Después de 12 años de que lo llama una “revolución conservadora”, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, el jefe de gobierno que más tiempo lleva en el cargo en la Unión Europea, enfrentará mañana su reto más grande desde que llegó al poder. Las encuestas pronostican una contienda reñida, con leve ventaja para el partido gobernante, el nacionalista Fidesz.

Se trata de las novenas elecciones desde la caída del comunismo y la transición del país en 1989. Una etapa en la que el ultraconservador Orban, ha gobernado la mayor parte del tiempo: ganó cuatro elecciones, tres de ellas consecutivas desde 2010, las anteriores, en 1998.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, habla en el escenario durante el acto de cierre de campaña del partido Fidesz, en Szekesfehervar, el 1 de abril de 2022. Foto: AFP

Pero esta vez el escenario es distinto para Orban. A diferencia de los tres últimos comicios, que ganó con holgura y tras los cuales ha gobernado con mayoría absoluta en el Parlamento, en esta ocasión el controvertido político y siempre díscolo con Bruselas se mide contra una insólita coalición formada por seis partidos de la oposición, que abarcan todo el espectro político. Unieron sus fuerzas para crear juntos una sola lista nacional, con un candidato de la oposición, Péter Márki-Zay, alcalde de la localidad de Hódmezővásárhely desde 2018, que ganó las primarias celebradas en octubre de 2021.

Hasta hace pocas semanas, Orban insistía en que las elecciones de mañana decidirían si esta pequeña nación del centro de Europa podía librarse de la “locura del género” que hay en Occidente. La invasión rusa de Ucrania, sin embargo, hizo cambiar la estrategia del premier húngaro, quien trata de encontrar un equilibrio entre sus aliados occidentales y sus lazos económicos con Rusia, según destaca The Associated Press.

El dirigente nacionalista de 58 años hizo a un lado temas culturales como la prevalencia de contenido LGTBIQ+ en los medios de prensa y la ansiedad sobre la inmigración para enfocarse de lleno en lo que describe como un dilema existencial: La paz y la seguridad que supuestamente representan él y su partido Fidesz o la amenaza de una guerra y un caos en caso de que ganen sus rivales anti Kremlin. “Si queremos la paz, debemos votar por Fidesz”, afirmó Orban en un acto el miércoles. “Si queremos ver peligrar la paz, podemos votar por la izquierda”.

Un cartel con el nombre del partido Fidesz se ve entre los partidarios de Orban, mientras celebra su acto de cierre de campaña en Szekesfehervar. Foto: Reuters

Orban llegó al poder por primera vez en mayo de 1998, después de que Fidesz obtuviera el mayor número de escaños en el Parlamento en las elecciones generales, y se convirtió en el jefe de gobierno más joven de Europa en ese momento. Tras perder las elecciones en 2002, pasó ocho años en la oposición y volvió al poder en 2010.

Entonces empezó de inmediato una profunda transformación del país, como raramente se ha hecho en Europa, y ha hecho virar su destino. Lo que inició un largo conflicto con la Unión Europea en el que los cambios en el sistema electoral, la libertad de prensa y los derechos LGTBIQ+ son algunos de los puntos más polémicos. También hubo tensiones con la Comisión Europea, que ha puso en marcha un inédito dispositivo que permite privar de fondos europeos a un país donde se constatan violaciones del Estado de derecho.

“Cuando miramos los últimos 12 años, el Estado de derecho y la democracia se han deteriorado enormemente en Hungría. Y ahora estamos en un punto en el que tenemos que preguntarnos si el país cumple con los estándares democráticos”, asegura la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Katarina Barley, en declaraciones a Euronews.

El candidato de la oposición, Péter Márki-Zay, habla en uno de sus eventos de campaña, en Budapest, el 29 de marzo de 2022. Foto. AP

Uno de los momentos de mayor tensión fue en 2015 y estuvo relacionado con la migración, cuando Orban construyó una valla fronteriza e inició un discurso antirefugiados. Y la OLAF, la agencia antifraude de la UE, también dio la voz de alarma por el mal uso de los fondos del bloque. “Todo el mundo sabe que el gobierno húngaro, especialmente Orban y su clan, es muy, muy corrupto, probablemente el gobierno más corrupto de Europa”, cree Barley.

De hecho, en 2020, la influyente ONG estadounidense Freedom House retiró a Hungría de la lista de Estados democráticos y lo incluyó en la de los “regímenes híbridos”, hecho inédito en la Unión Europea.

Viktor Orban y Vladimir Putin se dan la mano después de una conferencia de prensa en Budapest, el 30 de octubre de 2019. Foto: AFP

Durante su última legislatura, con el número de muertos por la pandemia de coronavirus alcanzando una de las tasas más altas del mundo, la atención del gobierno se dirigió hacia las organizaciones LGTBIQ+, afirmando que hacían campaña para convertir a los niños húngaros en homosexuales y transexuales. Se aprobó una nueva ley que difuminaba, intencionadamente, las líneas entre la homosexualidad y la pedofilia, destaca Euronews.

Ignorando las críticas de los occidentales, que le reprochan una deriva autoritaria, Orban llega a estas elecciones confiado en lograr un cuarto mandato consecutivo. La ventaja de Fidesz en las encuestas es estrecha y “todas las opciones están sobre la mesa”, dijo a la agencia AFP Bulcsú Hunyadi, analista del instituto independiente Capital Político de Budapest.