Después de una pausa de dos años producto de la pandemia del coronavirus, los comercios en la Plaza del Pesebre en Belén han comenzado retomar el ajetreo tradicional de estas fechas.
Ya regresaron los grandes grupos de turistas que han copado los hoteles y recorren en masa sus calles angostas, comprando rosarios, pesebres o comiendo falafels y tomándose un café para sortear el frío en los restaurantes de la famosa plaza en la que, según la Biblia, nació Jesús.
Elias Arja, director de la asociación de hoteles de Belén, dijo a The Associated Press que los turistas tienen hambre de visitar los sitios religiosos de Tierra Santa después de sufrir cierres y restricciones de viaje en los últimos años. Él espera que el repunte continúe hasta el próximo año.
“Esperamos que 2023 esté en auge y que el negocio sea excelente, porque todo el mundo, y especialmente los turistas religiosos cristianos, quieren regresar a Tierra Santa”, indicó Arja, propietario del Hotel Bethlehem.
Ubicada en Cisjordania, a unos 10 kilómetros al sur de Jerusalén, Belén cae principalmente bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina. Pero dado que Cisjordania no tiene su propio aeropuerto, los turistas extranjeros que viajan a la ciudad bíblica deben ingresar por el aeropuerto Ben Gurión, en Israel. Los visitantes de la temporada navideña llenaron las calles de Belén por última vez en 2019. Se mantuvieron alejados en 2020 y 2021 debido a la pandemia. El Ministerio de Turismo de Israel espera unos 120.000 turistas cristianos durante la semana de Navidad.
Eso se compara con su máximo histórico de alrededor de 150.000 visitantes en 2019, pero es mucho mejor que el año pasado, cuando los cielos del país estaban cerrados para la mayoría de los visitantes extranjeros. Como lo ha hecho en el pasado, el ministerio planea ofrecer buses de enlace especiales entre Jerusalén y Belén en la víspera de Navidad para ayudar a los visitantes a ir y venir.
El alcalde de Belén, Hanna Hanania, dijo a AP que “si Dios quiere, volveremos este año a donde estaban las cosas antes del coronavirus”.
Añadió que unas 150.000 personas asistieron a la reciente iluminación del árbol de Navidad. “La recuperación ha comenzado”, agregó.
Los visitantes regresan a Belén al final de un año violento. Los combates dejaron 150 palestinos y 31 israelíes muertos en Cisjordania y Jerusalén Oriental. Eso convierte a 2022 en el año más mortífero en el conflicto desde 2006.
Bassem Giacaman, propietario de tercera generación de Blessing Gift Shop, fundada en 1925 por su abuelo, dijo que la pandemia fue mucho más devastadora para su negocio que la violencia y las tensiones políticas y sostuvo que le llevará años recuperarse. Una vez tuvo 10 personas trabajando para él. Hoy, emplea a la mitad de ese número, a veces menos, según la demanda.
“La (situación) política sí afecta, pero nada importante”, dijo Giacaman. “Lo hemos tenido durante 60-70 años, y continúa durante un mes, luego se detiene y los turistas regresan”.
Sin cristianos en Belén
Pese al retorno de los turistas, en la cuna del cristianismo, la población cristiana palestina está desapareciendo a un ritmo alarmante.
Entre 1922 y 2017, la población cristiana palestina se redujo de 70.000 a 47.000, según datos del censo de la Autoridad Palestina. En Belén, la población cristiana disminuyó del 84% en 1922 al 22% en 2007, reveló una encuesta de 2020 realizada por el Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas y el Proyecto Philos. Los cristianos palestinos, que ahora representarían menos del 1% de la población de Palestina, continúan emigrando de Cisjordania y Gaza a regiones con mayor estabilidad económica y política.
El estudio enumeró una serie de razones que han provocado la emigración de los cristianos palestinos: inestabilidad política interminable, problemas con los permisos de residencia tanto para las parejas casadas como para el clero cristiano, espacio limitado para que la comunidad cristiana se expanda en Jerusalén, desilusión con el proceso de paz y problemas económicos debido a las restricciones de viaje.
Un ejemplo de lo anterior es lo que ocurre con los miembros de la comunidad cristiana de Gaza, que deben esperar por un permiso de viaje concedido por Israel.
Este año, Israel ha aprobado el viaje de casi 600 cristianos palestinos de Gaza, según COGAT, una unidad del Ministerio de Defensa israelí que coordina las cuestiones civiles con los palestinos.
Pero los palestinos afirman que la asignación de permisos por parte de Israel niega a muchas familias la rara oportunidad de salir de la franja y viajar juntas, porque los permisos no siempre se conceden a todos los miembros de la familia.
“Es una tragedia cuando la madre o el padre obtienen un permiso y no los hijos o al revés. Eso significa que no se puede viajar y que no hay celebración”, dijo a Reuters Suhail Tarazi, director de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Gaza.
“Este sufrimiento afecta a muchas familias y se repite todos los años”, declaró Tarazi durante la celebración del encendido del árbol en la ciudad de Gaza, el 10 de diciembre.
COGAT afirmó que las acusaciones eran una “absoluta mentira” y que este año había denegado unas 200 solicitudes de cristianos por motivos de seguridad. Se calcula que entre los 2,3 millones de habitantes de Gaza hay unos 1.000 cristianos, la mayoría griegos ortodoxos que celebran la Navidad en enero.