Algo que heredará el próximo gobierno del presidente electo Gabriel Boric es la preocupación de la actual administración de Sebastián Piñera sobre la crisis migratoria que se vive en el país y que hoy está en uno de sus momentos más complejos. Según cifras oficiales del Servicio Nacional de Migraciones, en el último año los ingresos clandestinos se triplicaron, fenómeno que está marcado en un 76% por el ingreso de ciudadanos venezolanos (ver infografía al final de la nota). Aquí, cinco aristas que explican los flujos migratorios de la última década.
1. La caída del flujo de haitianos
Uno de los factores que explican la caída del flujo migratorio de haitianos tiene relación con la aerolínea LAW, conocida por ofrecer la ruta desde esa nación caribeña a Chile, fenómeno que tuvo su auge en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Al asumir el actual gobierno, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) le suspendió el certificado de operador aéreo a dicha empresa. Como resultado, ese mes las entradas netas de ciudadanos haitianos cayeron un 25%.
Otro factor relevante, explican expertos, fue que en 2018 el actual gobierno impuso un requisito adicional para su ingreso, que fue el adquirir una visa de turismo. Eso generó que, a la larga, el flujo siguiera en descenso. Sin embargo, esto se tradujo en un alza en los ingresos clandestinos. “Dejaron de llegar porque se impuso un requisito de visado consular de turismo y dejaron de realizar vuelos directos de chárter, como los que hacía la aerolínea LAW. Sería muy irresponsable decir que hay ingresos clandestinos al nivel de la magnitud del ingreso de turistas haitianos, donde a fines de 2017 entraban cerca de 16 mil al mes”, afirma el director del Servicio Nacional de Migraciones, Álvaro Bellolio.
El ingeniero comercial y experto en migración José Tomás Vicuña cuenta que Haití es un país donde desde hace décadas sus ciudadanos migran en busca de mejores oportunidades. Esto, agrega, tuvo un “flujo histórico hacia República Dominicana, pero luego del terremoto de 2010 comenzaron a surgir nuevos destinos: Brasil y Chile. La visa redujo el flujo, pero también la discriminación y racismo han llevado a buscar nuevos lugares”.
2. El caso de Venezuela
En 2016 el flujo de venezolanos que arribaban a Chile era de 42 mil. Al año siguiente subió a más de 115 mil y en 2018 alcanzó su peak de casi 190 mil. Luego de eso el ingreso ha disminuido, según las cifras oficiales, pero al igual que ocurrió con los haitianos, esto se tradujo en una explosión de la irrupción por pasos no habilitados. Los arribos clandestinos de personas que vienen de Venezuela llegaron a su peak en 2021, con casi 44 mil.
El alza de este fenómeno se vincula con la imposición del visado consular de turismo para Venezuela en 2019. “Este aumento ocurre principalmente porque ya no podían ingresar fácilmente como turistas”, dice Bellolio. ¿Tuvo algo que ver la visita a inicios de 2019 del Presidente Sebastián Piñera a Cúcuta? El jefe del servicio matiza esta hipótesis. “La llegada del Mandatario aumentó las solicitudes de visados por Responsabilidad Democrática, pero viendo los flujos, prácticamente el doble de venezolanos entraba a Chile antes del viaje, 2017 y 2018, que después, 2019 y 2020″, aseguró.
El ingeniero civil apunta, además, que el aumento del ingreso clandestino también se debe, en parte, a otro elemento: “Las expectativas son relevantes, por lo que una señal importante que generó estos ingresos no es solo un viaje hace casi tres años, sino que se sociabilizó que en Chile no hay sanciones por parte de la Corte Suprema a quien ingresa clandestinamente, y existe una alta expectativa de que se viene un ‘perdonazo’, es decir, visas para quien ingresa clandestinamente, y promesas de alojamiento para extranjeros en Chile”.
3. Efecto pandemia
En 2021 el flujo migratorio cayó y en 2020 el saldo fue negativo, es decir, salieron más migrantes de los que entraron por aeropuertos y pasos habilitados. Ambos años estuvieron marcados por las restricciones a la movilidad y la imposición del cierre de fronteras. Esos factores, comentan los expertos, explican la disminución de los ingresos. Sin embargo, esta caída no tuvo el mismo correlato con el número de personas que entraron al territorio nacional de forma ilegal, los que en ambos años llegaron a su peak si se miran las estadísticas de migraciones de la última década en Chile (ver infografía).
