“Estamos haciendo un seguimiento y evaluando la posibilidad de necesitar una tercera dosis (...). Estamos esperando, también, los resultados de la Universidad Católica”.

De esta forma, y durante esta semana, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, abrió la puerta a una idea que ya ronda tanto en la cartera sanitaria como en La Moneda: una tercera dosis de refuerzo, principalmente para los inoculados con CoronaVac, la más usada en el país. Y julio será un mes clave para definir este tema.

Aunque ya de forma preliminar, el director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII) de la UC, Alexis Kalergis, dio a conocer que a seis meses de seguimiento, el grueso de las personas que recibieron la vacuna del laboratorio chino Sinovac aún presentan anticuerpos neutralizantes contra el virus en sangre: dos de cada tres pacientes los tienen.

A healthcare worker administers China's Sinovac vaccine against the coronavirus disease (COVID-19) to Lorenzo Maliman, in Lloncao, Chile February 5, 2021. REUTERS/Jose Luis Saavedra

La académica UC y parte del estudio clínico realizado en Chile para CoronaVac, Susan Bueno, confirma que “se están evaluando distintas alternativas. Una de ellas es estudiar una tercera dosis sobre una población para la cual ya se conoce su respuesta inmune antes, durante y después del proceso de vacunación (...). Esto sería una estrategia que entregaría datos científicamente validables por tratarse de un estudio controlado de principio a fin, que permitiría evaluar el refuerzo de la inmunidad con la misma vacuna”.

Coincide en esto el doctor Pablo González, académico UC e investigador del IMII, quien adelanta que la tercera dosis “es una posibilidad muy tangible, sobre todo en el contexto de aparición de nuevas variantes de preocupación, las cuales podrían disminuir la efectividad de las vacunas”.

Preocupación por nuevas variantes

Considerando a los 11,6 millones de chilenos vacunados hasta ahora, el 77% ha recibido CoronaVac. Y si bien desde el Minsal dan cuenta de que las dos dosis de este preparado reduce la sintomatología grave o el ingreso a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la experiencia del hemisferio norte con vacunas de tecnología ARN mensajero, como Pfizer o Moderna, revela que este tipo de tecnología sería más eficiente para reducir la transmisión, lo que propiciaría un retorno más rápido hacia la reapertura o la “normalidad” que en el país, pese al progreso del plan de inmunizaciones, se ha visto retrasada. Esto último, un aspecto que preocupa al gobierno.

Olympics - Chilean athletes and staff travelling to Tokyo for the Olympics receive COVID-19 vaccine - Santiago, Chile - May 20, 2021 Chilean athlete Javiera Vargas shows a vaccination record card reading 'I get vaccinated' after receiving the Pfizer-BioNTech vaccine against the coronavirus disease (COVID-19). REUTERS/Ivan Alvarado

Sin embargo, también ha influido en explorar estas opciones la posibilidad de que, ante nuevas variantes del virus, como la Delta, la CoronaVac reduzca su eficacia. Ya lo describió un estudio en Brasil, que puso a prueba la vacuna en mayores de 70 años frente a la variante brasileña (P.1), la cual ha demostrado ser doblemente contagiosa respecto del linaje original del Covid-19. El resultado es que, solo considerando la capacidad de evitar la enfermedad sintomática, la eficacia cae a un 42%.

Kalergis explica que para todos los desarrolladores de vacunas del mundo es de interés proveer protección adecuada frente a las nuevas variantes. Y comenta que Sinovac no sería la excepción. “(El laboratorio) podría proveer una vacuna de refuerzo, basada en una de las variantes circulantes, que podría disminuir la protección conferida por la vacunación”, adelanta.

Las tratativas

Quienes conocen de estas conversaciones, detallan que las opciones de La Moneda a través de los ministerios de Salud y Ciencias son dos: apostar por una tercera dosis del mismo laboratorio, o dar curso a combinación de esquemas de distintos laboratorios. “Es lo que está haciendo la mayoría de los países y nosotros lo observamos”, comenta un personero de gobierno.

De hecho, desde el gobierno ya han sostenido reuniones telemáticas con expertos del Reino Unido sobre la experiencia de la combinación AstraZeneca-Pfizer.

Y a inicios de esta semana, Salud dio el primer paso en implementar un esquema combinado: tras detectarse un efecto adverso de la vacuna de AstraZeneca en un hombre de 31 años, el Departamento de Inmunizaciones autorizó que los hombres menores de 45 años inoculados con esta vacuna completen su pauta con Pfizer.

Este cruce con la vacuna basada en ARN mensajero, aseguran en Salud, aumentó en 80 veces los anticuerpos respecto a solo contar con una dosis de AstraZeneca.

Con ese antecedente, el gobierno ya ha sostenido comunicaciones preliminares con los principales académicos de las universidades Católica, de Chile y de la Frontera, que han dirigido los estudios clínicos de vacunas en el país -Sinovac, AstraZeneca, Janssen y CanSino- para explorar la posibilidad de ensayos locales de combinaciones.

Sin embargo, antes de esto, el Presidente Sebastián Piñera ordenó no cesar en las conversaciones con los laboratorios productores de vacunas en caso de que esta posibilidad se concrete y poder así obtener el suministro necesario. A cargo de esta labor está el subsecretario de Relaciones Económicas, Rodrigo Yáñez, quien hace pocas semanas logró la ampliación del contrato inicial con Pfizer de 10 millones de dosis a un total de 14 millones. Y en los últimos días, cuentan quienes conocen de estas tratativas, también se ha abierto la posibilidad de contar con la vacuna del laboratorio Moderna.

El ministro de Ciencias, Andrés Couve, señala que “al igual que muchos países estamos analizando la posibilidad de terceras dosis, refuerzos y combinaciones de vacunas. Lo estamos haciendo en permanente coordinación con el Minsal, Relaciones Exteriores y la comunidad de investigación nacional, con el mismo espíritu de anticipación que tuvimos en mayo del año pasado”.

Sobre un eventual refuerzo con vacunas de ARN mensajero, Kalergis señala que “es posible, considerando que en Chile ya se han aprobado cinco vacunas distintas en base a su seguridad, inmunogenicidad y eficacia. Los estudios realizados de manera independiente para cada vacuna dan garantías de que los esquemas de vacunación aprobados cumplen con lo requerido por las agencias regulatorias. Tal como ocurre con la influenza, podría ser razonable reforzar la inmunidad conferida por una vacuna aprobada por medio de una nueva inoculación con otra de las vacunas aprobadas en nuestro país, luego de esperar un tiempo suficiente”.