El día de su nombramiento como vicepresidente del Senado la familia de Matías Walker (Demócratas) no estuvo en el Congreso para acompañarlo. Fue así, dice, porque el ofrecimiento que se le hizo para asumir el cargo fue sorpresivo. Por lo mismo, recién el viernes por la noche celebró con una comida junto a sus hermanos -algunos históricos exmilitantes de la DC- el “honor que significa” estar en la testera.
Walker llega a la mesa del Senado junto al senador José García Ruminot (Renovación Nacional). Desde ese espacio asegura que no trabajará por una agenda de la derecha, del centro ni -mucho menos- de la izquierda, sino que agotarán los esfuerzos por sacar adelante los proyectos de ley y, en especial, la agenda de seguridad.
“He demostrado, y Ximena Rincón también, que cuando hay que llegar a acuerdos con la centroizquierda, hemos sido capaces de hacerlo”, sostiene.
Hubo un discurso personalizado hacia usted tras la votación de la mesa. ¿Cómo se toma, por ejemplo, las palabras del senador Huenchumilla?
Me dolieron mucho los ataques y descalificaciones entre colegas que conocen mi trabajo. Lo atribuyo a una desesperación del oficialismo por los errores que cometieron desde que el senador Huenchumilla notificó que no iban a respetar el acuerdo respecto a la integración de la senadora Rincón en la Comisión de Hacienda. En lo personal, me dolieron profundamente las descalificaciones.
Hay una crítica política en las palabras de Huenchumilla. Dijo que cruzaron a la derecha.
Eran los mismos ataques que me hacían cuando estaba dentro de la DC, esa caricatura de que éramos de derecha.
Radomiro Tomic dijo que si se pacta con la derecha, es la derecha la que gana. ¿Le resuenan sus palabras?
Cuando escucho esa frase recuerdo al presidente Frei ganando la elección del ‘64, convocando un gran espectro electoral, desde el centro hasta la centroderecha. Recuerdo lo que fue el CODE, la elección de Claudio Orrego.
¿Es una frase vacía a estas alturas?
Es una frase pronunciada por un gran líder DC en un momento histórico, pero que no se atiene a hechos relevantes electorales de la historia política, como la elección de Frei Montalva.
Eso porque para usted la elección de la mesa del Senado no se traduce en una alianza con la derecha, ¿no?
Por supuesto. No vamos a formar una coalición política con la derecha, sino que vamos a tratar de establecer que Chile no tenga que volver a elegir entre dos extremos.
Si las elecciones presidenciales fueran mañana, ¿votaría por Evelyn Matthei?
Votaría por Ximena Rincón. Para que la ciudadanía no tenga que elegir nuevamente entre un candidato de extrema derecha, como José Antonio Kast, y uno de extrema izquierda, como podría ser Camila Vallejo, tenemos que ir a una primaria entre Demócratas, Amarillos y Chile Vamos.
¿Y podrían trabajar en ejes programáticos comunes?
Lo propio de las dinámicas de una primaria presidencial es que cada candidato vaya con su propuesta. Esperamos llegar a esa primaria, ojalá en conjunto con Amarillos, con una propuesta programática del centro. Y habrá otra de la centroderecha. Ambas podrían confluir después de las primarias.
Se infiere por sus palabras que hoy está más cómodo con Chile Vamos que con sus exaliados de la Concertación, como el PPD.
Los exaliados de la Concertación dejaron de creer en su legado y se aliaron con quienes más los han cuestionado.
¿Entonces sí está más cómodo con Chile Vamos?
Tenemos una sintonía con Chile Vamos en el principal desafío que tiene Chile, que es que volvamos a ser un país seguro, que volvamos a crecer y a generar empleo. No nos contentamos con un crecimiento del 0,2%.
¿El hito del martes no fue el divorcio definitivo de Demócratas con la centroizquierda?
No lo sé. ¿Quién iba a pensar que Patricio Aylwin el año ‘89 iba a concordar con Clodomiro Almeyda para formar la Concertación? A veces la historia tiene sus dinámicas. Cuando uno tiene que poner a Chile en el centro, va a estar dispuesto a generar acuerdos.
Tras la elección de la testera se ha hablado de una nueva mayoría, al menos en la Cámara Alta. ¿Es algo a largo plazo? ¿Qué proyección tiene?
