Cuando la abogada Leslie Sánchez -experta en cupo del PPD- cuenta su trayectoria parte diciendo que estudió en un colegio público de Puente Alto, que estudió Derecho en Concepción, donde luego trabajó en la Municipalidad de San Pedro de la Paz.
También dice que vivió en Iquique cuando fue directora de Derecho en la Universidad de Tarapacá y en Viña del Mar debido a todos los años en que ha sido asesora legislativa.
Esta semana terminó de trabajar como asesora del Ministerio del Interior. Previamente ejerció el mismo cargo con el senador Ricardo Lagos Weber. Militó 17 años en el PPD, pero renunció al partido cuando intentó ser defensora de la Niñez. Se define como una persona que cree en los partidos políticos. Por eso, en 2021 volvió a fichar por uno, pero esta vez por el Partido Liberal.
Es magíster y doctora en Derecho, posgrado en el cual se especializó en Estado de Derecho, gobernanza global y derecho parlamentario. En esta entrevista aborda los énfasis que pondrá en lo que, a su juicio, es el tercer proceso constituyente.
¿Qué correcciones cree que necesita el actual sistema político?
El texto tiene que generar incentivos para diseñar un sistema político y democrático que funcione de buena manera, que permita llegar a grandes acuerdos y resolver las necesidades de la ciudadanía. Muchas veces se mira el sistema político solo desde el régimen parlamentario, presidencial o semipresidencial, pero omitimos dos grandes factores. Uno de ellos es el sistema de partidos, es decir, cuántos actores quieres que jueguen en la cancha, si va a haber mínimos para considerar a los actores y cómo participan de la conformación del Congreso. Junto con eso, es muy importante el sistema electoral. Si el sistema electoral define premiar listas, personas, programas, eso para mí es fundamental. Si no logramos conjugar estos tres elementos, ningún sistema político es el adecuado por sí solo. A esos tres elementos hay que agregarle que se tiene que conocer la historia y cultura política del país. La ciudadanía tiene referentes, formas de votar, autoridades a las que está acostumbrada a escuchar y en base a eso hay que construir lo que venga.
¿Es partidaria de instalar umbrales mínimos o barreras de entrada a los partidos para disputar escaños en el Congreso?
No podemos descartar ninguna estrategia, principio ni fórmula. El diálogo tiene que ser abierto, fraterno y tolerante. Un desafío es lograr que el texto constitucional evite la fragmentación política, que es lo que nos impide llegar a grandes acuerdos. Eso tenemos que prevenirlo a través de algunos elementos o principios constitucionales.
Una de las características de la propuesta de la Convención es que era un texto feminista, ¿le gustaría que el texto del Consejo también lo sea?
Haría ahí un análisis previo antes de contestar esa pregunta. El proceso anterior tuvo mucho de la denominada política identitaria, donde se trataron de plasmar de manera un tanto abrupta ciertas banderas de luchas muy identitarias y que no siempre permitió ver la globalidad, la generalidad y cómo estas identidades, que son relevantes y por cierto necesarias, tienen que reflejar la realidad de un país completo. Dicho eso, me parece que hay elementos en la sociedad chilena que ya han sido debatidos y creo que están relativamente zanjados. Hablar de una democracia paritaria hoy día ya es una base mucho más consensuada que antes. Desde esa vereda nos tenemos que parar. Hoy día los sectores conservadores y nosotros, los sectores progresistas, entendemos claramente que principios como la igualdad de derecho entre hombres y mujeres tienen que quedar plasmados en el texto constitucional.
¿Cuál es la bajada que hace de la base institucional que define a Chile como un Estado social y democrático de derecho?
Yo me alegro con el hecho de que sea una base, es algo tremendamente positivo. Yo soy muy respetuosa de las 12 bases. Hay que cumplirlas tanto en la literalidad como en el espíritu y de buena fe. En el debate le iremos dando cuerpo, pero el Estado social y democrático de derecho es lo que ha sido siempre, es decir, un Estado que camina o al menos mira el bienestar de las personas por sobre cualquier otra cosa.
¿De qué cree que dependerá el éxito del Consejo?
Me encantaría que este fuera el año en que se cierre el proceso constitucional chileno. Si nuestra democracia, los actores y actrices que vamos a formar parte de este proceso entendemos nuestra responsabilidad histórica, es decir, que debemos dotar al país de un nuevo texto constitucional para dar inicio a un nuevo ciclo, estamos desde una premisa inicial bastante positiva. Tenemos que actuar con la máxima responsabilidad, con absoluta seriedad, coherencia, respetando la historia y cultura de este país y otorgando un texto que sea responsable desde lo económico, pero principalmente que entregue seguridad y certeza a la ciudadanía. Si logramos cumplir esos objetivos la ciudadanía va a mirar este proceso con buenos ojos.
¿Qué responde a quienes han puesto en duda su calidad de experta, como por ejemplo el abogado Hernán Corral?
Cuando hablo de ser responsable es precisamente no entrar en ese tipo de discusiones. Respetando la opinión de todos y todas, no entraría ni a calificarla ni a cuestionarla, ni siquiera a contestarla. Nuestro rol es tratar de llegar a los mejores acuerdos para redactar un texto constitucional que la gente adhiera.