Durante años el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del Presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha gozado con el respaldo de las mujeres conservadoras y en las elecciones celebradas el domingo pasado no fue la excepción. Este grupo resultó ser clave para el triunfo en la segunda vuelta, ya que no solo salieron a votar sino que también lograron convencer a sus cercanos para que hicieran lo mismo.

Erdogan derrotó al candidato de la oposición Kemal Kılıcdaroglu, con el 52% de los votos frente al 48% de su rival. “Erdogan nos hizo sentir aceptadas como mujeres con pañuelos en la cabeza”, dijo al portal Christian Science Monitor, Aysa Kartal, dueña de casa con tres hijos, mientras votaba por el Presidente en Estambul el 28 de mayo pasado. “Estamos contentas y satisfechas de cómo están las cosas y queremos seguir así”, comentó.

“Las mujeres son las heroínas más importantes en nuestra lucha por servir al país”, reconoció Erdogan, entre aplausos luego de ganar el balotaje.

En conversación con el portal Politico, Berrin Sönmez, activista y académica feminista, señaló que gracias a Erdogan las mujeres conservadoras han ganado un estatus que no quieren perder y eso puede inspirar un sentido de lealtad. En estos comicios, que también fueron legislativos, se eligió al mayor número de mujeres en la historia política reciente de Turquía: ganaron 121 de 600 escaños.

Las mujeres sostienen banderas nacionales turcas y del Partido AK durante un evento electoral del Presidente turco Tayyip Erdogan, antes de la segunda vuelta presidencial del 28 de mayo, en Estambul, Turquía, el 22 de mayo de 2023. Foto: Reuters

Aunque Turquía es una sociedad predominantemente musulmana, el país fue fundado en 1923 como un Estado secular. Eso le dio al gobierno la supervisión de las instituciones religiosas y el poder de mantener las demostraciones abiertas de religiosidad fuera de la esfera pública. El diario The New York Times explica que algunos turcos atesoran ese laicismo como pilar fundacional de la república.

Durante los primeros 10 años en el poder de Erdogan, como primer ministro, las feministas impulsaron reformas que modernizaron el código penal turco para reconocer a las mujeres como iguales en el matrimonio y la herencia. Erdogan presionó para aliviar las restricciones del uso del velo, las que se levantaron en los campus universitarios en 2008, y en 2013 cuatro mujeres con velo del AKP se convirtieron en miembros del Parlamento, por primera vez. Según el Times, los conservadores aún agradecen a Erdogan con sus votos, los mismos que tras el balotaje le permitieron extender sus dos décadas en el poder.

Pero aun quedan desafíos, ya que si bien la Constitución de Turquía otorga los mismos derechos a hombres y mujeres, y su código laboral prohíbe la discriminación por motivos de género, las mujeres todavía ganan un 15,6% menos que los hombres en promedio, según un informe de la ONU.

Erdogan se retiró del Convenio de Estambul que previene y combate la violencia contra las mujeres en julio de 2021 con el argumento de que facilita la homosexualidad y socava los valores familiares. Según la plataforma We Will Stop Femicides de Turquía, 21 mujeres fueron asesinadas por hombres solo en abril .

A lo anterior se suma la preocupación de activistas feministas quienes temen por la influencia que ejercerán dos partidos islamistas radicales ahora que tienen escaños en el Parlamento por primera vez.b