Los obituarios ya estaban más que listos, aunque nadie se aventuró a vaticinar que en el transcurso de apenas nueve días el siglo XX -al menos de manera simbólica- quedaría atrás sin contemplación. Fue ese el lapso de tiempo que pasó entre la muerte de Mijail Gorbachov, el 30 de agosto pasado, y el fallecimiento de la Reina Isabel II, el 8 de septiembre. De un día para otro, ambos acontecimientos apagaron de forma definitiva los últimos símbolos políticos del siglo pasado que, aunque disímiles, encarnaban sucesos clave de aquella era: en el caso de la monarca británica, el triunfo en la Segunda Guerra Mundial y el intento de Occidente por mantener su estabilidad; en el caso de “Gorbi”, la Guerra Fría y el colapso de la órbita soviética.
Aunque el último día del siglo XX es a menudo situado en el 11 de septiembre de 2001 -cuando los ataques terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York dieron paso a un nuevo orden mundial-, el fallecimiento de la Reina Isabel y Gorbachov simbolizan el fin de una época. Con la excepción de Henry Kissinger -el exsecretario de Estado de Nixon que modeló buena parte de la política estadounidense y que se mantiene activo a sus 99 años-, todas las principales figuras del siglo pasado -al menos las de su segunda mitad- fallecieron: del Papa Juan Pablo II a Fidel Castro, de Kohl a Mitterrand, y de Martin Luther King a Mandela.
Muertos ya todos estos iconos, con la desaparición de la Reina Isabel II y Gorbachov se cierra el siglo XX y, de paso, se despide la generación de líderes que debió enfrentar las guerras europeas y gestionar un mundo polarizado que se dividió y creció bajo el paraguas de Washington y Moscú.
“Toda mi vida, ya sea larga o corta, la dedicaré a su servicio”. Eso fue lo que Isabel II les prometió a los británicos hace 70 años, cuando asumió el trono. Pese a su delicado estado de salud y con 96 años a cuestas, la reina cumplió su palabra: se mantuvo activa e influyente hasta el final, e incluso dos días antes de su fallecimiento nombró a Liz Truss como primera ministra. En total, 15 líderes británicos gobernaron durante su reinado, desde Winston Churchill hasta Truss.
El deceso de Isabel II también cortó el último vínculo vivo de alto perfil de Gran Bretaña con la era de su extenso imperio. “La muerte de la Reina Isabel marca el final de una era y, de cierta manera, el fin de un estilo de vida”, señaló a La Tercera el historiador Antony Beevor, en septiembre pasado. “Su legado es uno de completa admiración por el deber, y uno completamente incorruptible: nunca dejó de desempeñar el papel que se le exigía. Y, en cierta manera, tenía el sentido del deber de la generación de la Segunda Guerra Mundial. Eso fue muy importante para las personas, aquella situación en la que la familia real decidió permanecer en el Palacio de Bukingham junta, en momentos en que Londres era bombardeada. Eso fue algo que la gente no olvidó”, señaló el autor de Berlín: La caída, 1945.
En el caso de Gorbachov, el último líder de la Unión Soviética -fallecido a los 91 años- era visto por Occidente como un “héroe”, ya que puso fin a la Guerra Fría sin derramamiento de sangre, aunque que en Rusia lo recuerdan como el gobernante cuyas políticas derivaron en el colapso de la URSS y, por ende, de la hegemonía soviética.
“El legado de Gorbachov sigue siendo mixto y controvertido. Trató de reformar el sistema comunista obsoleto, lo que resultó en una desintegración incontrolada del Estado comunista y una transición muy dolorosa al capitalismo. Promovió ideas de valores comunes, una Europa más grande y equilibrio de intereses, aunque el colapso de la Unión Soviética en diciembre de 1991 fue seguido por muchos conflictos armados, y las guerras civiles finalmente resultaron en el enfrentamiento actual entre Rusia y Occidente”, dijo a este diario Andrey Kortunov, analista político y alto asesor del Kremlin.
Precisamente sus reformas -la glásnost y la perestroika-, con las que intentó democratizar la URSS y el Partido Comunista, además de abrir la economía, tuvieron consecuencias telúricas. Como el sistema era frágil, colapsó, con efectos enormes desde la antigua Cortina de Hierro, hasta La Habana.
Aunque de perfil más bajo, pero clave en las relaciones internacionales, el 23 de marzo y a los 84 años falleció Madeleine Albright, la primera mujer en dirigir la diplomacia estadounidense. Albright luchó por ampliar la OTAN y abogó para que su país y Occidente se involucraran en las dos mayores crisis de política exterior de la década del 90: los genocidios en Ruanda y Bosnia-Herzegovina. Símbolo feminista, solía decir: “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan entre sí”.
Otra figura clave que falleció este año fue el cardenal Angelo Sodano, exnuncio apostólico en Chile durante el régimen de Augusto Pinochet, entre 1978 y 1988, y secretario de Estado del Vaticano entre 1991 y 2006. “Chile impulsó la carrera de Sodano hacia las más altas responsabilidades vaticanas. De simple diplomático nombrado por el Papa Pablo VI cuando llegó a Santiago de Chile en 1978, salió del país en 1989 convertido en “ministro de Asuntos Exteriores” de Juan Pablo II”, señaló Frédéric Martel, periodista de Radio Francia en París y autor de Sodoma, en una columna en junio pasado. “No hay duda de que Sodano estaba al tanto de los abusos sexuales que se cometían en esa iglesia (El Bosque), al igual que no hay duda de que protegió deliberadamente a Karadima. Que Sodano fue el gran defensor de Pinochet en Roma hasta su muerte y su protector católico, tampoco hay duda”, agregó.
El 2022 también se llevó a figuras clave del mundo de la cultura y el espectáculo. Quien mejor encarnaba la época dorada del rock and roll -el género que marcó al siglo XX- era Jerry Lee Lewis, fallecido el 28 de octubre a los 87 años. Conocido como The Killer, el músico rivalizó en la década del 50 con todos los protagonistas de aquella música que revolucionó a Estados Unidos y luego a otras latitudes: Elvis Presley, Little Richard y Chuck Berry. En todo caso, Jerry Lee Lewis tuvo éxitos y voz propia, principalmente gracias a hits como Great Balls of Fire y Whole Lotta Shakin’ Goin’ On.
También dijeron adiós iconos culturales, como Jean-Luc Godard, el enfant terrible del cine francés de la Nouvelle Vague y que revolucionó el arte en la década del 60. El cineasta, que reescribió las reglas para las cámaras, el sonido y la narrativa, falleció en septiembre, a los 91 años.
En la televisión y la música, figuras que marcaron a varias generaciones en el siglo pasado también salieron de escena: Angela Lansbury (la Reportera del Crimen), Bernard Shaw (presentador de CNN), Olivia Newton-John (Grease), James Caan (El Padrino y Misery) y Pablo Milanés, cantautor cubano y exponente de la Nueva Trova, corriente estrechamente asociada a la ola izquierdista que irrumpió en América Latina en la segunda mitad del siglo XX.
En el universo de la poesía y el ensayo, el 24 de noviembre falleció, a los 93 años, Hans Magnus Enzensberger, descrito por El País de España como “el gran intelectual alemán del siglo XX”. “Autor de más de 70 volúmenes, fue también editor y periodista y un referente en todos los debates intelectuales sobre las transformaciones sociales y políticas de las últimas décadas”, consignó el periódico español.
Y en el deporte, Brasil y el mundo observaron el jueves entre lágrimas la partida de Pelé, “O Rei”.