Fundado hace cinco años, École Ensemble (La Escuela Juntos, en francés) vino a poner en tela de juicio un tema que era tabú en Québec, la provincia francoparlante de Canadá. El fundador del movimiento, Stéphane Vigneault, señala que en un principio había miedo de hablar sobre la segregación escolar en el país: “Los medios lo escribían entre comillas”. En conversación con La Tercera, el cientista político explica los problemas de la educación en la provincia, y cuál es la propuesta de la agrupación para terminar con la segregación escolar.

Dice que Québec es la provincia con el sistema de educación más desigual de Canadá. ¿Cómo se expresa eso?

Canadá es una federación con 16 provincias, y la educación es a nivel provincial. Cada provincia tiene su sistema, y el de Québec es uno de los más particulares, uno de los más desiguales. Tenemos eso que llamamos “la escuela a tres velocidades”, es la expresión más o menos consagrada acá. La primera velocidad es la escuela privada subvencionada, que nació en el año 1968, cuando el gobierno de Québec comenzó a financiar a las escuelas privadas, más que nada porque en ese tiempo la Iglesia Católica era muy fuerte.

Estos liceos privados mantienen su prestigio debido a su carácter selectivo, porque al final eligen a sus estudiantes casi como “clientes”. También los eligen a través de exámenes de entrada, pero también por el hecho de ser escuelas pagadas, eso ya muestra una selección. Al seleccionar a los alumnos más ricos, y más “competentes” académicamente, el prestigio de la educación privada se eleva, y termina siendo como un círculo vicioso. Es la situación que se creó un poco involuntariamente, pero al final es eso lo que pasó.

Niños en escuela en Quebec, Canada. Foto: AP.

¿Cuál es la situación de los liceos públicos en Québec, en comparación con los privados?

A finales de los 80, los liceos públicos se dieron cuenta de que los privados se llevaban los estudiantes con más facilidades académicas, y algunos de los liceos públicos decidieron también competir, seleccionar y tener estas escuelas “un poco especiales”, y en esos años empezaron las “escuelas públicas selectivas”. Escuelas públicas, pero que tenían el derecho de elegir a sus alumnos, a través de matrícula, a través de exámenes de entrada, con entrevistas y audiciones, en caso de los músicos y deportistas. En otras palabras: escuelas públicas con el derecho a rechazar alumnos. Eso empezó de lleno en los 90, en una noción de competencia contra las escuelas privadas.

Eso funcionó bien, de cierto modo: hoy hay un 20% de alumnos en esos liceos, y otro 21%-23% en los liceos privados.

¿Qué consecuencias tiene en Québec esta “escuela a tres velocidades”?

La consecuencia de todo esto, al final, fue que esto creó una tercera parte, que llamamos “escuelas públicas ordinarias”, y es en esa red que se concentran los niños vulnerables, los que tienen más dificultades, los más pobres y que conforman más de la mitad de los alumnos.

Este sistema en tres niveles, al final, provoca todas las consecuencias desastrosas propias de la segregación escolar. Hay mucho abandono escolar, las notas están en descenso, y mucho abandono por parte de los profesores. Muchos profesores que terminan su formación, después de cuatro años, llegan al mercado del trabajo, pero como no tienen ninguna experiencia, no tienen otra opción sino ir a la escuela pública ordinaria: justo a aquellos que tienen menos experiencia, se les dan las clases más difíciles. Hay mucho agotamiento, “burnout”, y mucho abandono de la profesión al final. Estos profesores jóvenes al final se dicen “ya es suficiente, voy a ser cualquier otra cosa”, y abandonan la educación.

Hemos visto que en los primeros cinco años, en el mercado de trabajo, hay un cuarto de los profesores en Québec que abandonan la educación. Un 25%.

Estudiantes en un liceo de Quebec. Foto: AP.

¿Cómo afecta a los alumnos esta situación?

Otra consecuencia tiene que ver con la cohesión social y la cohesión nacional, que al final se debilita al separar los alumnos en edades tan jóvenes. Metiéndolos en pequeños grupos sociales evitamos que se conozcan, que formen amistades y conocidos de todos los medios.

No es el caso de Québec, pero salió un estudio reciente en la revista Nature que mostraba que, mientras más juntos estuvieran los alumnos de distintos medios en el liceo, más amistades tendrían de todos estos medios, y eso suena un poco banal, pero eso terminaba por aumentar la movilidad social, expresándose en los ingresos de todos en la edad adulta. Quizás el tema de las amistades suene banal, pero quién es amigo de quién es una cosa que termina por cambiar la sociedad, el hecho de conocerse. Si se es rico y se paga más impuestos, al menos se sabe por qué se pagan esos impuestos, se crea una solidaridad, porque al final todos nos conocemos.

¿Cómo se ve esto en los ingresos a las universidades?

