Muerte y pérdida de abejas: un daño casi imperceptible de los incendios
El Indap estima que el 92% de las abejas de las comunas alcanzadas por el fuego en cinco regiones de la zona centro-sur fueron afectadas. Expertos proyectan que falta de polinización en la zona podría acarrear consecuencias económicas en el corto plazo.
Como muchos afectados por los incendios, en tan solo unos minutos Ahmed Hidd, de 65 años, vio el trabajo de toda su vida esfumarse frente a sus ojos. Sin embargo, no se trataba de cultivos ni de bosques. Tampoco de maquinaria. Eran abejas.
Hidd tenía 800 colmenas distribuidas en ocho zonas de la comuna de Cabrero, en la Región del Biobío, para “no tener todos los huevos en una misma canasta”. Y se enteró por teléfono que una de esas locaciones estaba siendo consumida por las llamas.
El minuto del impacto fue así: Ahmed se encontraba realizando un cortafuego para proteger otras de sus colmenas cuando un amigo, que estaba viendo las noticias en televisión, lo llamó: “Me dijo que vio un incendio en directo y que reconoció el lugar, eran mis abejas (...). Cuando llegué ya estaba todo quemado. No había nada que hacer”.
El resultado fue peor de lo que esperaba. En tan solo un par de horas se quemaron 157 colmenas, sobreviviendo tan solo 27. Esto quiere decir que Hidd perdió entre cuatro y 12 millones de abejas -las cuales cuidaba hace más de 20 años-, puesto que cada cajón compuesto por 12 marcos de madera con cera puede albergar entre 30 mil y 80 mil abejas.
A su vez, en el plano económico, cada colmena tiene un valor de entre $130 mil y $150 mil, por lo que la pérdida podría llegar a los $ 23 millones.
El apicultor, quien heredó el negocio de su padre, cuenta que el fuego se movía de manera “veloz y fulminante”, y atribuye la rápida quema de sus colmenas a la forma en que estas se encontraban distribuidas: “La primera prende todas las otras. Es un efecto dominó. Están en línea y sobre un banquillo”, relata.
Catastro de abejas quemadas
Al igual que Hidd, cientos de apicultores sufrieron la pérdida de su unidad productiva, según el registro que lleva adelante el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) junto a la sección de emergencias y Gestión de Riesgo de Desastres Agrícolas de la Subsecretaría de Agricultura.
“Hemos catastrado 29.090 colmenas en las comunas alcanzadas por el fuego en las regiones de La Araucanía, Los Ríos, Biobío, Maule y Ñuble, y 26.736 han sido afectadas por los incendios, lo que representa casi un 92% del total”, detalla a La Tercera Santiago Rojas, director nacional del Indap.
Según este registro, Ñuble es hasta ahora la región más afectada en el rubro apícola.
De los apicultores afectados, el 80% estaba inscrito en el Indap, pero tan solo un 12% contaba con seguro agropecuario, por lo que desde el Indap hicieron un llamado para que más personas suscriban la medida.
Se trata de una situación similar a la de la industria silvoagropecuaria, que hasta la fecha -según datos del propio Indap- reporta 9.837 animales fallecidos.
Polinización en alerta
¿Cuál es el impacto medioambiental de la pérdida de abejas? Mario Flores, presidente del Movimiento de Apicultores, explica que la situación es una catástrofe que va a disminuir la polinización y los servicios ecosistémicos que otorgan las abejas: “Esto afectará no solo al ser humano, sino toda la cadena trófica”.
El tema de fondo es el siguiente: todas las especies necesitan de la ayuda de las abejas para poder multiplicarse, ya que estas son las encargadas del desarrollo de alimento vegetal al polinizar las flores que luego dan frutos. De hecho, fruticultores y semilleros contratan a los apicultores y trasladan abejas a lo largo de Chile por el servicio de polinización. Sin esto se perderían “millones de dólares de alimento y de fruta”, detalla Enrique Allende, de Apimedicina.
Así, el efecto de tener 26.736 colmenas afectadas por el fuego y humo -es decir, entre 802 millones y 2,1 mil millones de abejas- se reflejará en la próxima primavera y verano, estaciones durante las cuales las abejas obreras polinizan las plantas al recolectar agua, polen y néctar. Según Allende, “van a faltar abejas para polinizar lo que va a florecer”.
Sobrevivir al invierno
“La apicultura ya estaba arrastrando un problema debido a la muerte de colmenas por déficit de alimento, de bosque nativo, además del efecto del cambio climático, donde las estaciones son más cortas y variadas”, señala Flores.
Aquellas abejas que hayan sobrevivido a los incendios deberán hacerle frente a la escasez de alimento y la alta presencia de humo. Este último confunde a la abeja que sale de la colmena, provocando que no logre volver y muera. Así, incluso colmenas que no fueron quemadas pueden amanecer vacías. Los insectos que no dejen el cajón y se protejan, siguen expuestos al “pillaje”, que es cuando las abejas de una colonia atacan a otra más débil y le roban su alimento para sobrevivir.
“Las que no murieron por el propio incendio van a morir de hambre, ya que el hábitat está destruido”, señala Allende.
Desde el Indap se encuentran colaborando con Red Apícola y afirman que entregarán alimentación apícola para que las abejas “puedan sobrevivir esta tragedia y seguir produciendo miel” a pesar de la destrucción de su entorno. Como medida de emergencia, expertos plantean que se les puede dar agua con azúcar para que recuperen fuerzas.
Respecto de la multiplicación de núcleos para recuperar las colmenas perdidas y el posible traslado de estas, desde Agro Apicultura recomiendan esperar a la próxima temporada, ya que el invierno “se les viene encima”. Agregando que hay un riesgo de nuevas pérdidas debido a las bajas temperaturas que se registrarán en la zona centro-sur del país a partir de fines de marzo.
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