Pablo Evelson, decano de Facultad de Farmacia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), detalló a La Tercera el presente de la educación superior argentina. Los salarios en la UBA —que son el 90% del presupuesto— perdieron un 35% del poder adquisitivo. Los gastos de funcionamiento —el otro 10%— tuvieron un recorte real de hasta el 80%. El Ejecutivo de Javier Milei ya anunció que propondrá una solución.
¿Cuál es la solicitud al gobierno de Javier Milei?
Lo que necesitamos es que se tenga en cuenta la pérdida del salario del personal docente y no docente de la universidad, y que además se ajusten los gastos de funcionamiento de tal manera de por lo menos acercarnos a la inflación.
¿Cómo se posicionó usted frente a la marcha?
Nosotros nos plegamos a la marcha y tratamos de que tuviera la mayor adhesión posible. Lo trabajamos primero con la comunidad de la facultad, y después salimos a contar hacia afuera de la universidad lo que nos estaba pasando. Esto se fue gestando durante un mes.
En contraste con movilizaciones previas, esta tuvo efectos concretos. ¿Por qué se dio esa diferencia?
Porque la consigna de la marcha era bien clara: era por la universidad pública. Y los resultados tuvieron que ver con que fue completamente transversal. Si bien hubo participación de los partidos políticos y de los sindicatos, porque nosotros no le dijimos a nadie que no viniera a la marcha, solo pedimos el acompañamiento de toda la sociedad, pero independientemente de esa presencia, lo que uno podía observar era efectivamente un apoyo transversal. Además de la comunidad educativa, había gente común y padres de estudiantes acompañándonos. Por otro lado, no fue solo en la capital federal, en la ciudad de Buenos Aires, sino a lo largo de todo el país, porque hubo marchas en Córdoba, en Rosario y en las principales ciudades argentinas. A lo que nosotros siempre apuntamos es a generar un diálogo para entablar consensos con las autoridades nacionales. Yo soy optimista en que el acompañamiento de la sociedad a la marcha hará revisar al gobierno la posición en la que estaba.
El Ejecutivo dijo que impulsará auditorías. ¿Qué le parece esa medida?
La UBA tiene auditorías y mi facultad también, las que se hacen todos los años. En nuestra Constitución, las universidades son autónomas y los mecanismos de auditoría tienen que generarlos las propias autoridades. En nuestro caso, la UBA revisa las facultades y luego rinde cuentas a la Auditoría General de la Nación, que está nombrada por el Poder Legislativo. Todos los meses la universidad informa los gastos al organismo del que depende la Universidad de Buenos Aires, la Subsecretaría de Políticas Universitarias, y todos los años la UBA además informa su balance a la Contaduría General Nacional, que depende del Ministerio de Economía. Por lo tanto, el gobierno está recibiendo constantemente informes de los gastos que se generan en las universidades. Nosotros estamos muy regulados todo el tiempo, y no hay problema en que nos auditen porque tenemos todos nuestros actos administrativos perfectamente registrados y conforme a las leyes.