Nicolás Cataldo (38 años, profesor, PC) no esperaba asumir la Subsecretaría de Desarrollo Regional que lidera desde el 9 de septiembre. Días antes había aceptado el ofrecimiento del Presidente Gabriel Boric para convertirse en subsecretario del Interior y lo fue -aunque por un par de horas. Tras revelarse antiguos y polémicos tuits sobre Carabineros, su nombramiento terminó por ser retirado, transformándolo en un inesperado protagonista del cambio de gabinete. “Es parte de la política”, dice sobre el episodio que generó una crisis en el gobierno. Por esos días -también- trascendió que en su antebrazo el militante comunista tenía tatuada una AK 47. En realidad, Cataldo es un fanático de Star Wars y el dibujo corresponde al arma utilizada en la saga por Han Solo.
¿Cómo interpreta ahora la resistencia que terminó con su bajada de la Subsecretaría del Interior?
Ese episodio lo evalúo, primero, no como algo personal: es parte de la política. No tiene que ver con Nicolás Cataldo en particular ni mucho menos con los tuits del año 2011 que son cosas que están bien lejos en el tiempo como para atribuirle la definición a eso. Sí hubo hartas presiones, y al final del día, es el Presidente el que toma sus decisiones considerando todos los elementos que él maneja y que nadie más maneja. Desdramatizo mucho lo que pasó. Cuando el Presidente convoca a cumplir roles uno siempre tiene que estar a disposición. Asumir que es parte del estar a disposición de un proyecto colectivo.
Esa mañana, antes de que se anunciara formalmente su nominación, usted había cambiado incluso su descripción de Twitter, tenía ganas de asumir Interior, ¿no?
Sí, pero esas cosas no las hace uno directamente. Son equipos que están a cargo. Para mí no llegar a Interior no fue doloroso, no quedé traumado, ni nada por el estilo. Me lo tomé con naturalidad. Uno tiene que estar preocupado sobre todo por sus equipos y su familia, que son los que te ven sobreexpuesto, y el factor humano nunca se nos puede olvidar al hacer política. Diría que ese día tuvo complejidades que son evidentes, pero la vida continúa.
Desde su partido acusaron anticomunismo y operaciones de la derecha. ¿Interpreta lo mismo?
Si hay algo que tengo claro es que ni el gobierno ni el Presidente tienen una opinión contraria a cualquiera de los partidos que son parte de la coalición. Evidentemente, hay resabios de discusiones que son muy antiguas y me quedaría con la invitación a que los superemos. A nadie debe sorprenderle que un comunista pueda cumplir un rol donde sea que se estime necesario en cualquier espacio de la administración del Estado. Hemos demostrado que los comunistas somos capaces, que no somos bichos raros y que hay que perder los temores que son propios de la Guerra Fría.
¿Y se sentía capacitado para asumir el control sobre las policías? Porque su nombramiento generó dudas no solo por sus opiniones personales, sino también porque dirigentes de su partido han sido críticos con esas instituciones en los últimos años...
Las trayectorias de vida, profesionales, políticas, son las que te preparan para asumir desafíos como esos. No existe la carrera de subsecretario en la universidad, por lo tanto, cuando hablamos de experiencia, es algo bien subjetivo. Los que hablaron, no me conocen. Si me hubiesen conocido quizás habrían tenido una opinión distinta. Recibí llamados de personas de derecha, de centro, de izquierda (...) como gestos de republicanismo que es algo que hoy se echa de menos. Esa es mi construcción de vida y esas capacidades de articulación uno también las lleva al plano institucional para construir una buena relación con todas las instituciones del Estado. Entre ellas Carabineros, la PDI, que son parte del Estado, por lo tanto, hay que actuar con mucha naturalidad al respecto.
¿Se desmarca, entonces, de sus opiniones previas?
Tengo un rol como subsecretario y eso implica que uno tiene una opinión que es institucional. Pero también uno tiene que entender que esto tiene perspectiva histórica. Son comentarios que tienen más de 11 años, que se dan en un contexto, que son las protestas estudiantiles de esa época, donde yo tenía un rol como dirigente juvenil. Por lo tanto, en ese sentido, todas las personas vamos cambiando, las opiniones no son estáticas, no son fijas, y uno se adecua a los papeles que le toca cumplir y en eso hay que ser súper responsables.
¿Concede que es natural el ruido, al menos al interior de la institución, de que asumiera alguien con esas opiniones sobre el rol que juegan en la sociedad?
No tengo una opinión crítica del rol que tiene Carabineros en la sociedad, al contrario, son muy necesarios y hay que valorar profundamente el papel que juegan día a día en la seguridad pública. Las opiniones tenían un marco contextual muy específico y que tenía que ver con algunos hechos de represión que se estaban viviendo en una movilización estudiantil.
Usted fue jefe territorial del Presidente, ¿cómo evalúa la etapa de instalación del gobierno?
La evaluó bien. El Presidente ha estado asumiendo este desafío en un contexto país que es muy complejo. Estamos entrando en una situación económica difícil, saliendo de un momento de pandemia que también trajo muchas consecuencias en la vida de las personas, y no es fácil volver a esta cierta estabilización.
