Ministra de la Corte Suprema, Ángela Vivanco: “Si los jueces duran ocho años tendremos un Poder Judicial severamente dañado”
La ministra del máximo tribunal asegura que para la judicatura será perjudicial que la Convención apruebe acortar el mandato de los ministros de cortes de apelaciones y jueces de los tribunales inferiores. En una semana en que los supremos golpearon la mesa emitiendo una dura opinión, la magistrada le responde a los convencionales que los acusaron de intromisión indebida: “No hay una sola palabra que yo haya dicho, ni de lo que se escribió en el documento oficial del pleno, que los amenace”.
Esta semana, la ministra de la Corte Suprema Ángela Vivanco pasó a la primera línea. La magistrada fue escogida a fines de diciembre -junto a los ministros Arturo Prado, Leopoldo Llanos y Jean Pierre Matus- para integrar una comisión de apoyo que pudiera hacer seguimiento a la Convención Constitucional. Su trabajo pasó desapercibido hasta que el martes 25 de enero el pleno del máximo tribunal golpeó la mesa y emitió un comunicado en el que daban a conocer que se oponían a la idea, aprobada en general por la comisión de Sistemas de Justicia, de limitar la duración de los jueces de cortes de Apelaciones y de tribunales inferiores a un periodo de ocho años con posibilidad de reelección.
De manera unánime los supremos acordaron intervenir públicamente haciendo una defensa a los principios de independencia judicial e inamovilidad de los jueces. Ambas son piezas clave de la judicatura y hoy tiene a los judiciales en alerta.
Los integrantes de la Suprema le encargaron que asumiera la vocería de esa comisión para instalar la visión de la cúpula del Poder Judicial sobre el asunto. “En el pleno estuvo presente la situación de que la discusión de la Convención va contra el tiempo. Existía el riesgo de que llegáramos tarde, cuando ya no hubiera nada que hacer”, argumenta la magistrada para explicar por qué se optó por este camino.
Un grupo de cinco convencionales dijo que el comunicado del pleno fue un acto de coerción, amenaza e intimidación. ¿Cómo recibe estas críticas a la Corte Suprema?
Yo soy una partidaria absoluta de la libertad de expresión y, en consecuencia, de la misma manera que nosotros como Poder Judicial o como jueces pedimos que se escuche nuestra opinión y visión de las cosas, del mismo modo hay que respetar y considerar la visión de los demás. Yo siento mucho que algunos convencionales hayan pensado que esto era un acto de intromisión, de coerción o de amenaza, porque no es así. No hay una sola palabra de lo que yo haya dicho, ni ninguna palabra de lo que se escribió en el documento oficial del pleno, que los amenace. Celebro que otras personas hayan tenido una reacción distinta, como por ejemplo la presidenta y el vicepresidente de la Convención, que específicamente han dicho lo contrario.
El convencional Mauricio Daza publicó en su cuenta de Twitter que la comisión de apoyo que usted integra es un acto de lobby “burdo y de dudosa legalidad”... ¿Qué le responde?
Es una frase tan absurda que no amerita comentario, más aún si es una frase dicha en Twitter, donde se puede decir cualquier cosa. Ni siquiera hay que considerarlo.
¿Le parece que ese debe ser el tono de los convencionales?
Es lamentable que se hayan interpretado las cosas así. El mundo es diverso. Entre los convencionales y en todas partes hay gente muy distinta unas de otras. Yo no le doy más consideración.
¿Se queda entonces con la posición institucional de la mesa?
Absolutamente, y con la opinión pública que ha considerado que esto no es ningún tipo de presión, sino que es una forma de hacer presente algo importante. Todo lo que afecta a los jueces no es algo que los perjudique a ellos solamente, sino que afecta a los destinatarios de la administración de justicia.
¿Están de acuerdo con limitar el cargo de supremo?
Nosotros entendemos que respecto de la Corte Suprema hay criterios políticos que pueden justificar que su duración sea solamente por un periodo de tiempo. Por eso dijimos expresamente en ese documento que sobre ese punto no íbamos a decir nada. Lo único que dijimos sobre la Corte Suprema fue ojo, la Suprema tiene 21 miembros y según las reglas que se apliquen los ministros pueden cesar de forma masiva y eso produciría que no pueda funcionar. Entonces, por favor, háganlo con gradualidad, porque si no, resulta que todos se irían para la casa.
Algunos interpretaron que su reacción fue porque querían perpetuarse en sus cargos...
Eso pasa cuando solo se lee el titular y no el documento completo. Lo reitero por si aún hay dudas: respecto de los supremos, solo nos importa que el máximo tribunal no quede paralizado. Todo el resto son apreciaciones para el resto de los jueces, no sobre nosotros.
El convencional Christian Viera dijo que el objetivo de esa limitación es porque cuando el supremo dura mucho en su cargo puede darse el escenario de que la institución quede atrás de los cambios sociales o políticos que vive el país. ¿Comparte esta opinión?
