Voluntarios por Ucrania: Alzados en armas contra la invasión rusa
Militares retirados y aventureros de todas las esquinas del mundo comenzaron a inscribirse en la “Legión Extranjera para la Defensa Territorial de Ucrania”. La Cancillería del país invadido cifra en 20 mil a los interesados en combatir a las tropas rusas.
Lo dijo Volodymyr Zelensky, el Presidente de Ucrania: “Cualquiera que quiera unirse a la defensa de la seguridad en Europa y el mundo, puede venir y pararse junto a los ucranianos, en contra de los invasores del siglo XXI”. Como la Legión Extranjera en Francia y las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española, se está formando hoy en Ucrania un contingente de voluntarios para colaborar en la defensa del país contra la invasión rusa. Los detalles de la iniciativa los dio el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, tres días después de que el Presidente ruso Vladimir Putin diera inicio a la intervención, y lleva por nombre “Legión Extranjera para la Defensa Territorial de Ucrania”.
Días después de que se pusiese en la web la página fightforua.org, el mismo Kuleba agradeció la respuesta de los más de 20 mil voluntarios, de 52 países distintos, que habrían mostrado el interés en sumarse a la defensa ucraniana. Lo que se les propone a los extranjeros es que se comuniquen con la embajada ucraniana en el país, para coordinar una visa que les permita entrar. Con eso listo, los interesados deben costear su pasaje a Polonia, donde se encuentran con el contacto que los lleva al frente: además de inglés básico y pasaporte, se les exige cierta experiencia de combate y equipamiento, esto es chaleco antibalas y casco.
En una primera instancia fueron europeos y norteamericanos quienes acudieron al llamado de Kuleba y Zelensky, pero ya son cientos los que en Brasil, Chile, Perú y Argentina -países con embajada ucraniana-, se organizan para tomar parte en el conflicto: en su mayoría, gente con entrenamiento militar, oficiales retirados o pertenecientes a empresas de seguridad privada.
Contra una guerra desigual
“Evalué el llamado a la Legión Extranjera durante los primeros días de la invasión a Ucrania: en los primeros ataques no se respetó la población civil. Es una oportunidad de luchar del lado correcto de la historia, siento una obligación de ayudar a quienes fueron invadidos sin justificación”, señala Mario (nombre cambiado por motivos de seguridad), transportista venezolano y excustodio penitenciario. “Siento una obligación moral de ayudar a quienes fueron invadidos sin justificación, así como mi abuelo luchó en la Segunda Guerra Mundial con la esperanza de dejar un mundo mejor”, dice.
Desde Lima, Carlos Tovar (49) ha estado organizando un grupo de voluntarios para partir a Ucrania, y también tiene antecedentes familiares en combate. “Personalmente, me parece injusto lo que Rusia está haciendo, bombardeando gente inocente, y las grandes potencias no pueden meterse directamente. Vengo de una familia que ha tenido oportunidad de estar en conflictos internacionales como voluntarios o legionarios, en Vietnam y en Afganistán”, cuenta quien fuera militar en Perú, y hoy es administrador de empresas.
En el mismo grupo, Armando Acosta (34) cuenta con amplia experiencia en la lucha armada: “De los 16 a los 20 años estuve en las Fuerzas Especiales de mi glorioso Ejército, y tuve incontables enfrentamientos con la guerrilla. En el proceso para la legión también constataron mis promociones en Irak”. Respecto a los motivos que lo llevan a Ucrania, Acosta apunta a su situación actual. “Ví una guerra desigual, y en estos momentos mi país está paralizado. Cerré mi pequeña empresa por la pandemia y la inestabilidad del gobierno”, relata el originario de Huánuco, Perú.
Camilo Montadón (30) es de Concepción, y a diferencia de los testimonios anteriores, no pretende ir a pelear, pero sí dar ayuda humanitaria: “Empecé a evaluarlo al tercer día de iniciada la guerra, pero de un modo solitario y de ayuda. Quería unirme a la Cruz Roja, pero como acá no me daban respuestas, tuve que ir a la embajada y hacerlo todo por internet”.
Guía de alta montaña como profesión, Montadón forma parte de un grupo que desde Chile lleva días organizándose para ir a Polonia, paso previo a la entrada al país invadido. “Lo que me motiva es entregar ayuda a otras personas, y sé que no es pagado ni me darán medallas ni nada, y no busco nada a cambio. En una guerra se necesita eficacia rapidez y madurez y estar preparado para lo peor y eso me lo enseñó la montaña. Yo practico montañismo de dificultad y ahí te preparan para lo peor, me tocó vivir accidentes propios o muertes de otras personas en expediciones, y sé que esto es distinto, pero si resultara herido o morir, es parte de”, cuenta el penquista.
