Sequía de goleadores: ¿un problema de talento o de la formación en Chile?
Uno de los grandes problemas de la Selección es la escasez de finiquito. Un problema que se arrastra hace años. Lo peor es que no se ven jugadores que puedan reemplazar a los más experimentados, como Sánchez y Vargas. Las explicaciones son variadas y profundas.
Jugadores industrializados. Producción en serie, como en una fábrica de televisores. Es un teoría, sí, pero no son pocos los entendidos del fútbol que la ponen en el primer lugar de una larga lista de razones por las que el balompié chileno hoy está huérfano en ofensiva. A nivel de clubes buscando afuera casi como única opción y, a nivel de Selección, dependiendo exclusivamente de que Alexis Sánchez esté bien de salud. En el medio local hay un problema de formación. O de deformación. Así lo planteó derechamente Francisco Meneghini, Paqui, hace algunas semanas: en las academias se bloquea la creatividad y se fomenta la cultura táctica como la gran virtud.
Ya está dicho, es una teoría. Lo concreto, sin embargo, es que Chile sufre por la falta de gol. En la Roja, donde solo se marcó un tanto en la última fecha triple y está muy lejos de Qatar 2022, y también en la competencia local, en que la tabla de artilleros está encabezada por tres extranjeros: el argentino Joaquín Larrivey (17), el uruguayo Cristian Palacios (14) y el también transandino Gonzalo Sosa (13). El longaviano Iván Morales recién aparece quinto con 10. El síntoma no es casual. Es perfectamente posible, incluso, hablar del cierre de un ciclo en el fútbol criollo si Esteban Paredes decide retirarse en Coquimbo y Humberto Suazo cuelga los botines en la filial del Monterrey. Ambos son los últimos especialistas locales de alto nivel a la hora de definir.
No es casual que Gustavo Quinteros, el técnico del puntero Colo Colo, insistiera una y otra vez en que le faltaba un centrodelantero y que la carencia se la resolvieran con un foráneo, que era tercera o cuarta alternativa: el venezolano Christian Santos. O que el actual goleador de la Roja sea un volante: Arturo Vidal. La pregunta, entonces, se repite en un incómodo loop: ¿por qué Chile ya no produce goleadores?
“Hay muchos jugadores en Chile que pueden cumplir esa función, pero el lugar de los delanteros centro es ocupado por extranjeros. Entonces, los chicos que vienen de abajo haciendo goles no tienen oportunidad en el fútbol profesional”, diagnostica, a modo de ejemplo, Carlos Caszely.
¿Falta de barrio?
¿El problema solo está en lo que plantea el Rey del Metro Cuadrado? Según lo que plantea Paqui, no. En el mundo del fútbol criollo, un reconocido buscatalento, que prefiere no ser identificado, asegura que “hay un colegio de técnicos que prioriza situaciones tácticas, y técnicas muy pocas. Se enseña la parte grupal. Pocos juegan en la calle. Ahora los llevan a escuelas de fútbol y el que paga la cuota, juega”.
Cristián Montecinos, goleador destacado de la década de los 90, profundiza esta idea. “Hay un trabajo en cadetes que se ha dejado de hacer y de buscar. Hoy se busca más la rapidez, jugadores que actúan por las bandas y eso no ha permitido que el centrodelantero tenga importancia. A los técnicos les gustan los polifuncionales”, apunta. Y recalca: " Un ‘9’ no se puede formar de un día para otro, pero opciones chilenas hay. Es lamentable, por ejemplo, que Diego Valencia, teniendo todas las condiciones, termine jugando en las puntas”. Eso sí, el ex hombre del Necaxa y Deportes Concepción, entre otros clubes, apunta que, en función de las características de juego de la Roja en su historia más reciente, llenar la posición responde más a la necesidad de diversificar las opciones de ataque.
En su discurso, Meneghini, adiestrador de Unión La Calera, puso un ejemplo devastador. ¿Si Neymar hubiese sido chileno y llegaba a una escuela de fútbol en Santiago, le habrían dejado jugar libremente? Según el DT, les preguntó a muchos formadores y todos le reconocieron que no, que le habrían recalcado el juego a un toque por sobre la gambeta. La versión chilena más cercana a Neymar podría ser Alexis, un jugador que en sus primeros años destacaba por su habilidad endemoniada. Nelson Acosta, el entrenador que lo hizo debutar con 17 años en Cobreloa, contó en su momento que apenas lo vio supo que estaba listo para las ligas mayores. Así, sin pulir tanto, dándole el beneficio de hacer lo que quisiera en la cancha. Hoy, Sánchez es el único de la Selección que marca una real diferencia ofensiva, creando o convirtiendo.
¿Y la jerarquía?
