Es uno de los políticos más influyentes de la socialdemocracia alemana. Diputado desde 2002, Rolf Mützenich es presidente de la bancada del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, por sus siglas en alemán) en el Bundestag desde septiembre de 2019. PH.D en Ciencia Política e Historia por la Universidad de Bremen, miembro del Consejo Directivo de la Friedrich Ebert Stiftung y del Instituto Max Planck para el Estudio de las Sociedades, entre 2004 y 2009 fue portavoz de desarme y política de Medio Oriente. Y entre 2013 y 2019 fue vicepresidente de la bancada en asuntos de política exterior, defensa, derechos humanos y cooperación económica.
Conocedor como pocos de la situación de Medio Oriente, explica a La Tercera la postura de Alemania, el rol de la UE en el conflicto entre Israel y Hamas, así como define el Estado social alemán y el futuro de la socialdemocracia.
Tras el ataque de Hamas contra Israel y la guerra en Medio Oriente, ¿cómo ve Alemania este conflicto y sus consecuencias?
Hamas ha cometido crímenes atroces. Israel tiene el derecho de defenderse contra tales ataques y exigir a los terroristas y su organización que rindan cuentas por ello. Estamos firmemente del lado de Israel. A la vez me alegro que tanto nuestro gobierno federal, como nuestros socios europeos y el Presidente de Estados Unidos (Joe Biden) estén señalando la necesidad de actuar con templanza y de respetar el derecho internacional en el marco de las operaciones militares de Israel en la Franja de Gaza.
¿Podría esto cambiar por completo la situación en Medio Oriente? ¿Qué es lo que más teme?
Existe la amenaza de que el conflicto se propague en la región, y eso debe evitarse por todos los medios. Israel no puede dejar sin respuesta los terribles crímenes de Hamas del 7 de octubre. Al mismo tiempo, el objetivo siempre debe incluir la protección de los civiles inocentes. Eso diferencia una democracia de una organización terrorista como Hamas. El derecho internacional humanitario debe seguir siendo la guía para toda acción futura.
¿Qué papel debe desempeñar la Unión Europea a este respecto? Se lo pregunto porque usted fue miembro del Grupo Parlamentario germano-iraní y, por tanto, conoce bien esta materia…
La Unión Europea hace bien en ejercer una influencia moderadora sobre todas las partes. Además puede participar en los esfuerzos por hacer más llevadera la situación humanitaria de los civiles.
El Estado social alemán
En Chile, el alcance del Estado social de derecho se ha discutido ampliamente durante el debate constitucional. En concreto, se discute si es posible conciliar la subsidiariedad y el Estado del bienestar. ¿Cómo armoniza exactamente ambos el modelo alemán?
La acción autorresponsable en el marco de las leyes y la autoprevisión constituyen el marco del Estado social. Este último solo debe intervenir en aquellos casos en que la previsión no es suficiente y las personas llegan a una situación de necesidad existencial no provocada por ellas. Los fondos para ello se obtienen a partir del financiamiento solidario de empleadores y trabajadores. El Estado puede complementar ese presupuesto con ingresos tributarios. Esto último se refiere sobre todo a las pensiones. Tenemos un Estado de corte federalista, cuyas leyes federales rigen para todos por igual. Entre ellas, las leyes sobre la seguridad social. Sin embargo, muchas de las medidas que se derivan de las leyes sociales son ejecutadas por los Estados federados o también los municipios, porque en muchas áreas son precisamente los Estados federados o los municipios los que saben mejor qué medidas concretas son pertinentes y útiles en su respectiva región. Naturalmente, a veces se presentan dificultades, pero en principio el sistema ha demostrado su eficacia.
¿Qué papel desempeña el Estado en un Estado del bienestar? ¿Y cuál es el papel de la sociedad civil?
El Estado debe garantizar que todos puedan gozar de los mismos derechos sociales. Estos derechos les corresponden a las personas, y en caso necesario pueden hacerlos valer ante los tribunales. Si bien las iniciativas desde la sociedad civil son una parte esencial de nuestra convivencia, son realizadas por muchas personas en forma voluntaria. Este apoyo desde la sociedad civil no es algo que se pueda exigir judicialmente.
¿Es posible un Estado del bienestar sin solidaridad entre los ciudadanos, por ejemplo en materia de pensiones y salud? (Esto significa que una parte de sus cotizaciones obligatorias se abone a un fondo común o a un régimen de seguro común).
El Estado aporta mucho, pero sin solidaridad es imposible. Nuestros seguros para la vejez o de salud, pero también los seguros de cesantía, son en su gran mayoría seguros obligatorios, en los que todas las personas deben cotizar, pero de los que después se benefician también, por ejemplo, cuando alguien se enferma. Por lo tanto, la solidaridad entre los ciudadanos es obligatoria. Pero como estos fondos se recaudan sobre todo de las relaciones laborales, el factor trabajo implica costos relativamente altos. Por esta razón, creemos que en el futuro el Estado social deberá financiarse también y en mayor medida a partir de los patrimonios e ingresos altos. Esto tendría la ventaja de permitir una mayor nivelación de las diferencias entre pobres y ricos.
Los partidos de ultraderecha están aumentando en todo el mundo, y esto también fue evidente en Alemania durante las últimas elecciones. Como político socialdemócrata, usted debe haber reflexionado mucho sobre las causas y las formas de frenar este fenómeno. ¿Cuáles son esas causas?