Si la Corte Suprema fuera vitalicia eso se podría dar, pero en la Corte Suprema chilena los jueces jubilan a los 75 años. En este punto más que plazos, hay que ver el espíritu de la institución. La Corte Suprema ha sido una corte extremadamente de avanzada, haciéndose cargo de un montón de situaciones jurídicas que no tienen una regulación actual o están insuficientemente reguladas. No se puede decir que la Corte Suprema esté viviendo en el pasado o que esté aferrada a tradiciones jurídicas remotas. Nosotros hemos demostrado estar en estos tiempos y no en el pasado, en la vanguardia. No la veo como una corte retrógrada.
¿Por qué es dañino para la independencia limitar la duración de los ministros de cortes de Apelaciones y de los jueces de primera instancia a ocho años?
¿Queremos jueces profesionales o jueces aficionados? ¿Queremos jueces que entren y salgan del Poder Judicial y que estén pensando para dónde se van a ir, qué van a hacer y que estén en una especie de puerta giratoria de entrada y salida del Poder Judicial? ¿O queremos jueces que se sostengan y se mantengan en el Poder Judicial con todas las limitaciones que eso significa? El diseño de la vida de un juez es un diseño para la vida, no es una persona que entra y sale, no existe eso en la vida de los jueces. Además, un juez no es una persona que esté haciendo campaña política de agrados, sino que muchas veces tiene que fallar cosas que no le gustan. Si tú le pides a un juez que sea independiente, que sea imparcial, probo, que se preocupe de la administración de justicia como si fuera el objetivo de su vida, que es lo que se le pide a un juez, pero además se le exige que cada ocho años tenga que repostularse, entonces se acaba la independencia judicial y la persona está sometida a un escrutinio electoral sin haber una elección popular. Queda sujeto a un escrutinio respecto de aquellos que tienen que juzgar si vale la pena o no que ese juez sea reelecto.
¿Inamovilidad de los jueces y duración de ocho años son contradictorios?
No se puede sostener que queremos jueces inamovibles e independientes y a la vez decir que deben repostularse. Una cosa va en contra de la otra. Si los jueces duran ocho años tendremos un Poder Judicial severamente dañado. Esa iniciativa no debe prosperar. Todo tipo de reformas y renovaciones tienen que ir hacia adelante y no hacia atrás. Si queremos mejorar la independencia judicial, la precarización de los jueces no es la manera.
¿Qué autocrítica hacen ustedes como jueces respecto de la imagen que suele armarse en las personas de que los magistrados son personas intocables y privilegiadas?
Cualquiera que conozca desde adentro el Poder Judicial se podrá dar cuenta de que los jueces no son intocables. La verdad es que yo no visualizo una vida de los jueces desde el punto de vista de los privilegios. Usted me dice, claro, duran hasta los 75 años, pero no es que el juez se va a las Bahamas y falla desde ahí hasta los 75 años con cargo al Estado. No, es trabajar duramente hasta los 75 años. Duramente. Porque no es solo una audiencia, es redactar fallos, estudiar las causas, tomar prueba. Lo que los jueces reciben en relación con el trabajo y la labor que hacen es un mundo que no implica ningún tipo de privilegio. La autocrítica que hago es que a veces no damos a conocer correctamente cómo es la realidad de un juez.
¿Seguiremos viendo más declaraciones de este tipo?
Si el pleno así lo estima, así será. El pleno es de pocas declaraciones, no vamos por la vida haciendo comunicados.
Los otros cambios del futuro Sistema Nacional de Justicia
Respecto del futuro consejo de la magistratura, ¿comparte la preocupación de que al avanzar hacia ese órgano la judicatura se politice?
La virtud de ese organismo va a depender de dos cosas. Por un lado, de qué tan transparente sea su designación y qué tanto considera distintos aspectos de su designación. No es lo mismo si toda la designación queda a cargo del Ejecutivo o si se incluyen otras fuentes, como el Congreso. Otro punto es cuántos van a ser, cómo va a operar, cómo votan, qué tipo de organismos técnicos lo asesoran. Esto se cruza, además, con el tema anterior. No es lo mismo que este organismo nombre y controle a que nombre y además haga que los jueces se anden repostulando.
¿Está a favor de la creación de una jurisdicción indígena?
Depende mucho de cuál sea el objetivo y cómo quede el detalle. Si el objetivo es crear este tipo de institucionalidad para asegurar que los conflictos puedan ser resueltos de mejor forma, me parece muy positivo. Muchas veces respecto de temas de los pueblos indígenas, ir a la tradición facilita las cosas y es un respeto a su propia cultura y forma de vivir.
¿Está de acuerdo con la propuesta de una nueva justicia constitucional, eliminando el TC y transfiriendo esa jurisdicción a una sala especial de la Suprema?
En esa materia no hemos tenido pronunciamiento como pleno. No hay una opinión sobre esa materia. No corresponde que yo diga más de eso.
¿Es de las optimistas o de las pesimistas respecto del diseño del futuro Poder Judicial en la nueva Constitución?
Yo siempre he sido optimista. Los procesos siempre tienen ripios y problemas, pero eso no impide que los procesos puedan ser exitosos. Hay una buena fe de parte de las personas que son incumbentes en este proceso y cada uno está queriendo aportar al país de la mejor manera posible. Este proceso puede ser exitoso, se puede generar una Constitución interesante, moderna y renovada en relación a la antigua que tenemos y que, además, concite el compromiso de toda la ciudadanía.
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