y organizaciones que vayan promoviendo todo tipo de capacitación, justamente para que los empleados no lo tomen como un reemplazo, sino como un aliado para que la incorporación de esta nueva tecnología vaya acorde con las capacidades de los colaboradores”, afirma Diego Tala, director comercial de Laborum.
Para el gerente del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia), Rodrigo Durán, todas las revoluciones tecnológicas han generado incertidumbre en el mercado laboral y se debe tomar en cuenta que la IA no es algo nuevo, sino que ha estado presente en el mundo del trabajo hace décadas, habilitando muchos empleos. Sin embargo, reconoce que la masificación de la inteligencia artificial generativa (IAG) “sin duda es un elemento que cambia el juego”.
La ministra Aisén Etcheverry (Ciencia) coincide en que lo que ocurrió el 2023 es que se hizo “muy visible a los ojos de los ciudadanos” las capacidades de esta herramienta. “Es interesante lo que pasa con la fuerza laboral y la irrupción de las distintas tecnologías. Es un proceso que ha ocurrido con la Revolución Industrial, con la llegada de internet, con la automatización y ahora con la IA, donde efectivamente aparece como riesgo importante el del reemplazo, que es la primera aproximación. Pero también aparecen oportunidades de nuevos empleos y de mejoras en los empleos existentes”.
El Estado -dice Etcheverry- ha comenzado a trabajar en el tema desde hace varios años: “Un hito importante es la política de IA que se publicó durante el gobierno anterior, en 2021, y a partir de entonces se han hecho una serie de acciones que nos tienen hoy en una posición aventajada”. Esto, cita, de acuerdo al Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), que posiciona al país como referente regional en diferentes aspectos, como infraestructura, formación profesional, capital humano avanzado, investigación, adopción y gobernanza.
El subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo, sostiene que “esto hay que colocarlo dentro de un contexto de transformaciones mayores, donde la clave ha sido la creciente incorporación de procesos de robotización e informatización y que, por supuesto, han ido afectando las distintas ocupaciones, habilidades, competencias que se requieren para insertarse en el mercado laboral”. En ese sentido, recalca que se elaboró una nueva estrategia de prospección laboral para determinar cuáles son las ocupaciones, habilidades y competencias que el país va a requerir en los próximos años y “a partir de eso generar políticas públicas que enfrenten estas transformaciones”.
Boccardo cuenta que se está avanzando en la modernización de los organismos del ministerio y en la modernización de la Bolsa Nacional de Empleo que va a permitir hacer más eficiente la búsqueda de puestos de trabajo: “También se están realizando esfuerzos de diálogo social tripartito, donde los propios actores puedan ir levantando sus requerimientos y, finalmente, también el fortalecimiento de Sence, Chile Valora, la Bolsa Nacional de Empleo, con el objetivo de ir construyendo una institucionalidad más resiliente”, dice.
Ocupaciones en “riesgo”
Este año, cuenta el gerente de Cenia, LinkedIn publicó un estudio que agrupa distintos trabajos y ocupaciones en EE.UU., analizando la probabilidad de que la IA generativa los impacte (de forma positiva o negativa). En las conclusiones, definen tres grandes campos: “Los ‘aislados’ son los que no tienen mucha interacción con la IA, por ejemplo, un vendedor de bienes raíces; después tienes aquellas que tienen pocas competencias complementarias con la IAG y muchas competencias practicables por esta tecnología, que son las que están en riesgo, aquí están bibliotecarios, asistentes administrativos, traductores, editor de imágenes, entre otros; finalmente, tienes los que son ‘potenciados’, quiere decir que si bien tienen labores que son reemplazables por la IA también tienen muchas tareas que son potenciables, por ejemplo, un diseñador UX”.
Durán adelanta que están trabajando junto a LinkedIn en un ejercicio similar para la segunda versión del Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial, que se publicará en agosto de este año. El objetivo es también determinar cuáles ocupaciones se verán potenciadas o amenazadas en la región, y también específicamente en Chile.
Ahora, agrega que las áreas que se verán más afectadas dependen también de “qué industrias o sectores económicos tomen el liderazgo en adoptar estas tecnologías. Las que se adelanten hoy están en mejor pie para prepararse para ese efecto”.
Acciones a futuro
El año pasado, la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio (AmCham) publicó dos estudios sobre la evolución del trabajo en el país con la introducción de estas nuevas tecnologías. Una de sus principales conclusiones hace hincapié en la necesidad de que las personas desarrollen nuevas habilidades y competencias. “La disrupción de nuevas tecnologías y la inteligencia artificial están desafiando a la educación, la cual debe estar a la vanguardia y al día con estos nuevos desafíos”, dice su gerenta general, Paula Estévez. Habilidades, agrega, con foco en la flexibilidad de aprendizaje, adaptación, pensamiento analítico y liderazgo.
“Una de las principales oportunidades es visibilizar las opciones de trabajo, facilitar el acceso y uso de herramientas de capacitación y fortalecer la inserción y reinserción laboral digital. Para ello es necesaria una colaboración del sector público, privado, academia y sociedad civil, que fomenten el modelo STEAM a través del desarrollo de políticas públicas que habiliten el desarrollo del talento digital en Chile”, agrega Estévez.
Por su parte, el subsecretario Boccardo reafirma que el tema no sólo se debe reducir a pensar que hay que capacitar “programadores”, sino que también estas transformaciones demandan otro tipo de competencias complementarias. En ese sentido, “el ejercicio prospectivo que hacemos tiene que ser permanente, pero estimamos que vamos a estar en un proceso que va a demandar varios años de incorporación de estas nuevas habilidades y competencias. Por lo tanto, la clave es tener una estructura de política pública resiliente, que anticipe estos cambios”.
Durán, en tanto, afirma que las habilidades que eran necesarias para IA hace cinco años son totalmente distintas a las de hoy y que, en ese sentido, “no basta solamente con tener un sistema robusto de capacitación, sino que también tienes que tener un sistema de identificación de cuáles son las competencias que vas a necesitar y, en el mundo ideal, ser capaz de adelantarte a eso”. Además de cambiar la lógica de formar personas en trabajos fijos para pasar a desarrollar competencias.
Sin embargo, el gerente del Cenia recalca que los efectos de esta tecnología no van a ser de un día para otro. “Va a ser paulatino y estamos en buen pie ahora para tomar las decisiones necesarias para enfrentar y habilitar a la fuerza laboral en Chile. Aún vamos lento, pero no estamos tarde”.
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