Interés en el proceso y frustración frente a la imposibilidad de plasmar algunas demandas sociales en el papel. Esos son algunos de los temas que abordó la Encuesta Zoom de ReConstitución -una iniciativa de la Cámara Chilena de la Construcción, Criteria y La Tercera- cuyo objetivo es darle seguimiento al proceso constituyente.
En esta primera entrega, el sondeo dio las primeras pistas sobre cómo piensan las personas que este sábado y domingo asistirán a las urnas, entre otras cosas, para elegir a los 155 integrantes de la Convención Constitucional.
El sondeo se realizó entre el 4 y 10 de mayo, consistió en una encuesta autoadministrada a través de un panel certificado de acceso online, la cual recogió opiniones de una muestra de 997 personas, mujeres y hombres mayores de 18 años de los niveles socioeconómicos ABC1, C2, C3 y D, residentes de todo el país.
Uno de los primeros aspectos que analizó el estudio fueron los sentimientos de las personas frente al proceso para redactar una nueva Constitución. Así, frente a la pregunta: “¿Cómo te sientes respecto del proceso constituyente?”, una gran mayoría de los encuestados respondió de forma optimista. Un 72% dijo que se siente “bastante o muy interesado”, el 71% respondió que se siente “más bien optimista” y un 52% señaló que está “informado o muy informado”. Al mismo tiempo, el 63% dijo que el resultado final de la nueva Constitución va a tener consecuencias positivas y las cosas van a estar mejor para el país.
Para el gerente general de Criteria, Matías Chaparro, los resultados positivos tienen que ver con que “el proceso de cambio constitucional logró ser percibido como la solución política más relevante al estallido social”. Agrega que “el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 despertó altas expectativas y por lo menos hasta ahora no han existido señales que inviten a la ciudadanía a moderar esas expectativas”.
Según los resultados de la encuesta, seis de cada 10 entrevistados aseguró que se sentiría “muy frustrado o frustrado” ante la imposibilidad de que sus intereses queden reflejados en la nueva Constitución.
Al profundizar en esta pregunta, la mayor frustración aflora entre las mujeres (65%) y el tramo etario de personas mayores, de entre 60 a 99, con un 64%. La transversalidad de esta pregunta se refleja, además, en los grupos socioeconómicos: la frustración por no incluir las temáticas esperadas es igual entre el sector más rico de Chile (ABC1) y los de menores recursos del país, el grupo D (62% en ambos casos).
“La existencia de frustración no necesariamente atenta contra la legitimidad. Puede ocurrir que los ciudadanos que no se vieron reflejados en el texto final, igual voten a su favor en el plebiscito de salida. Todo depende de cómo se dé el proceso. Lo interesante acá es que una proporción muy importante de la población (40%) no se imagina a sí misma sintiendo frustración, aun frente a una Constitución contraria a sus intereses. Eso habla de una disposición muy positiva”, asegura Chaparro.
Dificultades para llegar a acuerdos
Otro aspecto abordado por esta medición fueron las consecuencias que tendrá la propuesta final que entregue la Convención Constitucional. En este sentido la encuesta revela que un 63% de las personas cree que “la nueva Constitución va a tener consecuencias positivas y las cosas van a estar mejor en el país”. La cifra contrasta con el 24% que considera que “la nueva Constitución no va a generar mayores cambios ni para bien ni para mal”, y el 13% que opina que la nueva Carta Fundamental “va a tener consecuencias negativas y las cosas van a estar peor en el país”.
¿Este optimismo se mantendrá en el tiempo? Para Chaparro esto dependerá de dos señales. Por un lado, la configuración de la convención, es decir, si termina “dominada por los políticos profesionales de siempre”. A su juicio “las expectativas de renovación de la clase política se podrían ver frustradas si la proporción de rostros nuevos e independientes es baja”.
El segundo elemento, añade Chaparro, tiene que ver con la posibilidad de que este nuevo órgano termine dominado por el conflicto: “La ciudadanía espera un debate donde se defiendan convicciones, pero también donde se busquen acuerdos. El riesgo es que se perciba que los constituyentes están más motivados por doblegar a sus oponentes y reforzar sus propias identidades políticas que por construir consensos que aporten al bien común”.