Acá en Canadá, a diferencia de Chile, hay universidades en general que no son muy caras, así que no podemos decir que haya gran selección universitaria a causa del precio. Sin embargo, tenemos cifras que dicen que casi el 75% de los alumnos de las escuelas “privadas subvencionadas” y “públicas selectivas” terminan yendo a la universidad, y en lo que es escuela “pública ordinaria”, eso cae a un 15%. Así que vemos que, el hecho de ir a ese tipo de escuelas reduce de manera importante las chances de terminar en la universidad.

Y esto es coherente con muchos estudios que muestran que, cuando los alumnos van todos juntos en un liceo, aquellos que son más “capaces académicamente”, más fuertes en eso, se mantienen fuertes. Pero aquellos que tienen más dificultades, si uno los pone con otros alumnos que son fuertes académicamente, eso termina levantando el nivel de los primeros, y termina elevando el nivel promedio de todos.

También debe verse esta segregación en el tema de las aspiraciones de cada grupo de alumnos...

Es muy fuerte eso. Cuando uno separa a los alumnos por dificultad, como lo hacemos en Québec, enviamos un mensaje muy fuerte a los alumnos: lo que decimos es “ustedes son menos importantes”, “ustedes son un poco menos buenos, un poco menos ricos, los reagruparemos entre ustedes”. Y claro, estos estudiantes miran los otros liceos, y miran a los alumnos de los liceos selectivos, con los gimnasios nuevos, con las bibliotecas, y saben que el mensaje que se les manda es ese, que son menos importantes.

Es un mensaje muy contraproducente, y no estamos obligados a mantener ese sistema, podemos hacer las cosas diferentes.

¿Cuáles son los puntos centrales de la solución que propone École Ensemble?

En mayo del 2022 publicamos la solución que proponemos, como École Ensemble, y que fue hecha pensando en Québec. La idea es crear una “red común escolar”, y nuestro desafío es ver cómo mezclamos la noción del bien común con las escuelas privadas.

Nuestra idea es ofrecer a las escuelas privadas dos estatus: el primero, “privado convencional”, subvencionado al 100% por el Estado y terminando con la mensualidad para los padres, volviendo estos liceos gratuitos. Todas las escuelas de la red común, tanto privadas como públicas, tendrán su propia “base” o cuenca escolar, una zona que se le asigna a cada escuela, y así se acaba la selección. Les confiamos así los alumnos de la “cuenca”.

El otro estatus sería ser una escuela privada “no convencional”: si quieren, tendrán el derecho a elegir a los alumnos, pero el financiamiento estatal caerá a 0%. Pueden continuar seleccionando, exigiendo mensualidades o matrículas, si así desean, pero lo harán sin ningún financiamiento público. Y de hecho, ese modelo existe aún en Ontario, la provincia vecina al Québec, y que es la más grande del país.

Stéphane Vigneault, coordinador de École Ensemble. Foto: AP.

En los sistemas donde hay segregación escolar marcada, suele ocurrir que las familias prefieren evitar llevar a sus hijos a liceos o escuelas con alumnos “vulnerables”. ¿Cómo cambiar eso?

Para nosotros, una cosa que es muy importante, es la de no culpabilizar a los padres. Ellos, la verdad, tampoco es que tengan “la posibilidad” de elegir. En general, ya están lanzados en un sistema de competencia, un mercado escolar, y no tienen la opción de encontrar un lugar para sus hijos en ese mercado. Al final, intentar “culpar” a los padres o intentar decirles “usted debería hacer lo correcto y mandar a su hijo al liceo público ordinario”, decir eso, no tiene ni una chance de funcionar.

Lo que preferimos en este caso es decir: “Mire, tenemos esta idea, proponer algo mejor a lo que hay en la situación actual”. Con una red común, está la ventaja de la proximidad, porque se le ofrecerá el colegio de su barrio. Tanto Chile como Canadá, siendo países de América, tienen distancias enormes, y hay muchos niños que hoy hacen una hora de bus en la mañana y otra en la tarde, para ir a un liceo selectivo. Eso ya es una hora de sueño menos, es complicado, es caro, es tiempo perdido. Y preferimos simplificar todo eso y decir: irán a una escuela cerca de su casa.

La segunda cosa es la gratuidad, un tema en general importante para las familias. Hoy una escuela privada en Québec, normalmente cuesta 5 mil dólares canadienses al año. Las públicas selectivas, hay algunas a 400 y otras a 14 mil dólares.

La tercera cosa, en nuestro contexto, el ofrecer proyectos particulares a cada escuela, y que haya distintas ofertas en ese sentido. Si el hijo quiere jugar fútbol, que pueda; si quiere aprender música, que haya música.

Y la cuarta cosa que se ofrece, en este plan que tenemos, es la de ofrecer a los padres una verdadera diversidad. Es decirle a los padres: sus hijos no irán a una escuela gueto, ni gueto de pobres ni de ricos. Irá a una escuela de la verdadera sociedad de Québec.