Con García Ruminot no vamos a trabajar por una agenda de la derecha, del centro o de la izquierda, sino que vamos a sacar adelante los proyectos de ley, la agenda de los 31 proyectos en materia de seguridad. La vocera de Gobierno dijo que temía que por la nueva mesa se frenaran los proyectos. Todo lo contrario: queremos acelerar el tranco de los proyectos. Yo le recomendaría a la ministra que vaya más al Congreso. Se ha instalado esta caricatura de que esta nueva mesa va a ser un freno a la agenda legislativa. Eso es no conocernos. García Ruminot tiene una tremenda trayectoria de acuerdos y el ministro Elizalde lo sabe.
¿Desde ahora el voto de Demócratas va a estar con la derecha en los proyectos clave del gobierno?
Ya demostramos en la reforma de pensiones que votamos distinto que la derecha. Nadie nos puede sacar al pizarrón, eso ya lo hemos demostrado con nuestros votos. Nuestra trayectoria legislativa habla por sí sola.
¿Ve en el futuro un escenario en que Demócratas vuelva a negociar con el oficialismo?
Estamos disponibles a todos los acuerdos que vayan en beneficio del país. A veces uno va a coincidir con la centroderecha o con la derecha, y otras veces va a coincidir con la centroizquierda o la izquierda.
Varios han salido de la DC bajo los mismos argumentos que usted, pero no todos han hecho un acuerdo tan nítido con la derecha. ¿No cree que dieron un paso más allá?
Nosotros nos vamos a plantear un pacto electoral de centro con Amarillos, que son como nuestros primos hermanos. En la elección municipal, de consejeros y gobernadores va a ver muy nítido ese pacto de centro. La figura de los acuerdos por omisión ha ido tomando forma en las conversaciones, pero el pacto electoral va a ser con Amarillos.
Cuando se ve que conversan, llegan a acuerdos y a la testera con la derecha, y que apoyaron el proyecto constitucional de ese sector, ¿no es confuso que diga que no son de derecha?
La gente se da cuenta de que el país no lo está pasando bien y de que es necesario llegar a acuerdos lo más transversales posibles para darle gobernabilidad a Chile. Yo fui el voto dirimente para aumentar el salario mínimo a $500 mil el año pasado. Voté a favor del oficialismo en ese entonces. He demostrado, y Ximena Rincón también, que cuando hay que llegar a acuerdos con la centroizquierda, hemos sido capaces de hacerlo. Además, no es que nosotros nos movimos hacia la derecha, es que la centroizquierda renegó de su protagonismo en los 30 mejores años de la historia de Chile. Con el presidente Frei ni siquiera era necesario hacer reformas tributarias, porque crecíamos al 7% al año.
Pero usted apoyó al Presidente Boric en segunda vuelta.
Sí pues, voté por él.
Y el primer año de gobierno se mostró más colaborador incluso que algunos del oficialismo. Es innegable que se movieron hacia la derecha, ¿no?
¿Cómo hemos votado los proyectos de seguridad del gobierno? Hagamos la comparación con los propios senadores de gobierno. Nosotros aparecemos en esas votaciones votando más a favor que ellos. Hemos tratado de mantener una línea de poner a Chile en el centro y han sido otros los que se han desviado.
¿Se considera de oposición?
Me considero parte de una oposición constructiva: no somos parte del gobierno, pero hemos votado a favor todos los proyectos del gobierno. Lo que pasa es que hemos intentado mejorarlos en el camino.
¿Hay un desgaste de las relaciones personales en el Senado?
Sí. Pero no voy a permitir que los ataques personales que se dirigieron en mi contra de mala fe interfieran en la agenda legislativa que tenemos que sacar adelante.
En el oficialismo temen que el Senado deje de ser la cámara de los acuerdos…
Espero que los hechos desmientan esa afirmación. Nos pueden juzgar por nuestras votaciones. Lo demás es discurso.
Imagino que las palabras de la senadora Rincón, sobre que le gusta la fruta (que aludía a un insulto), no ayudan a recomponer el ambiente.
Más allá de la humorada y la ironía, a nosotros no nos dejan indiferentes las descalificaciones. Decidimos hacernos respetar.
¿El gobierno miró para al techo en esta negociación?
El gobierno cometió un error al no reaccionar a la notificación de Huenchumilla. El gobierno no hizo nada por evitar que se desencadenara este conflicto.
¿El ministro Álvaro Elizalde (Segpres) debió ser más proactivo?
Todos los ministros. La ministra del Interior es militante PPD, también pudo hacer algo. Según Raúl Soto, hicieron todo lo posible por vetar a Araya.
¿No considera que usted traicionó a Pedro Araya?
Tengo la mejor opinión de Pedro Araya. Yo creo que tiene que pedirles explicaciones a su propio partido y al senador Huenchumilla.
¿Pudo hablar con él?
No, no hablé con él ni antes ni después de la votación.