A un día de asumir la Presidencia de Argentina, las dificultades que tendrá que afrontar Javier Milei y La Libertad Avanza ya están delineadas, al menos de forma inicial. Allí, una mezcla de herencia económica de las administraciones pasadas se entremezcla con desafíos propios, como lo es el ser una colectividad con poco más de dos años de vida.

Los inevitables problemas financieros, con la inflación como el factor más repetido, se cruzan con un mandatario que no contará con ningún gobernador de su bloque en las provincias debido a la incapacidad de La Libertad Avanza de traspasar la popularidad de Milei a sus candidatos durante las generales de octubre, además de la minoría parlamentaria en el Congreso y un gabinete que sumará representantes del macrismo, ya instalado en el gobierno libertario.

Inflación

A la espera de la cifra oficial de noviembre, Argentina arrastra una inflación interanual del 142%, la cifra más alta desde principios de la década del 90. A diferencia de Mauricio Macri, expresidente que gobernó entre 2015 y 2019 y que llegó al poder prometiendo cambios para recién a mitad de mandato tras culpar al kirchnerismo de que no se podía antes debido a lo que había heredado –y terminar con una inflación acumulada del 293,5%–, Milei propone una estrategia diametralmente contraria.

Un cliente paga por carne de cerdo en un mercado local en Buenos Aires, en marzo de 2023. Foto: REUTERS.

“No hay plata”, fueron las palabras del mandatario electo durante una entrevista posterior a su victoria. Admite que serán dos años duros, que habrá “estanflación” y que trabajará para, “en un lapso de entre 18 a 24 meses, terminar con la inflación”.

En opinión de Orlando D’Adamo, especialista argentino en comunicación política, “el primer desafío económico es reducir la tasa de inflación que erosiona los salarios. Con un agravante, y es que la experiencia indica que detener este ritmo de crecimiento de los precios, aun actuando de manera eficaz, llevará muchos meses. Es decir, en el corto plazo no se verán resultados palpables para el bolsillo de las personas. Es más, habrá seguramente aumentos masivos en el valor de los servicios públicos”, detalló a La Tercera.

FMI

La historia entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) data de hace décadas, pero la reciente está directamente ligada al ahora aliado de Javier Milei, el expresidente Macri. Un préstamo de 44.000 millones de dólares entregados en 2018 al fundador del PRO es materia central de las finanzas nacionales.

En este tema, Milei partió con el pie derecho gracias a su inminente política del ajuste, lo que se graficó en una de las reuniones del mandatario electo con funcionarios del FMI durante su viaje a Estados Unidos. Allí, el organismo internacional se comprometió a apoyar los “esfuerzos” del gobierno entrante para solucionar la crisis económica, considerando que la deuda actual ronda los US $46.000 millones.

Miembros de organizaciones sociales marchan hacia el Ministerio de Desarrollo Social para protestar contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el 28 de noviembre de 2023. Foto: REUTERS.

Para D’Adamo, “aunque la deuda con el FMI es muy importante, parece más gestionable a partir de la buena voluntad del organismo internacional y del tremendo ajuste en el gasto público, política siempre requerida por el Fondo, que prepara el nuevo Presidente”.

Valor del dólar

La situación cambiaria es otro de los dolores de cabeza en el ámbito económico. La presencia de múltiples dólares y la propuesta –que parece cada vez más soterrada– de la dolarización de Javier Milei, hacen de la divisa estadounidense un factor importante de cara a los próximos cuatro años de gestión libertaria.

Esta semana, Guillermo Francos, quien posiblemente será el ministro de Interior, señaló que un “valor razonable” del dólar oficial, actualmente cercano a los 361 pesos argentinos, sería entre 600 y 650 pesos. El blue, en tanto, ronda los 990.

Según los últimos datos disponibles en el Banco Central, que Milei quiere dinamitar, el órgano cuenta con reservas internacionales brutas por US $21.500 millones, lo que equivale al monto más bajo desde marzo de 2006, detalló el medio Chequeado.

