Cuando los torneos de menores sufren el peor estancamiento de las últimas décadas, el catastro de la primera división chilena muestra de manera palmaria cuáles son los clubes que han hecho mejor las cosas en materia formativa.
Así se desprende del conteo realizado por El Deportivo entre los 17 clubes de la máxima categoría. Una lista en la que Universidad Católica lleva una clara ventaja sobre el resto de los clubes. De todos los profesionales que jugaron en primera en este 2021, una cuarentena de ellos fue formada en San Carlos de Apoquindo. Un poco más atrás están los otros dos clubes grandes de nuestro país: Colo Colo y Universidad de Chile, ambos con 33 futbolistas iniciados en sus canteras.
“Básicamente, esto viene desde sus inicios de los 80 con Ignacio Prieto, para darle valor de las divisiones menores”, asegura Mario Lepe, Coordinador de Captación de Cruzados, quien entrega la receta del éxito del equipo de la franja: “Es una formación en su integridad, va más allá de los futbolístico. Sin duda, cuando hay un formato de hacer las cosas de manera distinta a lo que se venía haciendo, eso marca la diferencia”.
La captación es el camino
Pero si hay algo en que se destaca el trabajo del club católico es la captación de jugadores. La búsqueda incesante de nuevas figuras en torneos infantiles y juveniles.
“La formación se aprecia en las dinámicas, en toda la información táctica y psicológica que puede haber en estos momentos. Se va actualizando para ir a la par con lo que hoy en día es la forma de enseñar. Para instruir a una persona completa en todo ámbito y así poder alcanzar el mejor nivel, para que los jugadores empiecen a debutar más temprano, que sean más confiables para los equipos. Antes la captación era mucho más complicada, se hacían todas las cosas a mano. Hoy todo es más tecnológico, más rápido, se llega a mayor cantidad de niños. La UC hoy en día tiene una buena captación, pero además es una institución que respalda el trabajo de menores. Tanto niños, jugadores y padres sincronizan en el nivel de profesionalismo que marca el club”, confirma Lepe.
Una opinión parecida a la de Alfonso Garcés, el gran descubridor de un montón de figuras cruzadas que hoy militan en varios equipos de la primera división.
“Nosotros en este club intentamos hacer una formación integral, una preocupación constate en cada estamento, por eso hay tantos jugadores en primera. La parte prioritaria de todo esto éxito es la iniciación, son los jóvenes, la rama infantil”, advierte el jefe de captación del fútbol formativo el club precordillerano.
Asimismo, Garcés reconoce que “hay muchos jugadores en las instituciones que no pueden llegar a la primera línea. Muchas veces no se puede hacer un trabajo a tan largo plazo. Tú tomas a los niños 10 o 12 años y para llegar al primer equipo pasan 10 años… Muchos no tienen la paciencia y algunos ni siquiera llegan tan cerca”.
La situación en provincia
Aunque no sólo los clubes santiaguinos han logrado dejar su legado en el área formativa. Instituciones como Huachipato han sabido ser un gran proveedor de materia prima para las selecciones nacionales, en varias categorías, hace ya más de 20 años.
“Todo esto es parte de un trabajo que se inició hace ya más de dos décadas. En eso tiempo los dirigentes ya tenían una visión de futuro para formar jugadores. Lo hacíamos en La Higueras, en Talcahuano, en Arauco, en Curanilahue… La base de nuestro trabajo era la profesionalización de los formadores, la mayoría éramos profesores de educación física y algunos ex futbolistas profesionales”, asegura Alejandro Padilla, jefe de veedores del elenco de la usina.
Otro de los elencos que ha hecho bien la tarea en este expediente es Santiago Wanderers. Pese al comprometido momento que vive el primer equipo, último en la tabla de posiciones, la base de su actual escuadra son las inferiores.
“En ese sentido hemos intentado dar mayor cabida a los jugadores de nuestro fútbol formativo. Actualmente, cerca del 70% de los futbolistas del primer equipo pertenecen a las inferiores. Algo que habla de la confianza que tenemos en estos juveniles”, confirma Agustín Parra, técnico de la Sub 15 del cuadro caturro.
Básicamente, esto viene desde sus inicios de los 80 con Ignacio Prieto, para darle valor de las divisiones menores”, asegura Mario Lepe, Coordinador de Captación de Cruzados, quien entrega la receta del éxito del equipo de la franja: “Es una formación en su integridad, va más allá de los futbolístico. Sin duda, cuando hay un formato de hacer las cosas de manera distinta a lo que se venía haciendo, eso marca la diferencia”.
Mario Lepe, coordinador de captación de Cruzados
Y es que las instituciones han tenido que saber reinventarse y, muchas veces, salen de las propias fronteras de su zona de confort para lograr llevar a jugadores prometedores que puedan competir en la máxima categoría.
“Otro detalle importante de nuestra labor es la generación de contactos en todo Chile. Buscamos niños y jóvenes muy lejos de nuestra ciudad, siempre gracias a la ayuda de captadores en todas las regiones o de nuestros propios familiares. Ahí tiene el caso de Martín Rodríguez, de Diego de Almagro, o el de Víctor Dávila de Iquique. Tenemos fama de club formador y a los chicos les gusta venir acá. Nuestros colegas dicen: ‘el chico de Huachipato es diferente al resto’. Eso nos pone contentos. Ayudamos a corregir las diferencias que tenían los más chicos. Nuestro objetivo principal es mejorar los ripios que tengan los jóvenes, no sólo formamos ganadores, sino también personas”, agrega Padilla.
¿Y los extranjeros?
Si antes era el fútbol argentino el que más aportaba al torneo, hoy en día son los uruguayos quienes han tenido un crecimiento notable en los últimos cinco años.
Tanto es así que el catastro entrega a Nacional de Montevideo una hegemonía sobre el resto de los formadores extranjeros en el torneo chileno. El campeonato acumula seis jugadores formados en el Tricolor.
Muy cerca de los orientales asoma River Plate de Buenos Aires con cinco futbolistas. Un poco más atrás Racing Club, también de Argentina, con cuatro deportistas, los mismos que Boca Juniors.
Futuro complicado
Pero al margen de los elogios y las alabanzas por las ricas canteras, lo cierto es que el torneo de menores hace casi dos años que no ve acción en Chile. Primero fue el llamado Estallido Social el que impidió que la actividad prosiguiera, en octubre de 2019.
Cinco meses más tarde, la pandemia mundial obligó a que la actividad tampoco se reanudara y recién, a comienzos del próximo mes, podría ver actividad.
Una situación que preocupa sobre manera a los formadores. Y así los resume Mario Lepe tras ser consultado por los problemas que tendrá esta generación en su desarrollo profesión al.
“Es una merma que todavía no se cuantifica, no sabemos cuánto será el perjuicio. Afortunadamente, nosotros hemos estado al lado de los jugadores, de manera virtual o presencial. Ojalá que esa merma sea lo menos posible y así poder conseguir inmediatamente el nivel que tenían antes. Pero de que habrá un perjuicio en el rendimiento, eso está claro”, advierte el ex capitán cruzado.