El delegado suplente de la bancada republicana, Sebastián Figueroa (40), forma parte de la comisión de Derechos sociales. A días de que los consejeros empiecen a tomar definiciones sobre sus enmiendas, el representante de O’Higgins adopta sus primeras posturas y marca el rumbo sobre cómo debe terminar este segundo proceso constitucional.
Esta semana Kast dijo que aprobaría el anteproyecto con modificaciones. ¿Cuáles son esos cambios que los dejarían conformes?
Lo hemos dicho, el texto que nos presentan los expertos es un buen punto de partida. Sobre este texto vemos espacio para hacer mejoras. Esas mejoras todavía no las hemos definido, lo vamos a comunicar prontamente una vez que termine la etapa de estudio y tomemos las definiciones que nos permitan dar cuenta de cuáles son esos elementos que vamos a querer reformar. Por eso, hemos sido muy cuidadosos en no amarrarnos con declaraciones que después nos pongan en un pie de menor flexibilidad para conversar y llegar a acuerdos con las otras bancadas.
¿Se sienten cómodos siendo la fuerza mayoritaria?
Aquí no hay una mayoría que se esté imponiendo sobre el resto. Hay una capacidad y una disposición al diálogo permanente.
Pero algunos oficialistas sí creen que hay una mayoría que se impone. ¿Les faltó mayor generosidad con la izquierda, por ejemplo al negociar las comisiones?
Le quitaría dramatismo al tema de la presidencia de las comisiones. Lo que hemos visto hoy día han sido amplios acuerdos. Nadie puede decir que no se ha sentido escuchado.
¿Qué tanto le interesa a su partido hacer un texto que pueda ser aprobado transversalmente?
Esta es una oportunidad de ponerle término a esta etapa constitucional, pero al mismo tiempo es una oportunidad de despejar el tema constitucional para dedicarnos a trabajar en los temas que verdaderamente les interesan a los chilenos. Queremos ponerle término a este proceso de buena manera, logrando amplios acuerdos, logrando un proyecto que movilice y empatice con la inmensa mayoría de los chilenos que van a votar el 17 de diciembre.
O sea, ¿terminarlo con un nuevo texto que reemplace a la Constitución vigente?
Yo quisiera que logremos ponerle término a este proceso con un texto constitucional nuevo, que represente a la inmensa mayoría de los chilenos y que nos permita reconstruir el país.
¿En qué pie quedarían los republicanos si se termina con un texto rechazado?
El Apruebo o el Rechazo no solo dependen del Partido Republicano, dependen de todas las fuerzas políticas que están dentro del Consejo. Nosotros vamos a poner todo de nuestra parte para lograr los acuerdos que nos permitan aprobar un texto a final de año. Si la ciudadanía finalmente considera que el texto no cumple con sus expectativas, bueno, es una de las posibilidades que tendremos que aceptar.
¿Existe disposición sincera para aceptar ideas de la izquierda?
Debemos tratar de hacer el máximo bien posible siendo efectivos, esa es la consigna. Ser efectivo significa lograr amplios acuerdos y lograr un texto que sintonice con la ciudadanía. Por supuesto que eso nos obliga a hacer concesiones y eso es parte de la disposición al diálogo.
¿Están dispuestos a asumir los costos políticos que implica hacer esas concesiones?
Acá hay un bien superior que es Chile, la ciudadanía, la paz, la tranquilidad, la construcción de una sociedad donde realmente nos podamos encontrar. El bien superior es cerrar este proceso de forma exitosa, aprobando un nuevo texto constitucional con el cual todos nos sintamos convocados.
¿Qué tan importante es para ustedes reponer una cláusula que asegure la libertad de elección de prestador y asegurador privado o estatal en el derecho a la salud?
Cuando le hemos preguntado a la ciudadanía si quieren mantener la libre elección, ellos dan cuenta de que quieren mantener la elección respecto al prestador y al asegurador. Eso es lo que hay que cuidar. Ahora, yo no me cierro a ver alternativas. Aquí lo que quisiéramos es que las personas puedan elegir y, por lo tanto, tenemos que pensar de qué manera podemos cuidar o resguardar las preocupaciones que pueden tener las otras bancadas. Pensemos en cómo la administración del seguro podría recaer quizá sobre entidades privadas sin fines de lucro y de esa manera atender alguna preocupación que tiene un sector respetando el derecho a elegir de las personas y al mismo tiempo evitando que el monopolio de la prestación de salud esté en el Estado. Ahí hay espacio y es donde tenemos que salirnos un poquito de las trincheras.
Usted comenta el tema de las entidades privadas sin fines de lucro, ¿eso implicaría modificar el modelo actual en el que las isapres sí pueden lucrar?
Sí, por supuesto. Por eso digo, hay que abrirse a distintas posibilidades. Yo no soy el defensor de las isapres, soy el defensor de la libertad de elegir y yo creo que uno puede encontrar fórmulas.
¿Está abierto a plantear alguna reducción de los escaños del Congreso?
Absolutamente. No tengo ningún complejo en pensar la mejor solución para acercar la clase política a las personas y buscar un sistema que además sea justo y que genere condiciones para tener realmente un sistema de proporcionalidad correcto, pero con capacidad de acercar a la clase política a las personas.
Respecto de paridad, ¿se abre a alguna paridad de salida o es algo que está totalmente descartado?
En todas las materias hay espacio para conversar sin renunciar, por supuesto, a los principios. En materia de paridad a mí no me gusta ni de entrada ni salida, pero no creo que sea una materia en la cual vayamos a desmoronar un acuerdo.