Julio Burdman, politólogo trasandino, planteó que posiblemente el primer desafío para la administración Milei será el tema cambiario, donde, “va a ir hacia una mayor liberalización del mercado cambiario, y eso va a tener impacto inflacionario”.

Pobreza

De la mano con todos los indicadores económicos adversos, y probablemente como consecuencia, aparece la pobreza. Según la última medición del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, durante el tercer trimestre de 2023 la pobreza alcanzó al 44,7% de la población, lo que se traduce en más de 20,8 millones de ciudadanos argentinos. Según consignó Clarín, del total, un 9,6% son indigentes, es decir, 4,4 millones de personas.

Allí, la duda que queda flotando es cómo una propuesta libertaria que aboga por la disminución del Estado a su mínima expresión podrá sostener su proyecto de eliminar la asistencia social en este escenario. “Cuesta imaginar un corte abrupto de las ayudas gubernamentales a los sectores más vulnerables, pero intentará hacerlo. Y cuando lo haga, esa será otra fuente de conflictos”, planteó Orlando D’Adamo.

Personas sin hogar duermen en una acera de Buenos Aires, en septiembre de 2023. Foto: AP.

Pero el propio Milei prometió recientemente que la cartera de la que dependen los planes sociales, el Ministerio de Desarrollo Social, será la única con “billetera abierta” para “dar contención a los caídos”.

Riesgo de protestas

La suma de los puntos previos, más el antecedente de que todos los exmandatarios no peronistas en el poder enfrentaron numerosos paros nacionales durante sus gestiones, posicionan a las protestas sociales como una posibilidad y un desafío, especialmente para un gobierno calificado como de extrema derecha por la izquierda y que, de todos modos, está más a la derecha que lo que fue Juntos por el Cambio.

Julio Burdman añade a la discusión el factor despidos, el que podría afectar especialmente al sector público. “Creo que va a haber medidas inmediatas en la Administración Pública Nacional, o sea, el Estado federal, con despidos y la no renovación de contratos, y eso va a tener reacciones, sobre todo en estos sectores afectados. Me imagino sobre todo protestas de estos espacios, no tanto de otros”. Un dato no menor, según La Nación, es que las prestaciones sociales, indexadas por la inflación pasada, sumado a los salarios del sector público, equivalen a más del 50% del gasto del Estado nacional.

Provincia y coparticipación

En un país federal como lo es Argentina, la coparticipación es clave para la repartición de fondos a las provincias, y una de las ideas que rondó en el libertarismo fue la eliminación de esta figura. “Hay que terminar con el sistema de coparticipación. Hay que barrerlo”, dijo Milei en un canal de televisión durante octubre, luego de hacer una cuestionada comparación con la violación de mujeres. Posteriormente, señaló que “no podría modificar la coparticipación”, puesto que tendría que ser aprobada por el Senado por unanimidad, lo que se ve improbable con la composición actual.

Al respecto, D’Adamo señaló que “el Estado nacional suele girar fondos de los impuestos nacionales –les corresponde una parte– a las provincias. Esto se verá posiblemente afectado si hay una política de achique grande del gasto público. Aunque es también una herramienta de control para el Ejecutivo, ya que sin esos aportes, algunas de esas provincias no podrían pagar los sueldos del personal, y esto podría negociarse por apoyos en el Congreso”.

Cohesión en el oficialismo

Casi inmediatamente después de su derrota en primera vuelta, Patricia Bullrich, Mauricio Macri y parte del PRO volcaron su capital político hacia un apoyo a Javier Milei. Hoy, la excandidata figura como la próxima ministra de Seguridad, y el exmandatario posicionó nombres suyos en puestos claves. Pero hay más, cree Julio Burdman. “Va a ser más complejo que eso, porque no creo que haya simplemente libertarios y macristas en este gabinete”, detalló.

“El kirchnerismo se corre más a la izquierda con Cristina y se instala la idea de que todo el peronismo se había corrido a ese lado, pero lo que se estuvo soslayando en Argentina durante mucho tiempo, es que una parte importante del peronismo seguía teniendo un espíritu más cercano a lo que había sido la etapa de Carlos Menem. Me parece que algo de eso está presente en Milei”.