Luka Tudor, otro exatacante que destacó en Chile y en el extranjero, también apunta a los entrenadores. “Hoy está todo muy esquematizado, hay mucho estereotipo y a los jugadores no les dan tanta libertad para desarrollar su juego y puede que ese sea un factor para que no aparezca. Pero hay otros, también, como la falta de jerarquía para rendir en ese puesto”, apunta. El ex cruzado, quien conserva el máximo registro anotador en un partido (siete goles frente a Antofagasta, en 1993), se resiste a plantear que los especialistas en el puesto estén en peligro de desaparecer. “No creo que los ‘9’ estén en vía de extinción, porque afuera este tipo de jugadores siguen siendo muy cotizados y muy bien pagados. Los goles son muy bien remunerados y son los que te hacen ganar un partido. Y aunque hay equipos que juegan con dos hombres abiertos, como el Liverpool, el centrodelantero siempre va a estar vigente”, sostiene. Y en esto, Caszely coincide. “En Europa, los goleadores siguen siendo fundamentales pese a todo el orden táctico que poseen. Siempre habrá jugadores en esa función. Si el problema es que los entrenadores quieren poner a (Arturo) Vidal en ese puesto, cuando es mediocampista”, critica el Rey del Metro Cuadrado.
Sin embargo, a nivel de los clubes, se esboza cierta defensa a las metodologías de trabajo. “La formación no es tan estática ni les quita picardía a los jugadores. Los jugadores que tienen barrio la van a poseer con o sin un esquema táctico rígido. En Colo Colo no se corta la impronta que traen los jugadores. Sí se pule, se les enseñan movimientos, a aguantar la marca, a pivotear, pero no se le reprime el barrio, por así decirlo”, puntualiza Ariel Paolorossi, jefe del área formativa del Cacique.
Falta de previsión
La formación y, sobre todo, la detección temprana de talentos juega un rol clave a la hora de abastecerse de alternativas para el puesto. En este contexto, especialistas en el área apuntan que a la hora de proyectar la renovación, salvo en contadas excepciones como las de Valencia y de Luciano Arriagada, a quienes mencionan como las cartas más viables para cumplir la función en la Roja a mediano plazo, hay que armarse de paciencia. Un especialista que trabaja en uno de los clubes de la capital apunta que la preparación debería concentrarse en los cadetes que hoy bordean los 14 años para que en los próximos cuatro surja una alternativa realmente válida. Y que talento hay. “Esto es como ir a Pomaire: greda siempre habrá. Pero hay que encontrarla y trabajarla. El ‘9’ está en la esquina de su casa, en una pichanga”, ejemplifica. Sin embargo, también alerta de que la sequía no solo afectará a ese puesto específico. Tudor asiente. “Para encontrar un ‘9’ hay que buscar harto, porque es un puesto súper específico y no se puede llenar con otro jugador. Por ejemplo, un lateral puede jugar de central y viceversa, un central puede jugar de volante y también se puede producir un enroque, un interno puede jugar de externo, pero el ‘9’ tiene movimientos más específicos”, plantea.
En lo que sí existe consenso es en las cualidades iniciales para proyectar a un potencial especialista en el puesto. Los primeros son menos cuantificables: la viveza para encontrar espacios y la frialdad para desenvolverse en ellos. Los otros dos sí responden a parámetros medibles: la envergadura física y la potencia. “Acá se definen los puestos en edades tempranas y después, si uno encuentra el biotipo que pueda aguantar a centrales de 80 kilos, de 1,85 metros, es buenísimo. Pero no siempre el físico imponente es lo más importante, porque la idea es enseñarle al ‘9’ a jugar en su hábitat natural y que tenga una capacidad goleadora importante”, explica Paolorossi, quien, naturalmente, postula a Arriagada como una carta de recambio. “Tiene gol y le gusta el gol. Tiene buen físico, le pega bien a la pelota, es rápido y tiene todas las características que debe tener un ‘9’. Además vienen dos chicos más que tienen esta función, que prefiero guardarme sus nombres, pero que te puedo decir que uno es potente, fuerte y aguerrido, mientras que el otro es un gran definidor”, exhibe.
El diagnóstico es claro: hay que buscar al goleador. No por nada, el director deportivo de las selecciones nacionales, Francis Cagigao, lo ha planteado como una de sus prioridades, aunque con algún matiz. “El goleador histórico de la selección es Alexis Sánchez y no jugó en la Copa América. El goleador de Argentina es Leo Messi, quítaselo y háblame de los goles de Argentina. Aquí está claro que los goles, cuando hablas de finalización, los ponen los jugadores. Esto no es un club de fútbol, donde si te falta algo tú vas al mercado y lo compras. Nosotros dependemos de jugadores chilenos. Tenemos que dotar a la Selección de otras variantes de gol desde otras formas, zonas del campo, no solo de la gente que juega arriba”, declaró el español, en marzo a El Deportivo. Y no por nada, tampoco, en Colo Colo, la UC y la U se aferran a los jóvenes que han mostrado la codiciada cualidad de artilleros. El ‘9’ lucha por sobrevivir. La salvación está, precisamente, en encontrarlo.
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