Reseña de libros: de Irene Solá a Paloma Valenzuela
Te di Ojos y Miraste las Tinieblas, la tercera novela de la exitosa escritora española; El Retrato del Tiempo, un viaje de miles de millones de años de la mano de la paleoecología, y un conmovedor libro ilustrado y escrito en décimas, sobre una niña que volvió desde el mar, en las lecturas de la semana.
Te di Ojos y Miraste las Tinieblas, de Irene Solá (Anagrama)
Había esperado su muerte con ilusión. Margarida rezaba y esperaba que el paso de la vida a la muerte fuera como un tránsito glorioso, exultante. Pero cuando murió, no la recibieron los ángeles ni la mano de Dios, sino un coro de mujeres viejas, “sucias y desabridas”: sus parientas. Ahora ella vigila y espera la muerte de Bernardeta. Te di los ojos y miraste las tinieblas es la tercera novela de Irene Solá, la premiada y aplaudida autora de Canto yo y bailan las montañas. Publicada por Anagrama, la nueva novela de la escritora española es una historia de mujeres, fantasmas y leyendas. El relato transcurre en un día, entre el amanecer y la noche, y recoge historias que abarcan siglos.
En una antigua casona rural, un grupo de mujeres habla desde ultratumba, recuerda y revive la historia de la familia, marcada por un pacto con el diablo. La voz narrativa pasa de un punto de vista a otro. Se cruzan así los recuerdos de Joana, la matriarca que hizo y rompió el pacto con el diablo; Margarida, a la que le falta un cuarto de corazón pero le sobra rabia; Blanca, que nació sin lengua, y Bernardeta, que no tiene pestañas pero ve lo que tal vez no debería.
Escrita con gran agilidad y riqueza expresiva, con humor, ritmo y enorme gracia, la novela juega con la luz y la oscuridad, la risa y la tragedia, la memoria y el olvido. Dotada de imaginación y belleza, la narración cuenta una infinidad de relatos, comprime y expande el tiempo y le da voz a esas mujeres que no suelen protagonizar la historia.
El Retrato del Tiempo, de Natalia Villavicencio (La Pollera)
Una ola de calor excepcional se vivió en julio en Roma. Durante ese mes se desarrolló allí el encuentro de la Asociación Internacional del Cuaternario, el último de los grandes períodos geológicos. Uno de los temas de conversación del congreso fue de qué modo el estudio de los fósiles podría aportar a la conservación de especies en peligro. Y en ese contexto, “se anunció que el primer bebé mamut des-extinguido llegaría a nuestras vidas el año 2027″, cuenta Natalia Villavicencio, especialista en paleobiología. A partir de restos de mamuts congelados hallados en el Ártico, se introducirá este material genético al genoma del elefante asiático. Los embriones híbridos serían implantados en las elefantas para ver nacer un nuevo animal, en parte elefante y en parte un mamut des-extinto. No es ciencia ficción ni Jurassic Park: es el proyecto de la compañía Colossal Bioscience, que busca revivir especies extintas.
Este es uno de los datos que entrega la autora en este ensayo, que parte con su búsqueda de paleomadrigueras de roedores en el desierto de Atacama, en 2007, y se mueve en el tiempo y el espacio para preguntarse por las causas de la extinción de especies. Escrito en un lenguaje sencillo y armada de cifras y hallazgos asombrosos, la autora invita a un viaje de miles de millones de años a través de la paleoecología, o la ecología del pasado: el estudio que permite reconstruir los ecosistemas extintos y que podrían arrojar información para entender la actual crisis climática.
Madre Mar, de Paloma Valenzuela (Mis Raíces)
“Es un relato real/ Este que yo les presento/ Almacenado en el centro/ De la cultura local/ El paisaje natural/ Tan propio de Talcahuano/ Le da el poder a esta mano/ Y a sus letras con historia/ De mantener la memoria/ Ante el paso de los años”. De este modo se inicia Madre Mar, el libro escrito en décimas por Paloma Valenzuela y con ilustraciones en blanco, negro y azul de Carla Vaccaro. El texto está inspirado en la historia real de Johanna Cárdenas, quien a los 15 años cayó al mar desde un acantilado, cuando posaba para una foto. La adolescente fue arrastrada por las olas que golpeaban con fuerza; de inmediato comenzó la búsqueda y durante 48 horas se temió lo peor. Pero la Mar es “madre primera”, pues “gestó la vida entera”, dice el poema.
“Y por eso una plegaria/ Consagrada a su poder/ Se alcanza a escuchar y ver/ Esa noche legendaria”. La buscan en la arena y en el mar. Los buzos bajan a las aguas profundas. “Y encuentran la cavidad/ Que como útero gestante/ A la niña navegante/ Protegió en la oscuridad/ No es ficción, es realidad/ Dicen los buzos pasmados/ Pues luego de haber llamado/ A Johana por su nombre/ Muy tranquila les responde/ Que por fin la han encontrado”. Ediciones Mis Raíces publica este bello texto en versos populares, con evocadoras ilustraciones que juegan con las resonancias del azul y las formas de las rocas, y que narra una historia misteriosa y milagrosa: la de una niña que se creía perdida y volvió a nacer desde el mar.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.