El exgobernador del Banco Central de Argentina y actual nominado para dirigir el Ministerio de Economía, Luis Caputo, en mayo de 2018. Foto: REUTERS.

De hecho, el propio mandatario electo “en más de una ocasión expresó afinidad con la corriente menemista dentro del peronismo, pesa a que estaba desarticulada. Muchas veces dijo que para él, Menem fue el mejor presidente de la historia argentina”, añadió Burdman.

El sobrino del expresidente, Martín Menem, será el presidente de la Cámara de Diputados, en un ejemplo de que la convivencia dentro del bloque será más compleja de lo que pareciera a primera vista.

Gobernabilidad y el Congreso

La alianza con parte del PRO, que dejó en vilo a Juntos por el Cambio, tampoco es suficiente para gobernar en solitario. “No la tiene nada fácil el nuevo presidente: carece de diputados y senadores. Tiene apenas 35 de 257, y 7 de 72, respectivamente, lo que lo obliga a llegar a acuerdos para sacar las leyes que desee o, incluso, lograr que el Congreso siquiera sesione”, explicó a este periódico Orlando D’Adamo.

Si bien fue un salto importante el que La Libertad Avanza dio durante las recientes elecciones, aún están lejos de las cifras de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, que tampoco tienen mayorías absolutas. La negociación entre los bloques, por tanto, será clave ante la tormenta de leyes que Javier Milei ya anunció que enviaría al Congreso apenas asuma.

Cumplimiento de promesas

La moderación, el gobernar con la “casta” –como el propio mandatario electo llamaba a sus rivales que han trabajado en la política– y tener que ceder en ideas que antes parecían inamovibles, son algunos de los desafíos que Milei deberá sortear no con la oposición, sino que con su núcleo duro de seguidores. Ese 30% de los votos que lo acompañó en las primarias, que se repitió en las generales y que formó parte del resultado final del balotaje.

“La casta tiene miedo”, gritaban sus seguidores y el propio Milei durante los mítines. Hoy, parte de esa casta se apresta para gobernar a su lado. La gran interrogante es cuánto tiempo y accionar le permitirá como “luna de miel” su núcleo duro, aunque la pregunta también se extiende hacia el ámbito económico, los votantes que llegaron desde el PRO y la propia oposición.

“Cuando se avance con medidas laborales, privatizaciones de empresas públicas o se lleve a cabo una austera política de ajustes salariales, habrá conflictos con los sindicatos y seguramente se darán muchas huelgas que afectarán la vida cotidiana”, vaticinó D’Adamo.

Y añadió: “Carece de gobernadores de su partido y el núcleo duro de sus votantes, es decir, aquellos que lo votaron en la primera vuelta, es de poco más del 30%. O sea que tiene que tomar medidas de shock rápidamente y mostrar que no titubea para mantener el apoyo popular. Si, en cambio, la inflación no cede; aumenta el desempleo y las huelgas; y los cortes de calle y las manifestaciones tensan el humor social, las cosas se le van a poner muy difíciles”.

Relaciones internacionales

Desde amenazar con no hacer negocios a nivel estatal con China hasta llamar “comunista” o “empobrecedor” a mandatarios en ejercicio, en el caso de Lula da Silva y Gabriel Boric, de Brasil y Chile, respectivamente, la escena internacional es una interrogante y un desafío. Los dos primeros países son los principales socios económicos de Argentina, y el tercero es uno de sus vecinos.

El Presidente de Chile, Gabriel Boric, y el mandatario electo de Argentina, Javier Milei. Archivo.

En opinión de Julio Burdman, la forma en que Milei se desenvuelva como mandatario en un escenario internacional es una “interrogante”, porque “una cosa es lo que se dice durante la campaña, y otra es lo que pasa en el gobierno”.

Si bien prevé que habrá “aspectos muy desafiantes” en las relaciones bilaterales, “muchas veces se termina imponiendo la realidad”, y la verdad es que un país como Argentina “no puede hacer lo que quiere”, por lo que el gobernante entrante deberá “manejar sus relaciones exteriores en función de una trama de intereses que es mucho más compleja que la voluntad de un gobierno”.