Para Vicuña, ex Servicio Jesuita Migrante, esto se explica por la pandemia: “Se redujeron los flujos migratorios en distintos continentes. Es más, uno de los problemas a comienzos de 2021 fue que varios países se encontraban escasos de mano de obra en algunos sectores y diseñaron planes para atraer migración”.
Bellolio, en tanto, explica que las causas son por el visado consular de turismo a países con un alto nivel de sobreestadía, es decir, “extranjeros que entraban como turistas cuando su intención era residencia y quedaban irregulares. Además, se explica por el cierre de fronteras por la pandemia y la situación sanitaria a nivel país y mundial”.
4. Alza de ingresos clandestinos
En los últimos 10 años se ha registrado un aumento sostenido en el tiempo de personas que entran a Chile de forma clandestina. Si en 2010, hace más de una década, sólo se contabilizaron 415 ingresos por pasos no habilitados, nueve años después la cifra alcanzó su peak y llegó a casi 60 mil.
Para el exdirector del Departamento de Extranjería, Rodrigo Sandoval, la aplicación de visas de turismo para países como Haití (2018) y Venezuela (2019) explican que hayan aumentado los ingresos clandestinos: “Al final, lo que tú haces es restringir el ingreso de un movimiento migratorio que se va a producir igual, pero cuando tú pones restricciones la transformas en irregular”.
Respecto de los motivos que llevan a las personas a preferir este ingreso que es más riesgoso, Vicuña afirma que se debe a que “no es fácil cumplir con los requisitos y existe poca información del proceso”. A eso, según él, se suma la ineficiencia y el desorden de los consulados para tramitar las visas.Bellolio asegura que el incremento de ingresos no regulados se debe al “alto interés en migrar a nuestro país por las oportunidades económicas y por las crisis sociales de países transfronterizos como Haití y Venezuela”. A esos factores de contexto se suman otros domésticos.
“Al cerrar la puerta siempre se puede generar el riesgo de que entren por la ventana, pero en términos generales el flujo se redujo de manera considerable. Ahora es importante dar las señales de que el ingreso clandestino no es aceptable, tanto por el riesgo que corren los migrantes como por las consecuencias de una migración irregular en nuestro país, y para ello, de forma transversal, debemos desincentivar y sancionarlo”, comenta el jefe del Servicio Nacional de Migraciones.
El director ejecutivo del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello, Gonzalo Valdés, asegura que “la ecuación no es que cuando se tienen visas disminuya el ingreso vía turismo y aumenten los ingresos clandestinos, sino que aumenta el interés por entrar clandestinamente”. A pesar de eso, sostiene que aquello “debe venir emparejado de fiscalización”.
5. ¿Qué hacer?
Los expertos coinciden en que el gran debate de fondo, y que marcará la política migratoria del próximo gobierno de Gabriel Boric, es cómo se aborda la crisis migratoria. Por un lado está la posición de aquellos que optan por imponer más requisitos para forzar hacerlo de forma regular y otros que van por otro camino, sin imponer más exigencias.
“El problema de fondo es que nosotros les hemos pedido a las políticas migratorias que se dediquen a evitar que vengan migrantes en lugar de ver cómo hacemos que esa migración fluya, que ande bien, que sea regular, que sea ordena”, dice Sandoval.
Valdés, en tanto, expone que existen dos tipos de políticas migratorias: cerrar las fronteras o contar con fronteras abiertas. Para el académico, en el contexto migratorio actual se debe restringir la migración. “Creo que ninguna de las dos opciones es correcta. Una es cerrar las fronteras y la otra es tener fronteras abiertas mientras sea legal. Hay que optar por un camino intermedio, que es de gestionar la migración de acuerdo al contexto en el que estamos. En este contexto es necesario restringir, pero eso no significa que a futuro sea igual o que haya que restringir a todo evento, eso también sería un error”, concluye.