La ratificación de la norma de los 2/3 o la idea de introducir un plebiscito dirimente para enfrentar controversias no son fruto únicamente de la convicción individual de cada convencional. Esos debates y la forma en que se resolvieron son ejemplos de las negociaciones que los distintos colectivos han entablado para poder avanzar en el proceso de instalación, período en que la Convención terminó de definir sus reglamentos.
En ese proceso, cerca de una veintena de convencionales han tenido un rol preponderante en sus propios colectivos y han cruzado la vereda política para convencer y ser convencidos incluso por sus adversarios políticos.
Los liderazgos que pesan en el centro y la izquierda
Han jugado como “bisagra” y, pese a los pronósticos y a lo que pasa fuera del órgano constituyente (están divididos en materia presidencial), el Colectivo Socialista y el Frente Amplio (FA) han tejido lazos y construido confianzas que difícilmente se quebrarán en el debate de contenidos.
En la discusión reglamentaria, eso quedó claro cuando, en conjunto, inclinaron la balanza en una serie de materias relevantes, como la ratificación del quórum de 2/3 o al conferir la calidad de poder “originario” a la Convención.
En el FA, las figuras que han adquirido mayor influencia son Jaime Bassa y Fernando Atria, ambos independientes, pero que postularon en cupos RD y CS, respectivamente. El primero logró convertirse en el primer vicepresidente del órgano y durante este período se alzó como su principal interlocutor, cobrando incluso mayor peso que la presidenta, Elisa Loncón. Así ha quedado reflejado en diversas oportunidades, por ejemplo, cuando se negociaron los recursos adicionales con la Dipres para financiar las asignaciones.
Atria, a su vez, tuvo un rol clave en el debate reglamentario. En varias oportunidades moderó normas propuestas por sectores como los Movimientos Sociales y el PC, por ejemplo, la que buscaba establecer un plebiscito dirimente y que terminó siendo respaldada por el FA solo después de quedar sujeta a una reforma constitucional.
En el Colectivo Socialista, Ricardo Montero ha jugado como coordinador de los 17 convencionales del comité. Fue clave en la discusión reglamentaria y en la estrategia que fraguó la centroizquierda -con otros liderazgos como Fuad Chahin (Colectivo del Apruebo)- para evitar que el quórum de 2/3 se votara con esa misma regla, lo que habría implicado su rechazo. César Valenzuela, en tanto, es mencionado como “dialogante” y ha tenido un rol en materias técnicas y presupuestarias.
El sector también ha tejido redes con el Colectivo del Apruebo, quienes han defendido posturas moderadas y, a su vez, con Independientes Nueva Constitución (INN), donde se ha alzado como liderazgo Guillermo Namor. El convencional ha negociado apoyos de su comité con otros sectores, además de tener ascendencia en su propio colectivo. El mismo rol ha asumido Mauricio Daza (independiente). Ambos, dicen en el órgano, pesan más que las caras visibles: Patricia Politzer y Benito Baranda.
En un polo más a la izquierda ha operado el PC, fuerza que lidera a Chile Digno en la Convención, y que ha optado por tejer lazos con los Movimientos Sociales y el Pueblo Constituyente. Ha sido en esos sectores, y no entre sus aliados de Apruebo Dignidad, donde se han sentido más cómodos.
En todos los comités afirman que en el PC quienes pesan son la dupla Marcos Barraza-Bárbara Sepúlveda. Ambos articulan en la interna y también hacia la izquierda y la centroizquierda.
Si bien Chile Digno se ha anotado derrotas como la ratificación de los 2/3 y el rechazo a la indicación que elaboró personalmente Sepúlveda para que las abstenciones no fueran contabilizadas en el universo de votantes, también han tenido triunfos. El más significativo y donde la comunista tuvo un rol gravitante fue en la negociación de la fórmula que permitió que se aprobara el plebiscito dirimente.
En los Movimientos Sociales, Alondra Carrillo también asumió un papel importante en la discusión reglamentaria. Janis Meneses, a su vez, es considerada como una de las más “dialogantes” en ese sector. De hecho, varios recuerdan que fue ella una de las primeras en salir a dar vuelta la página al no lograr reducir el quórum a 3/5.
En Pueblo Constituyente, por su parte, destacan a Daniel Bravo como un articulador interno del colectivo. Fue incidente en la discusión reglamentaria.
Las mujeres fuertes de los pueblo originarios
Una historia conocida es que los pueblos originarios han tenido una convivencia compleja. La primera señal se dio el día de la instalación de la instancia, el 4 de julio, cuando se enfrentaron por la presidencia Elisa Loncón -quien se impuso con el respaldo del FA, el Colectivo Socialista, parte del Colectivo del Apruebo, INN y otros mapuches-, y su par del pueblo colla Isabel Godoy, hoy vicepresidenta y quien había sido promovida por los otros pueblos del norte y el PC.
Ambas dirigentas han jugado roles significativos. Mientras Loncón ha tenido un papel más institucional y ha articulado al resto de los mapuches, Godoy ha defendido las posiciones de los pueblos del norte -junto a Luis Jiménez (aimara)-, quienes han acusado un intento de “mapuchizar” las demandas de los escaños reservados. La representante colla se ha atrevido a enfrentar a Loncón, incluso públicamente. “Cuando tienen un triunfo es de la mesa, pero cuando tienen la ‘cagada’, es de la mesa ampliada”, acusó a inicios de septiembre en plena sesión.
En el comité mapuche, además, se menciona como un liderazgo a Rosa Catrileo, quien será la única representante de los pueblos originarios en la Comisión de Sistema Político y jugó un rol clave en la discusión reglamentaria, particularmente en el instrumento que normará la Participación y Consulta Indígena. Fue ella quien afinó la polémica indicación que reemplazó el texto despachado al pleno y que terminó siendo aprobado.
Natividad Llanquileo, en tanto, es vista como una figura que “pesa”, aunque defiende una mirada “más radical” de los mapuches.
Los articuladores de Vamos por Chile
En los 48 días que pasaron desde que salieron electos hasta que asumieron , Rodrigo Álvarez (UDI), Hernán Larraín Matte (Evópoli), Cristián Monckeberg (RN) y Marcela Cubillos (independiente-UDI) comenzaron a tejer las redes que hoy han afianzado.
Con estilos diferentes e, incluso, posiciones que dan cuenta de “dos almas” en el sector, la coordinación del colectivo ha estado principalmente centrada en estos cuatro convencionales, quienes tienen un fuerte ascendente entre los militantes de sus partidos e independientes vinculados a estos.
En el caso de Monckeberg y Larraín Matte, tanto en la derecha como en los colectivos Socialista y del Apruebo los describen como figuras que tienden a “acercar posiciones políticas”. Álvarez y Cubillos son considerados como expresiones “más duras” del colectivo, aunque el primero ha buscado ser bisagra en la Convención.