Si hace 30 años casi la totalidad de las niñas, niños y adolescentes en Chile vivían con ambos padres (un 98%), en la actualidad se ha visto una transformación significativa en esta configuración: en 2022, el porcentaje de niñez en hogares biparentales disminuyó a un 69%.
Así lo muestra el Mapa de la Niñez del Observatorio Niñez -una iniciativa de la Fundación Colunga y de Unholster, con el apoyo de la Subsecretaría de la Niñez-, y que busca proveer y visibilizar los datos en una plataforma interactiva para aportar a la discusión de políticas públicas en esta materia.
Para el director de Data Science de Unholster, Cristóbal Huneeus, la temática de la niñez debiese situarse como una prioridad en el debate actual. “Para tomar decisiones acertadas en este tema resulta crucial analizar con precisión el panorama general y para eso los datos, métricas y la información objetiva tienen un papel fundamental”.
“Parte de nuestro trabajo consiste en procesar y cruzar la mayor cantidad de microdatos para ofrecer una representación fiel de la realidad que experimentan niñas, niños y adolescentes en Chile”, agrega. Estos análisis se desarrollaron a través de una estandarización de información obtenida de las encuestas Casen y Censo.
Esperanza Cueto, presidenta de Colunga, destaca que esta iniciativa y la alianza con la subsecretaría permitirán una mejor implementación de las futuras políticas públicas a la luz, por ejemplo, de la Política Nacional de Niñez y Adolescencia 2024-2033.
“Es una tremenda oportunidad. Ahí se va a jugar el partido de cómo la ley y la regulación van a tener que necesariamente hacer programas basados en evidencia, políticas alimentadas por data. En ese sentido, el Observatorio y el Mapa de la Niñez van a poder ser herramientas virtuosas en ello”, afirma.
La subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva, complementa diciendo que para la elaboración de esta política “la información que entregue el Observatorio Niñez será de mucha utilidad, y la construcción de mapas de infancia permitirá identificar zonas y grupos a los cuales hay que entregar un apoyo inmediato y a veces reforzado”.
Configuración de hogares y pobreza
De acuerdo a las cifras, en 1990 los niños en hogares nucleares biparentales -es decir, el núcleo conyugal e hijos- disminuyeron significativamente: pasaron de representar un 76,6% a un 56,9% el año pasado. Y en los hogares extensos biparentales -padres, hijos y otros miembros- se repitió la tendencia, disminuyendo de un 21,7% a un 12,5%. Es decir, hubo una baja desde el 98,2% de niños en hogares biparentales (nuclear y extenso) a un 69,4%, es decir, casi 30 puntos porcentuales.
En la otra vereda, hace 30 años un 0,7% de los menores de 18 años vivía en hogares nucleares monoparentales -madre o padre con sus hijos-, mientras que en 2022 este porcentaje subió 19 puntos (19,6%). En tanto, las NNA residentes en hogares extensos monoparentales pasaron de un 1% a un 11%.
Con ello, el total de NNA en hogares monoparentales (nuclear y extenso) subió de 1,7% a un 30,6%.
Una información que, para Cueto, resulta crucial para evaluar la pertinencia y oportunidad de los programas actuales. Explica, por ejemplo, que “los hogares con NNA monoparentales tienen mayores necesidades de apoyo, tanto por las mayores dificultades que tienen estos hogares para satisfacer necesidades básicas, como los diferentes desafíos que implican el cuidado en contextos de bajos ingresos”.
En muchos de estos casos, dice, se ve “una mayor proporción de situación de pobreza de ingresos. En esos hogares, el 91% presenta jefatura femenina del hogar, entonces uno se imagina las políticas que se pueden implementar observando sólo esas características”. Y entrega otro dato: “Hoy tenemos casi medio millón de niños que viven en pobreza”.
Mapa de la Niñez
Según explica el director de Data Science de Unholster, el sitio -que se lanzará este fin de semana- se enriquecerá progresivamente con más información e indicadores.
En su etapa inicial, dice, además de la distribución de NNA por tipo de hogares, también entrega información sobre el impacto del fenómeno migratorio en la niñez y su distribución geográfica.
Huneeus advierte, sin embargo, que para este tipo de proyectos “es fundamental que el Estado disponga de métricas e información relevante que pueda enriquecer los análisis vinculados a la niñez. Sin datos y sin mediciones adecuadas, carecemos de la base necesaria para desarrollar políticas que se ajusten a las verdaderas necesidades de la población”.
Cueto comparte que “se debe crear un sistema integrado de datos del Estado para analizar distintas fuentes de información, para dotar de mayor pertinencia y sustento las políticas públicas. Eso nos permitiría, definitivamente, avanzar en la elaboración de mejores políticas en general y sociales en particular”.
La subsecretaria Silva agrega que si bien se ha avanzado en la recolección de información y su sistematización, aún hay “importantes desafíos para entrelazar la información y así poder plantear políticas más pertinentes y con una visión menos parcelada”.