Con el mismo objetivo, Nicolás Real (33) entró al grupo de Montadón. “El propósito inicial es unirse al trabajo de los voluntarios y colaborar con las tareas que vayan en auxilio de los grandes perdedores de esta guerra, que son los ciudadanos y sus familias. Se trata de gente que antes de esta barbarie iban al trabajo, a las escuelas, las universidades y que hoy ven cómo las fuerzas agresoras reducen todo a escombros. El llamado del Presidente Zelensky tocó el corazón de muchos jóvenes que hoy como nosotros desean colaborar con un país herido”, apunta el joven de Santiago.
Organizados por WhatsApp
“El que estuvo en combate real sabe que todo soldado hace un acuerdo con la muerte... ni me buscas, ni me escondo, simplemente un día nos conseguimos de frente...”. Con estas palabras, un miembro en un grupo de WhatsApp de Perú dejaba clara su posición frente a los riesgos de la guerra. Entre sus 30 participantes, muchos son oficiales retirados con experiencia en la pelea contra el terrorismo: algunos habían combatido a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en los años 90. “En su mayoría son combatientes del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, conocido como el valle de la droga), de operaciones especiales. Somos gente de élite, no cualquier soldado”, aclara Tovar, que hizo el grupo en WhatsApp.
“Al ver la cantidad de peruanos dispersos, que preguntaban cómo ir, los agrupé y organicé. También se sumaron algunos colombianos y un par de venezolanos”, completa el limeño.
Montadón cuenta que antes de formar su grupo, navegó en distintas páginas y se contactó con gente de todo el mundo que tenía interés en ir a Ucrania. “Un día desvelado empecé a buscar argentinos y chilenos en Ucrania, y me salieron dos grupos y empecé hablarles por privado. Nadie tenía mucha certeza de los requisitos en un principio y después ya de dos días ya estaba en grupos de ingleses en Ucrania. Y después, todo vía WhatsApp”, señala el montañista. Entre las historias que conoció en este contexto, Montadón cuenta haberse contactado con dos catalanes que, con frazadas bajo el brazo y diciendo que iban a ayudar, estaban haciendo dedo para llegar a Ucrania. “Eso era mentira: todo lo que ellos querían era entrar a un batallón”, indica.
“Un día tuve la suerte de encontrar un grupo de Facebook recién armado y que comenzó a sumar mucha gente. Después corroboré que no había ningún contacto directo con otras personas dispuestas a ayudar así que creé un grupo de WhatsApp que en pocas horas ya tenía más de 50 potenciales voluntarios. El grupo se fue filtrando y quedamos 17. Hoy somos seis”, comenta Real. En un principio, muchas de las personas que entran a estos grupos se desilusionan al saber que no es un servicio pagado, sino voluntario.
Respecto a los obstáculos, como es habitual, el principal es el financiamiento: los pasajes a Cracovia, ciudad al sur de Polonia, median entre el millón y millón y medio de pesos. Por otro lado, los equipamientos militares certificados tampoco son baratos, pero al menos las armas las entregan en Ucrania. “Con respecto a una información certera está el hecho de que el pasaje a Polonia debe ser costeado por el voluntario siendo esta un obstáculo ya que muchos no contamos con los recursos necesarios en este momento”, señala Mario. “En mi caso para ir me faltarían los recursos para el boleto de viaje, el casco y el chaleco, ya que estos dos últimos, al ser de uso legítimo su fabricación, son sumamente costosos”, detalla el transportista.
Montadón, por su parte, espera a que su grupo entero consiga el financiamiento para ir, antes de comprar el pasaje. “Es una de las cosas que dijimos, que vamos todos y volvemos todos... yo estoy haciendo lo imposible para que otros puedan costearse el vuelo a Polonia y ahí es donde necesito la ayuda de más gente”.
En tanto, el grupo de Lima se está organizando para ir a la embajada ucraniana este lunes. “Queremos conversar con el agregado militar o algún otro funcionario, y plantearles del grupo que estamos decididos a ir, todo con experiencia de combate. Si puede haber algún financiamiento o alguna forma que puedan trasladar a todo el grupo como unidad de combate, sería ideal”, señala Tovar.
Lo ideal en todos los casos es ir con compatriotas. “Si vas tu solo, te van a integrar a unidades que no sabes cómo están conformadas. Muchos no hablan inglés, es complicado. En cambio, como unidad, y uno al mando que sepa comunicarse con los mandos ucranianos, cambia mucho: se pueden asignar operaciones específicas de sabotaje, emboscadas, no solo de defensa”, detalla Tovar, que destaca que ya no se trataría solo de esperar al enemigo, sino de ir donde él a causarle daño.
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