Los mil millones de “el lanza VIP”
Por 25 años Fabián Ahumada Merino (54) se dedicó a robar joyas en Estados Unidos para traerlas a Chile y venderlas a su importante cartera de clientes. Aquello le generó un millonario patrimonio que blanqueó por años en dos deslavadas carnicerías del barrio Franklin.
Agosto de 2019. Un ciudadano argentino estaba en el metro de Nueva York, en Estados Unidos, cuando fue víctima del robo de su billetera. ¿El autor? Un chileno: Fabián Enrique Ahumada Merino (54).
Ese no era el primer delito de Ahumada en territorio norteamericano, donde delinquía, al menos, desde 1997. A partir de esa fecha realizó 16 viajes sólo a EE.UU., donde sus estadías se extendían hasta por once meses. El tiempo invertido era extenso, pero el retorno de sus actividades ilegales por Nueva York era retribuido con jugosas ganancias.
El subcomisario de la Brigada Investigadora de Lavado de Activos (Brilac) de la PDI, Óscar Gutiérrez, asegura que Ahumada “se dedicaba a cometer delitos contra la propiedad, es decir, era carterista, robaba casas, etc. Se robaba cosas de alto costo, tipo joyas, relojes y otras especies. Luego, todo esto lo ingresaba a Chile como contrabando”.
En uno de sus últimos viajes, en 2019, “el Fabi”, conoció a otro delincuente chileno en el barrio de Queens, en Nueva York, concretando una pequeña, pero lucrativa sociedad delictual. Ambos recorrían la ciudad mirando a quiénes serían sus víctimas y, luego, en cosas de segundos, se hacían de botines millonarios.
En una billetera que ambos robaron al turista en el metro neoyorkino encontraron una tarjeta de crédito. Para lograr comprar ilícitamente con ella, falsificaron también el pasaporte de su víctima. Hecho eso, compraron dos relojes Richard Mille, por un total de US$ 380 mil, lo que en plata chilena se traduce en unos $ 311 millones.
Con todo lo robado en el extranjero, según consta en la investigación, Ahumada acumuló un patrimonio de $ 1.441 millones.
El fiscal jefe de la Fiscalía de Pudahuel, Eduardo Baeza, asegura que los clientes del lanza internacional “dado el nivel de especies que traía, eran personas obviamente con un poder adquisitivo relevante”.
Un aterrizaje forzoso
Las visitas de “el Fabi” se extendieron hasta 2020 cuando fue deportado desde EE.UU. por el robo de la tarjeta de crédito. Sin embargo, igual logró enviar por contrabando, los cuantiosos relojes que había comprado.
Ya en territorio nacional, los artículos encontraron un comprador: Luis Augusto Vásquez, hijo del reconocido empresario gastronómico “Don Augusto”. Según antecedentes del caso, el comprador adquirió los relojes en cerca de $ 100 millones.
El destino de estos artículos nuevamente estaría en el extranjero, pues serían revendidos a Brasil, por medio de dos personas, que fueron detenidas mientras intentaban salir del país con los relojes.
Según pudo conocer La Tercera Sábado, estos antecedentes hoy forman parte de la investigación que persigue la Fiscalía por la compra y venta ilegal de relojes de lujo en Chile.
Ya en territorio nacional, Ahumada comenzó a delinquir localmente ante la imposibilidad de viajar por la pandemia. El 2021 fue formalizado por fraude de tarjetas y por estar ligado a personas que obtenían permisos de circulación falsificados en la Municipalidad de Pichilemu.
Ese mismo año, la Unidad de Análisis Financiero (UAF) reportó a la fiscalía transacciones sospechosas. Entre 2015 y 2020, detectó depósitos en efectivo de más de $ 100 millones, US$ 126.409 y $ 61.594 euros, los que sumaron más de $ 700 millones.
Para no levantar sospechas, Ahumada utilizó a sus hijos Ángelo Ahumada Contreras (32) y Fabián Ahumada Castro (25) para inscribir bienes raíces, automóviles y la botillería “Destragos” en Vitacura, la que finalmente nunca funcionó.
Pero también comenzó a invertir en la empresa de su primo Luis Tobar Merino (53), quien es propietario de dos carnicerías “Santa Ema” en el matadero Franklin.
La caída de un “imperio”
La estela delictual que había dejado Ahumada ya era seguida por la fiscalía y la PDI. La falsificación de licencias y los fraudes bancarios dieron paso a la investigación por la venta e internación de los relojes en Nueva York, además de las alertas económicas.
Todo aquello configura, asegura el fiscal Baeza, “delitos bases de la ley de lavado de activos, particularmente el delito de asociación ilícita, contrabando de especies que tenían un impuesto al lujo y uso fraudulento de pagos”.
Por orden del Ministerio Público, la Brilac y un grupo operativo de la Jefatura Nacional Contra Robos y Focos Criminales de la PDI, comenzaron una investigación en contra de Ahumada. Por meses, los funcionarios realizaron seguimientos e intervinieron sus comunicaciones, las que revelaron las operaciones fraudulentas de la familia.
“Fabián Ahumada no sabía hacer algo más que dedicarse a este tipo de delitos, mantenía una vida de lujo, con muchos bienes que durante muchos años fue adquiriendo”, explica el subcomisario Gutiérrez.
La madrugada del 27 de diciembre, la PDI allanó siete domicilios, detuvo a Ahumada, sus dos hijos y al primo. Junto con eso, requisaron dinero, relojes, bolsos y carteras de la marca Louis Vuitton avaluados en más de $ 20 millones y relojes. Ahumada era fanático de esta marca, de hecho entre los antecedentes que se manejan, había compras únicas en esa tienda por más de 4 mil dólares.
Junto con eso, se incautaron más de 13 vehículos, uno de ellos avaluado en casi $ 100 millones. También se requisaron cuatro inmuebles, los que suman un total de $ 900 millones.
Quienes conocen de la detención, aseguran que “el lanza VIP” se encontraba tranquilo hasta que fue llevado a los calabozos, donde se enteró de lo que más temía: el arresto de sus hijos. Tras las rejas, “el Fabi” se quebró. Después de todo, sus viajes, Nueva York y el lujo, ya no existían.
Imágenes del allanamiento:
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