Pese a las consecuencias positivas que la mayoría de los encuestados cree que tendrá la redacción de una nueva Constitución, su proceso de debate, diálogo y deliberación no estará exento de dificultades. Llegar a acuerdos sobre el amplio espectro de demandas sociales que buscan tener cabida en el debate que sostendrán los 155 convencionales no será fácil, sobre todo considerando la regla de los 2/3.
Uno de los temas que se vislumbra como complejo para lograr un entendimiento es la reivindicación territorial del pueblo mapuche (79%). Al mirar en detalle este punto, se ve que la preocupación es transversal entre todos los grupos etarios encuestados (ver infografía).
Además de las reivindicaciones indígenas, otro de los temas que generan incertidumbre ante un eventual acuerdo de la
son la propiedad de derechos del agua (77%), la discusión sobre si el Estado debiese ser nacional o plurinacional (74%) y el límite de la propiedad privada (72%).
Dentro de esta misma pregunta, sin embargo, menos de la mitad de los encuestados vislumbra dificultades para llegar a un acuerdo y plasmar en la nueva Constitución materias vinculadas a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres ante la ley (46%), los años del período presidencial (47%) y si se debe mantener o cambiar el voto voluntario por uno obligatorio en las elecciones populares (48%).
La cientista política y académica de la Universidad de Chile María Cristina Escudero plantea que estos resultados son un reflejo de que “las personas son conscientes de las dificultades de tomar acuerdos al interior de la convención, incluso manifiestan que algunos temas son especialmente difíciles, como los relacionados con los pueblos indígenas, los límites a la propiedad y el régimen de gobierno”.
Pese a ese diagnóstico, Escudero asegura que en este nudo radica el mayor desafío que tendrá el órgano que redactará la nueva Constitución: “Las personas mantienen el optimismo de que los acuerdos se produzcan como fruto del diálogo y la negociación entre las y los constituyentes y que la nueva Constitución traerá consecuencias positivas para el país. Esto representa el desafío de la convención, convertirse en un lugar de encuentro para construir un mejor país, a pesar de las dificultades que ello representa. La tarea no es fácil, pero muy necesaria.
Sobre este mismo punto, el abogado y director ejecutivo de Idea País, Pablo Valderrama, comenta que “hay una clara tendencia en los mayores de 45 a considerar más difícil llegar a acuerdos sobre estos puntos”.
Por eso, agrega que “tal vez esto es una señal de que se necesita gente joven en la Convención Constituyente para que el proceso sea exitoso”.
El ánimo que tendrán los 155 convencionales electos para lograr estos acuerdos registró un “empate técnico” entre los encuestados. Un 50,5% de los participantes considera que los convencionales “serán firmes en sus posturas, dificultando el logro de acuerdos”. Por el otro lado, un 49,5% de encuestados opina que “serán flexibles en sus posturas, facilitando el logro de acuerdos”.
Ante la pregunta: “¿Cuál de las siguientes frases refleja mejor lo que a ti te gustaría que pasara?”, un 70% dijo que “la nueva Constitución sea el resultado del diálogo y la negociación entre distintos grupos de constituyentes, sin que exista una mayoría importante”. En tanto, un 30% se mostró identificada con la siguiente frase: “Que una mayoría importante de constituyentes logre finalmente redactar una nueva Constitución que refleje sus convicciones”.
“Contada en retrospectiva, la historia que a la ciudadanía le gustaría escuchar al final del proceso no es la historia de un grupo de constituyentes que construyó una gran mayoría, se impuso y logró redactar una Constitución según sus convicciones. Por el contrario, lo que quieren escuchar es la historia de una Constitución que surgió como resultado del diálogo y la negociación entre distintos grupos de constituyentes, sin que haya existido necesariamente una mayoría importante”, dice Chaparro.
El optimismo de los encuestados también tiene su correlato en una alta disposición para participar de forma indirecta o directa en el proceso de discusión constituyente. De las dos opciones con más apoyo, un 66% señaló estar dispuesto para participar en consultas ciudadanas y un 52% se mostró dispuesto para “ver en directo las sesiones en televisión”.