Fue uno de los principales rostros del proceso de la fallida Convención Constitucional. Marcos Barraza -quien ahora es el jefe de gabinete de la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler- entrega sus argumentos para justificar la postura del PC por el “En contra” y asegura que, de ganar esa opción en el plebiscito, su partido no continuará durante este gobierno impulsando una nueva Carta Magna.
En todo caso, asegura que no significa una derrota ideológica.
En su sector dicen que es una propuesta partisana, ¿cuáles son sus razones para rechazar el texto?
Las propuestas que los republicanos impulsaron fueron, en términos de análisis estratégico, altamente regresivas. En la interrupción del embarazo en tres causales, cambiar el que por el quien, en los hechos lo que está habilitando es una regresión legislativa. Imponer la objeción de conciencia en términos amplios posibilita que las personas tengan objeciones de conciencia, que las instituciones tengan objeciones de conciencia, en ámbitos donde tiene que haber mínimos comunes civilizatorios. Decir que el interés superior del niño, como establece la norma impuesta por republicanos, se fundamenta en la definición primordial que el padre hace sobre el interés superior del niño, es relativizar el interés superior del niño (...). Lo que estamos viendo es una Constitución regresiva y que es estratégicamente pensada para el privilegio de unos pocos y la miseria de muchos.
El PC, cuando oficializó su postura, no cerró la opción a un tercer proceso constitucional durante este gobierno en caso de que gane el “En contra”. ¿Por qué?
No se puede cerrar como una opción de futuro tener una nueva Constitución legítima de origen y de contenido, eso está siempre presente. Pero depende de las capacidades del movimiento social.
En el presente, no hay espacio tras el plebiscito para un nuevo proceso constituyente durante el gobierno del Presidente Boric. Y ese es un dato de realidad. Los énfasis tienen que estar puestos en resolver problemas acuciantes que tienen que ver con políticas públicas.
¿Tiene que ver con que vienen muchas elecciones, como plantean algunos en el sector?
Es más de una variable. Viene un ciclo electoral intensísimo. Hay que fortalecer la capacidad del gobierno en materia de sacar adelante las reformas comprometidas. Pero también, la cuestión de fondo es que tras el 17 de diciembre hay que tomar la iniciativa con un conjunto de prioridades que fortalezcan las capacidades de respuesta social del gobierno frente a problemas que se han postergado o que no tienen resolución. Por ejemplo, la salud.
¿Pero esto de no continuar con una nueva Constitución tiene que ver solo con un repliegue táctico? Lautaro Carmona dijo que el día 18 de diciembre verán qué pasa con el tema constitucional.
Lo que pasa es que el día 17, efectivamente, es un hito en términos de la trayectoria que ha llevado el debate constitucional. Y el 18 de diciembre, dependiendo de cómo se den los resultados, hay que analizar el cuadro político.
Pareciera ser solo estrategia. ¿El 18 se podría reabrir el tema?
No, no creo. La ciudadanía tiene que tener la claridad de que el 18 de diciembre hay un reimpulso de las políticas sociales.
¿Pero con esto buscan darle un respiro al gobierno?
El gobierno carga con una pandemia, con un problema heredado de la crisis económica. Hay fenómenos sociales que se han ido agudizando y lo central es darle espacio para que el gobierno despliegue todas sus capacidades en términos de urgencias sociales.
Hay voces en el PC que no están de acuerdo, como el alcalde Daniel Jadue, quien pidió continuar con el tema constituyente. ¿El partido se mantendrá alineado con el Presidente Boric?
Todos tienen derecho a opinar, pero no hay duda de que el partido siempre va a respetar y a participar de la institucionalidad de los partidos del oficialismo.
Pero abandonar la idea de una nueva Constitución es una derrota ideológica. Ustedes siempre han criticado que el origen del texto vigente sea en dictadura.
No, no. De ninguna manera. Las razones que movilizaron la existencia de dos procesos constituyentes, agrego el proceso de la Presidenta Bachelet, en términos de problemas sociales que no son resueltos por la institucionalidad política a partir de una norma constitucional inadecuada como es la que existe en la Constitución del 80, está vigente. Y eso, aunque se imponga el “En contra” en este plebiscito, no resuelve el problema constitucional. La Constitución del 80 es mala, pero el proyecto que propone la mayoría de republicanos, es peor aún.
Aunque sea temporalmente, hay un abandono a esa idea que ha sido defendida por años por el PC. No hay un abandono ni de principio ni de postulado. Es sencillamente hacer política con base en el principio de realidad.
El gobierno elevó la bandera de una nueva Constitución. Desistir de esa idea supone una derrota.
Que el pueblo decida no es una derrota para el gobierno. El gobierno ha sido altamente prescindente de este segundo proceso constituyente y eso es una decisión muy asertiva.
¿Y cuándo pretenden retomar el tema constitucional, si es que gana el “En contra”?
Hay que ir ponderando. Lo que pasa es que hoy día la posición tiene que ser muy clara con la ciudadanía respecto de los alcances de este borrador presentado por el Consejo Constitucional.
Usted fue uno de los rostros del proceso de la fallida Convención. Dado el escenario en que están ahora, ¿qué reflexión hace?
Hoy día el análisis debe estar concentrado en contrastar y en evaluar el proyecto constitucional que imponen los republicanos en el Consejo Constitucional. Lo otro, habrá oportunidad de debatirlo.
¿No es el costo que están pagando por haber administrado mal el proceso constitucional anterior donde fueron mayoría?
Después del 18 vendrán todas las evaluaciones. Y habrá que calibrar correctamente cuál es la responsabilidad de cada fuerza política.
¿Cómo van a defender quedarse con la Constitución actual? Es contradecir el relato que han tenido siempre.
Lo central es poner al centro esta Constitución, que es fruto de la imposición de republicanos en el Consejo Constitucional. ¿Resuelve los problemas sociales de Chile? Mi opinión es que es una Constitución mala, básicamente porque no resuelve los problemas sociales que el país tiene. Es una Constitución peligrosa, porque debilita los avances sociales que ya han existido. Claramente es una Constitución dañina.