En un asalto sorpresa, los rebeldes sirios de la agrupación Hayat Tahrir al-Sham (HTS) entraron a la segunda ciudad siria, Alepo, ocho años después de que las fuerzas leales a Damasco tomaran el control de la ciudad.

Este ataque es el primero a gran escala desde el alto el fuego que se declaró en marzo de 2020, donde intervinieron los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. Moscú es uno de los principales apoyos de Al Assad, y gracias a su intervención en 2015, el mandatario sirio pudo repeler a los rebeldes, en una guerra que empezó durante la Primavera Árabe, en marzo de 2011.

Los insurgentes del HTS iniciaron una importante ofensiva a principios de esta semana desde su base en la zona rural de Idlib, una estrecha franja en el noroeste del país. Ya para la mañana del viernes, los rebeldes habían capturado más de 50 pueblos y ciudades en el norte y noreste de Siria, llegando a las puertas de Alepo, una ciudad que hasta el momento estaba en el poder del Ejército Sirio. Según el director del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (SOHR), Rami Abdel Rahman, el HTS y sus facciones aliadas “están en los barrios del oeste y el sur oeste de Alepo”.

Aunque un oficial del gobierno sirio aseguró a la agencia France Presse (AFP) que refuerzos del ejército están llegando a Alepo, otras fuentes aseguran que la ciudad estaría siendo abandonada por parte del gobierno de Assad.

La fuente citada por la agencia indica que “hay batallas duras en el oeste de Alepo, pero aún no entran en la ciudad”. Un comunicado del ejército asegura que las tropas habrían rechazado el ataque y retomado posiciones.

Desde SOHR dijeron que los rebeldes habrían tomado “el control de cinco barrios”, en medio de una situación en la que las fuerzas de Assad no estaban preparadas para el ataque. “Es extraño ver que las fuerzas del régimen reciben golpes tan grandes a pesar de la cobertura aérea rusa y las primeras señales de que HTS iba a lanzar esta operación. ¿Dependían de Hezbollah, que ahora está ocupado en el Líbano?”, sugirió Abdel Rahman.

Un rebelde sirio en un vehículo militar en Al Rashideen, provincia de Alepo. Foto: Reuters.

En esta ofensiva, que comenzó el día miércoles y fue llamada “Operación Disuasión a la Agresión”, ya habrían más de 230 víctimas mortales, en los números del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Entre los muertos, se cuenta una veintena de civiles, 129 combatientes rebeldes y 82 fuerzas del régimen y aliados.

El ejército sirio describió la continua campaña de los islamistas como “un enorme ataque terrorista a gran escala...utilizando armas medianas y pesadas”, según un comunicado difundido por la agencia estatal de noticias de Damasco. La HTS está catalogada como organización terrorista por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Entre los civiles muertos, se cuentan cinco niños y tres mujeres, que habrían fallecido en medio de ataques aéreos rusos este jueves, en las localidades de Al Atareb e Izza, zonas rurales de Alepo. De acuerdo a las informaciones del Observatorio, los ejércitos de Rusia y Siria han lanzado desde el miércoles un total de 63 ataques aéreos contra distintas posiciones de la mencionada provincia y de Idlib.

El territorio controlado por HTS y otras facciones, concentrado alrededor de la ciudad de Idlib, ha sido el último pedazo de tierra en manos de la oposición desde que Assad, respaldado por Irán y Rusia, aplastó la rebelión. Ahora, la oficina de prensa de la HTS indica que se habrían tomado 100 kilómetros cuadrados de territorio desde que se lanzó el ataque.

Un rebelde sirio en moto en Al Rashideen, provincia de Alepo. Foto: Reuters.

Los rebeldes sirios comenzaron su ofensiva el día después de que Israel acordara un alto el fuego con Líbano, tras dos meses de intensos ataques aéreos y una invasión del sur del Líbano. Para los rebeldes sirios, “esta es una oportunidad única en la vida”, dijo al diario The Guardian, Dareen Khalifa, analista senior sobre Siria en Crisis Group: “¿Cuándo más van a conseguir que el mundo, Estados Unidos, Israel y todos los demás vayan tras sus propios rivales?”.

Los analistas dijeron al diario Financial Times que, utilizando armamento sofisticado, incluidos drones, los combatientes experimentados se habían aprovechado de la escalada de ataques israelíes contra grupos militantes afiliados a Irán que ayudaron a Assad a aplastar la rebelión original. Mientras Israel y los militantes libaneses de Hezbolá libraban una guerra durante más de un año en el vecino Líbano , la fuerza israelí atacó depósitos de armas y rutas de suministro en Siria para impedir que el grupo respaldado por Irán se rearmara a través de corredores terrestres desde Irán.

Una de las potencias aliadas de Assad, Rusia, se manifestó en la voz del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que denunció la ofensiva como un “ataque a la soberanía siria”, manifestando la esperanza de que el régimen pueda recuperar pronto el control de la zona.

También respaldando a Damasco, el canciller iraní, Abbas Arqchi, prometió “apoyo continuo al gobierno, la nación y el ejército de Siria”, luego de tener una llamada telefónica con el ministro de Relaciones Exteriores sirio Basal al Sabagh.

En el otro lado, la cancillería de Turquía, exigió a Siria el “poner fin a los bombardeos” de la ciudad de Idlib y la región, siendo este el bastión de la oposición a Assad