Nos encontramos frente a toda una serie de grandes crisis. Esto va desde las guerras en Ucrania e Israel, pasando por el cambio climático y las grandes transformaciones en el mundo del trabajo hasta la inflación y finalmente también la pandemia del coronavirus. Enfrentamos todos estos desafíos con respuestas complejas y políticas que a veces parecen complicadas y contradictorias, porque no hay respuestas simples. Los partidos de ultraderecha niegan la complejidad de los problemas y ofrecen supuestas soluciones fáciles que, sin embargo, no cambiarán en nada los problemas. Lamentablemente este populismo tiene éxito entre algunos grupos de electores. Por eso tenemos que explicar en forma más clara y mejor qué hacemos y por qué. Al mismo tiempo, tanto nosotros como las asociaciones y los medios de comunicación debemos crear conciencia de que en aquellos lugares donde los populistas ejercen cargos de responsabilidad, los problemas y la injusticia suelen ser mayores.
¿Cómo contrarrestarlo? El llamado “cordón sanitario” de Merkel o Macron ya no parece tan eficaz...
Los partidos democráticos deben explicar sus políticas en forma más clara y mejor. Tienen que ser capaces de decir con toda claridad qué representan y desenmascarar el populismo practicado por determinados partidos de derecha. Y no debemos tener miedo de hacerles ver a las personas que son responsables de sus actos y de advertirles de los peligros. En Alemania ya hemos visto lo que puede significar cuando un partido populista de derecha asume el poder. Esa experiencia derivó en una dictadura inhumana y la Segunda Guerra Mundial. Las electoras y los electores deberían pensar muy bien por cual camino quieren optar.
¿Por qué cree que las fuerzas de izquierda y de centroizquierda han perdido conexión con los votantes de la clase trabajadora en distintas partes del mundo? ¿Cómo se puede recuperar a este electorado?
Yo creo que precisamente en los países industrializados, los partidos de izquierda han hecho muchísimo por la clase trabajadora en las últimas décadas. Se ha logrado garantizar una serie de derechos sociales, una modesta prosperidad y mayor justicia. Y sobre esta base han ido evolucionando también las exigencias y necesidades de las personas provenientes de la clase trabajadora. Algunos partidos de izquierda no han logrado entender e interpretar adecuadamente estos cambios, promoviendo a veces recetas que no recogen las expectativas del electorado. Por eso aconsejo a los partidos de izquierda hacerse cargo de estos cambios. Desde luego que no todo es color de rosas para la clase trabajadora, ni mucho menos. Aún hay mucho que hacer en materia de derechos sociales y justicia, y eso seguirá siendo siempre así. Lo importante es adaptarse a los tiempos y no pretender enfrentar los problemas actuales con medidas de anteayer.
¿Qué define hoy a la socialdemocracia en Europa? No han sido buenos años para los socialdemócratas...
La socialdemocracia europea es y seguirá siendo el garante de la paz y la justicia. Hoy, con el cambio climático, se suma la gran tarea de preservar nuestro planeta también para las generaciones futuras. Como socialdemócratas sabemos, sin embargo, que esto es imposible de lograr si las personas no cuentan con los recursos para financiar medidas de protección del clima. Conciliar estos diferentes aspectos es sin duda una tarea compleja. Pero la socialdemocracia es la mejor opción para lograr esta meta.
En Alemania, los socialdemócratas antes formaron una coalición centrista con Angela Merkel. ¿Es este tipo de alianza el que garantizará mayorías de gobierno en el futuro, especialmente en un mundo polarizado?
Actualmente estamos en una coalición con un partido de orientación ecologista, los verdes, y el partido liberal (FDP), que representa el liberalismo económico. Yo también llamaría esta constelación una coalición de centro. En el gobierno anterior, con Angela Merkel como Canciller, muchas cosas quedaron pendientes que esta nueva coalición bajo el Canciller federal socialdemócrata Olaf Scholz está abordando. Esto incluye, junto con la transformación carbono neutral de nuestro país y la modernización de nuestra infraestructura, promover la garantía de numerosos derechos sociales e impulsar el progreso social. Mucho de eso no hubiera sido posible con nuestro anterior socio de coalición conservador.
El cambio climático, la inteligencia artificial, la guerra en Ucrania y ahora en Medio Oriente: todos son desafíos globales que requieren una estrategia global. ¿Qué aporta la UE para hacer posible esa estrategia en un mundo multipolar?
Está claro que estos grandes desafíos globales son imposibles de resolver por un solo país. La Unión Europea en tanto unión de democracias consolidadas plasma nuestros valores en materia de derechos humanos, justicia y convivencia pacífica en las estrategias con las que debemos enfrentar estos desafíos.
Y una última pregunta: ¿Existe afinidad entre el gobierno del Presidente Boric y los socialdemócratas alemanes? ¿Clasificaría a este gobierno como socialdemócrata, como el de Olaf Scholz, o más bien como cercano a la nueva izquierda como Podemos en España?
No soy muy conocedor de la política interior chilena. Pero mi impresión es que el gobierno y el Presidente Boric quieren emprender un camino propio, soberano para hacer de Chile un país más justo. Una democracia no puede respirar sin justicia social. Tengo la esperanza de que el Presidente Boric pueda avanzar en este sentido en lo que resta de su mandato.