Marcos Barraza (50) -quien actualmente es el jefe de gabinete de la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler- fue uno de los más cercanos del histórico presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, quien murió el martes de esta semana a sus 79 años.
El exministro de Desarrollo Social, sindicado como el principal articulador de la extinta Convención Constitucional, también es uno de los nombres que se han perfilado para suceder los 18 años de Teillier al mando del PC. Sobre eso sostiene que prefiere no ponerse en ese escenario: “Hay un debate que emerge desde la base partidaria. Ponerse en ese escenario es indebido y ficticio”.
¿Cuál es el legado que deja el ahora extimonel del PC?
La historia será bien cariñosa con el compañero Teillier. Él fue de los reorganizadores de la resistencia en dictadura, conductor de transformaciones en el partido, uno de los articuladores como jefe militar del PC. Su conducción, en los hechos, significó un crecimiento de nuestra incidencia social, pero también un fortalecimiento en la institucionalidad.
¿Qué tan presente estuvo Teillier en la contingencia del PC durante sus últimos días?
Él siempre, hasta los últimos momentos, siguió la situación del país, deliberando sobre ella en términos de análisis. Para el último aniversario del partido (4 de junio), el compañero mandó un discurso que fue leído, con contenido político respecto de la coyuntura política y lo que se vivía en el país.
La derecha criticó la decisión del Presidente Boric de decretar duelo nacional. En ese sector aludieron al rol de jefe militar que tuvo Teillier en los 80, ¿qué piensa al respecto?
Es una crítica infundada. La dictadura de Pinochet fue sangrienta, por tanto, la política de rebelión popular de masas se explica en su contexto, en la justeza que tenía el pueblo de Chile de levantarse contra la opresión. Hay que reivindicar su rol en ese contexto.
Uno de los legados que dejó Teillier fue su rol como padrino político de las nuevas generaciones. ¿Son ellos quienes deben “tomar la posta”, como lo escribió el Presidente Boric en el libro de condolencias?
Lo que hace grande al PC no son sentencias sobre si hay una generación en particular llamada a conducir un proceso. Todas las generaciones del PC son muy necesarias. Este es un partido con memoria e historia, que se alimenta de nuevos cuadros. Ninguna generación sobra, todas engrandecen al partido. Ahora, es un dato de la realidad que las muestras de pesar que se expresan en los jóvenes tienen que ver con que Guillermo hacía que el partido funcionara con una capacidad de integración total. Es un atributo, una cualidad, pues les abrió espacio a los más jóvenes.
Igual existen diferencias generacionales.
Un partido actualizado debe tener una cantera de jóvenes que permita renovar la presencia. Ahora, tú mismo lo señalas, cada generación tiene una impronta particular. En la memoria de un partido como el nuestro, la memoria de cada generación es necesaria no solo para entender el pasado, sino para intervenir en el presente y proyectar el futuro. Todas las generaciones requieren participar activamente en las deliberaciones. La política tiene mucho de cíclico. ¿Quién hubiera imaginado que habría un renacer de la ultraderecha en Chile? Pues bien, para enfrentar ese fanatismo de ultraderecha se requiere de la experiencia política deliberativa de quienes vivieron esos horrores.
Lo cierto es que se instaló la discusión por la sucesión. ¿A usted le gustaría ser presidente del PC?
Yo no me pongo en ese escenario, de ninguna manera. El PC tiene una democracia interna muy rica, porque asegura que lo que se ponga por delante sean los objetivos por sobre las individualidades. Cuando se eligen autoridades en el partido se elige un colectivo de autoridades unipersonales para cumplir con un propósito político. Hay un debate que emerge desde la base partidaria. Ponerse en ese escenario es indebido y ficticio. Yo no me mareo, el debate es de ideas y no de personas. El partido tiene la sabiduría para dar ese debate en función de los objetivos estratégicos.
¿Deberían estar representadas todas las generaciones en la plana mayor de la dirección del partido? Teillier y Carmona son de la misma generación.
El debate debe darse en torno a ideas centrales, no sobre generaciones. Hay que aumentar la incidencia y lo central del debate político es cómo se recobra un ímpetu transformador tras la derrota del 4 de septiembre y del 7 de mayo.
¿Cree que quizás es tiempo de modificar el sistema de democracia interna del PC?
Para nosotros el centralismo democrático es clave. Es una formulación de la teoría práctica política que nos permite que las perspectivas estratégicas sean lo central. Que el comité central se elija por la propuesta del congreso saliente y sea elegido por el conjunto de la militancia cumple con un estándar democrático importante. Es esencialmente relevante en tiempos en que la ciudadanía tiene desafección. En el caso del PC tenemos una alta participación.
Es el mismo sistema que el del Partido Republicano.
Creo que el Partido Republicano ha tratado de, para sus fines, ir extrayendo formas de organización de la izquierda.
Tras Teillier, ¿hacia dónde va el PC?
A nosotros lo que nos asiste es el deber, desde la lealtad, de movilizar esos cambios, tanto en la institucionalidad como desde el movimiento social. Reformas como el pacto fiscal y el sistema de pensiones son viables cuando tienes el respaldo ciudadano de masas. Esa es la principal tarea.