¿Y por qué su sector pierde el plebiscito del 4 de septiembre?
Son múltiples las causas y gran parte de los análisis ya se han puesto sobre la mesa durante estas semanas. Pero acá lo importante son los desafíos que tenemos como país para mirar hacia adelante. Uno no podría decir que ese 61% que votó Rechazo no quiere ningún tipo de transformación. Lo importante es cómo nos hacemos cargo de traducir esos resultados en la configuración de una agenda de cambio que le haga sentido a la ciudadanía.
Hay otros en el oficialismo que interpretan que el programa quedó superado y se deben moderar los cambios propuestos...
El desarrollo del programa del gobierno no dependía de aprobar o no una nueva Constitución.
El ministro Jackson dijo otra cosa en enero pasado...
Antes de asumir el gobierno, pero nuestro programa fue pensado y configurado independiente del escenario que se podía dar, porque no sabíamos cuál iba a ser el resultado. Luego, hay otra discusión, que es natural y propia de todo gobierno y que tiene que ver con las condiciones materiales reales que se dan para poder impulsar todos los compromisos programáticos comprometidos. Ningún gobierno es capaz, por su sola voluntad, de cumplir la agenda que se compromete en campaña. Eso depende de nuestra capacidad de generar mayorías en el Parlamento, depende de la situación económica del país, de una serie de factores que se mezclan para asegurar la viabilidad del conjunto de elementos programáticos. Gobernar es lo más parecido a la política y a la democracia. Uno tiene que hacerlo considerando que hay un otro al frente que tiene una opinión distinta y hay que ser capaces de lograr un entendimiento, un acuerdo. Eso ocurre en el Congreso, uno negocia y busca salidas para poder desarrollar e implementar el plan de gobierno que va a tener ajustes, que va a tener cambios, como lo han tenido todos los programas de cualquier gobierno anterior a este.
¿Y ese escenario no se complejiza tras la derrota política que vivieron en el plebiscito?
Los contextos cambian y en función de eso uno tiene que ser capaz de adaptarse. Esa reflexión es una reflexión que es colectiva, que tiene que hacer la coalición, el gobierno, y está en desarrollo. Por lo tanto, no podría decir que vamos a tener un proceso de amplitud o constricción del programa. Sería apresurado además. No ha pasado demasiado tiempo para decantar bien todo lo que viene hacia adelante. En lo que sí quiero ser enfático es que todos los sectores políticos están llamados a generar un acuerdo constitucional para el país.
¿Qué rol debe jugar el PC?
Continuar contribuyendo con la labor del Presidente Boric, entendiendo que tenemos un marco programático, pero también entendiendo que hay una discusión que la coalición está desarrollando y tiene que ver con cómo continuamos con la implementación de un programa de gobierno en este escenario político posplebiscito. La conclusión no es algo que podamos adelantar hoy día, lo que sí sé es que es muy importante que todos los partidos de gobierno, incluyendo al PC, tengan la capacidad de poder hacer una síntesis política muy rápidamente considerando todos estos elementos.
Con usted llegaron a Palacio dos figuras importantes del laguismo y el bacheletismo como son Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte, ¿qué mirada tiene del rol de la ex Concertación?
Todos tenemos nuestra historia y es como el debate de los tuits. Uno tiene que vivir con aquello. A mí me toca trabajar directamente con la ministra Tohá y tengo la mejor impresión de ella. Tengo mucha confianza en que lo va a hacer extraordinariamente bien y a uno le queda estar a disposición. No tengo aprensiones de ningún tipo, porque tanto la ministra Uriarte como la ministra Tohá vienen a contribuir lealmente con el Presidente, sabiendo quién es, cuál es la configuración de sus alianzas y cuál es su programa. Uno no tiene que hacer suposiciones de ningún tipo, sino creer que vienen con la mejor disposición.
¿Cuál será su sello en la Subdere?
Este espacio no es un espacio que me sea ajeno justamente por mi relación con el mundo municipal. Antes de ser subsecretario de Educación, me tocó desarrollar funciones directivas y también políticas en la Municipalidad de Cerro Navia, donde realizamos un proyecto muy lindo con el alcalde Mauro Tamayo que impactó muy directamente en esas comunidades. Por eso, desde la Subdere, queremos reforzar ese vínculo con el poder local. Por otro lado, tenemos una agenda de gobierno también de continuidad. Ahí está el debate de la transferencia de competencias, que es algo muy central. Luego tenemos otros compromisos que son muy relevantes. Mirar la nueva estructura de financiamiento del sector municipal.
Se vienen cambios en las delegaciones…
Hay un proceso que está en desarrollo de evaluación, sin embargo, como en todo gobierno, siempre todos sus funcionarios o funcionarias que son de confianza están sujetos a evaluaciones y a cambios eventuales. Es natural que después de un cambio de gabinete uno pueda hacer una evaluación completa de la estructura del gobierno en todos los niveles.