La histórica actuación de Chile en Tokio pone al país a la vanguardia del deporte paralímpico internacional. De los 19 participantes de la delegación, la gran mayoría celebró al menos un diploma, siendo las actuaciones más destacadas el oro y las dos platas del nadador Alberto Abarza, la medalla dorada de Francisca Mardones en el lanzamiento de la bala y el segundo lugar de Mariana Zúñiga en el tiro con arco y el bronce de la canoísta Katherinne Wollermann. Una producción altísima y que responde a una evolución constante en los últimos años, gracias a una estructura dirigencial, mayor inversión y focalización de recursos.

“Los presupuestos han ido aumentando de forma sostenida desde 2014. Actualmente estamos apoyando a 18 disciplinas de las 22 que hay, priorizando seis de las siete que estuvieron representadas en Japón. La otra es el tiro con arco, que se desarrolló gracias a la federación convencional y nosotros solamente nos sumamos al final, colaborando con implementos”, explica Ricardo Elizalde, presidente del Comité Paralímpico de Chile (Copachi).

Ahí radica una de las grandes diferencias con el deporte convencional, ya que esa focalización ha permitido generar más medallas en los últimos nueve años que su par olímpico en 125. Menor burocracia, producto de que hay pocas entidades intermediarias, y una dirigencia muy ejecutiva han permitido obrar esta gran hazaña.

En ese sentido, el oro de Cristián Valenzuela en Londres 2012 fue el espaldarazo definitivo para una serie de decisiones. “Con el triunfo de Valenzuela, era importante tener referentes y un argumento válido para obtener más recursos. Motivó a los deportistas en situación de discapacidad, lo que permitió que surgieran nuevos atletas. Luego, tuvimos una buena participación en Toronto y pudimos abarcar más deportes”, afirma el timonel.

Uno que ha sido testigo de todo el crecimiento del deporte paralímpico es el pesista Juan Carlos Garrido, cuarto en Tokio y uno de los exponentes con más años en el alto rendimiento. “Yo vengo desde el 98, cuando fue mi primera competencia. No había Comité, solo una federación. A los Paralímpicos de Sídney fuimos cuatro deportistas, y la ropa la compramos en el Persa Bío Bío, las chaquetas que eran de fútbol y había cero recursos. La gente pensaba que ir a competir era como el paseo de fin de año de los cojitos”, recuerda.

Desde luego que una de las luchas más complejas ha sido frente a esos prejuicios. “Mucha gente todavía cree que el deporte paralímpico no es alto rendimiento, sino que recreacional. Incluso hay profesionales que les cuesta trabajar con nosotros. Necesitamos personas que sepan de alto rendimiento, no de personas discapacitadas. Afortunadamente a Tokio fuimos con profesionales que sabían hacer su pega. Estoy más que orgulloso”, agrega.

Luego de retirarse tras un error en su inscripción para los Juegos de Atenas, decidió volver. “En 2011 me encontré con un deporte paralímpico al que se le empezó a dar más importancias. Yo saqué una medalla y recibí la beca Proddar, que me permitió dedicarme cien por ciento a esto”, afirma el deportista, quien desde entonces reside en el hotel del CAR.

Estos mismos cambios en el sistema deportivo han ido permitiendo que los exponentes puedan dedicarse a esto. Igualmente, hay algunos deportistas que todavía realizan otras funciones, como el tenimesista Cristian González, quien trabaja en Enel, o su colega Cristián Dettoni, quien hace clases en el Colegio Barrie Montessori, de Peñalolén. Ambos, en todo caso, han recibido el apoyo del flamante Plan Paralímpico para su preparación.

Sobre este último programa que entró en vigencia este año, la ministra Cecilia Pérez destaca su importancia: “La histórica actuación del Team ParaChile en Tokio nos deja muy contentos, porque forma parte de una planificación seria y organizada que ha sido consolidada a través del Plan Paralímpico y que, desde un inicio, estuvo orientada a mejorar nuestra cosecha de resultados a nivel continental y mundial”.

Más especialización

De todos modos y a pesar de estos grandes avances, los cerca de $ 1.500 millones que reciben se hacen escasos, su destino es muy estudiado. “Lo más complejo es mantener una ecuación justa de entregar recursos a los deportes más especializados y a los que no están tan desarrollados. Sabemos que estamos al debe con varios recursos para cubrir sus necesidades. Nos ocurre con los entrenadores, cuyas remuneraciones son bajas y esperamos mejorarlas”, afirma Ricardo Elizalde.

“Se ha avanzado y se han hecho esfuerzos, pero creemos que se puede mejorar. En el caso de los técnicos no se les valora como corresponde en cuanto a la trayectoria y resultados. Eso también debe ser premiado”, complementa Garrido.

Entre los desafíos planteados, en el Copachi creen que es urgente adoptar algunas medidas similares a las que hoy rigen en el deporte convencional. “Nos gustaría potenciar el área de identificación de talentos y el área de marketing, donde no tenemos una persona en esa función, como sí ocurre con el ADO o el COCh. Además, nos gustaría sumar un metodológo más, y hemos conversado con el Mindep acerca de la posibilidad de tener un head coach que pueda planificar. Pero para todo eso necesitamos mayor inversión”, plantea el mandamás de la entidad.

Con solo 19 años, Mariana Zúñiga ganó la medalla de plata en tiro con arco, en su primeros Juegos Paralímpicos. Foto: REUTERS.

Elizalde sabe que es un gran momento para consolidar todos esos apoyos. “Tenemos que aprovechar este impulso, nosotros no somos de golpear la mesa. De hecho, nuestro estilo es demostrar y después pedir. Fuimos con siete deportes a Tokio y en Santiago 2023 habrá 17, tenemos que darles impulso potente a los deportes colectivos. Queremos ser muy buenos anfitriones y también muy buenos competidores. Esperamos que, con estos resultados, el presupuesto aumente. Es el minuto de pedir más”, expresa, a días de que comience la discusión de la Ley de Presupuestos 2022.

Por su parte, Garrido, quien es vicepresidente de la Comisión de Deportistas Paralímpicos, va un poco más allá: “Yo sé que Ricardo no es de golpear la mesa, siempre nos dice eso, pero nosotros como deportistas creemos que sí hay que golpear la mesa cuando las cosas no son justas. Hoy demostramos que estamos haciendo bien la pega y queremos que se invierta más en nosotros. También estamos conscientes de que hay que retribuir con resultados de nuestra parte, no nos podemos relajar”.

El pesista destaca que “la ministra se ha preocupado, también ha habido un buen trabajo del Comité. Hay proyectos, como la construcción de un centro para el deporte paralímpico, pero todavía hay muchas necesidades y hay que ir por más”.

El deporte paralímpico chileno vive un momento estelar y se ilusiona con dar un nuevo salto de calidad.

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