Tras la lectura este jueves del fallo sobre el caso del río Silala en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, las interpretaciones de los dirigentes políticos bolivianos sobre el dictamen en la contienda con Chile no solo son radicalmente opuestas, sino también dejan al trasluz sus diferencias sobre el manejo de las relaciones internacionales del país.
Así, mientras el Presidente Luis Arce señaló que Bolivia “resolvió la controversia con un pueblo hermano gracias al trabajo basado en estudios científicos y a nuestra estrategia de relaciones internacionales”, el exmandatario Carlos Mesa comentó que la decisión de la CIJ “muestra la debilidad de la política exterior boliviana y devela la improvisación, irresponsabilidad y, sobre todo, opacidad por parte del Estado en un tema tan importante”. “El gobierno del MAS debe una explicación clara y urgente al país”, exigió.
Blanco de las críticas en Bolivia tras la decisión de la CIJ, el expresidente Evo Morales apuntó a Mesa. “Al atacar la política exterior ante Chile, el exvocero de la causa marítima se critica a sí mismo (...) Trate de pensar como estadista y no como gonista”, le respondió, haciendo alusión al apodo del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
El excandidato presidencial y exministro de Planificación y Coordinación bajo el gobierno de Jaime Paz Zamora, Samuel Doria Medina, también tiene una visión crítica sobre el manejo diplomático de La Paz. Para el empresario boliviano, la defensa de su país pecó de “falta de conocimiento de su propio territorio”, lo que se podría aplicar de forma literal, con miras al resultado jurídico, pero también al figurativo, en cuanto a la poca comunicación con su propia población.
Cuestionando al modelo que tanto Arce como Morales han impulsado, pero también haciendo una autocrítica a la manera en que Bolivia ha llevado adelante la idea de Estado, Doria Medina habló con La Tercera sobre el impacto del fallo de la CIJ tanto en la sociedad boliviana, como en el escenario político local.
¿Cómo se ha tomado el fallo de la Corte Internacional de Justicia entre la población boliviana?
La gente se ha tomado el resultado con frustración, ya que la línea histórica del país había sido la definición del Silala como un manantial y no un río internacional. El gobierno boliviano fue cambiando esta posición a lo largo del juicio, hasta que al final llegó a la misma posición de Chile. Esto, por supuesto, fue y es chocante para la población boliviana, en especial para la que vive en Potosí, la región donde se encuentra el Silala. Sobre todo porque el asunto fue manejado con opacidad y no se preparó a la gente para lo que sucedió.
Algunos políticos y asociaciones civiles apuntaron al expresidente Evo Morales como el culpable de un eventual resultado desfavorable en los días previos al fallo. ¿Coincide en ese análisis?
Se trata de un error del Estado boliviano causado por la falta de conocimiento de su propio territorio, lo que es una carencia que nos remonta a los problemas estatales latinoamericanos del siglo XIX. Bolivia sigue construyendo su Estado nacional. El expresidente Evo Morales prefirió una estrategia de tipo judicial contra Chile sobre el tema marítimo y, en ese contexto, dicho país enjuició a Bolivia por el Silala.
Algunos diputados afirmaron que, de no lograr un fallo beneficioso para Bolivia, levantarían un juicio de responsabilidades contra Morales. ¿Qué opinión le merece esa estrategia?
Estoy en contra de la judicialización de la política, una práctica en la que los militantes del MAS (Movimiento al Socialismo, partido liderado por Evo Morales) son maestros, pero que debilita la democracia. Creo que los demócratas actuamos de otra forma. Eso sí, está el juicio del electorado y de la historia, que son mucho más valiosos.
¿Qué consecuencias políticas podría tener el fallo en el corto plazo al interior del gobierno del Presidente Luis Arce?
Veremos cuál es la reacción de Potosí, que se siente ofendido y engañado. Sin embargo, lo cierto es que el veredicto ya está dado y hay poco que hacer al respecto.
Proyectándose hacia las próximas elecciones en Bolivia, en 2025, ¿cree que el fallo afectará de alguna manera dicha votación?
Bueno, prefiero no oficiar de adivino. Lo que sí creo es que la política exterior de Bolivia no es institucional ni profesional, y este es uno de los peores legados del llamado “proceso de cambio”, que incluye las gestiones de Morales y Arce. Creo que los fundamentos de este proceso se han resquebrajado. El modelo económico, político y social del MAS está en decadencia y no alcanza para resolver los problemas de la población boliviana actual. Eso se hará notable en 2025.
Entre este fallo y el previo, relativo a la no obligación de negociar sobre el tema marítimo, ¿considera que el actual gobierno o uno próximo continúe buscando una salida jurídica internacional en las discusiones con Chile?
Creo que Bolivia y Chile deben retomar negociaciones en torno a los múltiples problemas que tienen en común. Se necesita un tiempo para retomar el hábito de dialogar y aproximarse mutuamente. Y luego se tendrá que plantear el tema marítimo, porque aunque Chile quiera archivar el asunto, la verdad es que Bolivia nunca dejará de plantear y luchar por la recuperación de su cualidad marítima.
En Chile, la canciller Antonia Urrejola dijo previo al fallo que esta era una oportunidad para construir una “agenda positiva”. ¿Piensa que es este un método beneficioso para Bolivia, o considera que existe otro mejor?
Como dije, creo que hay que abandonar los estrados judiciales y retomar la aproximación diplomática entre ambos países. Los gobiernos y los conflictos pasan, nuestra vecindad será eterna.