Volver o devolver: el dilema de los doctorados en el extranjero

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Cada año, el programa de Becas Chile permite que cientos de personas puedan realizar estudios de posgrado en las universidades más prestigiosas del mundo. La condición a este apoyo es regresar al país y ejercer sus conocimientos en el territorio nacional. Sin embargo, la incertidumbre laboral y personal de cada becario lleva a que muchos decidan no retornar al país y devolver el beneficio estatal. ¿Es posible contribuir a Chile desde otras latitudes?


Daniela toma todas las tardes el tren a su casa desde la universidad donde trabaja. Es profesora de planta e investigadora en ciencias sociales de una prestigiosa casa de estudios en Reino Unido. En la hora y media en que transcurre este trayecto, Daniela aprovecha de pensar y contar su historia sobre cómo se convirtió en una de los más de 350 beneficiarios de Becas Chile que cada año salen del país a estudiar programas de doctorado a distintas latitudes del mundo.

Las reglas de este beneficio son claras. Cada becario y becaria recibe el pago de los gastos académicos de la universidad donde vayan, los pasajes de ida y vuelta, más un monto adicional contemplado para hospedaje, alimentación, material bibliográfico, e incluso seguro de salud. La condición es que una vez terminen su posgrado deben volver al país a retribuir este conocimiento por una cantidad determinada de años. Daniela, desde el tren que la lleva a su hogar, explica que ya tomó una decisión: “No volveremos y asumiremos las consecuencias que conllevan eso”.

La situación de Daniela, que solicitó la reserva de su verdadero nombre, es más común de lo que se cree. Muchos becarios que empiezan una carrera académica en el extranjero deben frenar sus planes para cumplir con uno de los pocos, pero cruciales compromisos de la beca que les permitió estudiar: volver a Chile. De acuerdo al decreto 664, que regula las condiciones y obligaciones de este financiamiento estatal, al terminar un programa de posgrado en el extranjero existe un periodo de gracia donde cada estudiante puede quedarse fuera del país: dos años en caso de haber cursado un magíster, y cuatro en caso de los doctorados.

Una vez terminado ese plazo obligatoriamente deben volver a Chile y residir por la misma cantidad de años que duró su programa de estudios. Eso sí, si se decide quedar en la Región Metropolitana, ese periodo de “retribución” aumenta al doble. En términos prácticos, Daniela debería volver a Chile este año y vivir al menos cuatro años en regiones u ocho años en la capital. Una retribución que en la práctica no garantiza que puedan ejercer los conocimientos que fueron a buscar al otro lado del mundo. ¿Es esta retribución una justa condición para devolver el aporte invertido en formar investigadores de vanguardia o un impedimento para el desarrollo de chilenos y chilenas en la academia de los principales países del mundo?

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“Siempre mi intención fue volver a trabajar a Chile. Siempre me imaginé trabajando en una universidad en el país. Un imaginario que, con la poca experiencia que tenía, no dimensionaba lo difícil que es encontrar y mantener un trabajo especialmente en las ciencias sociales”, asegura Daniela. A esta decisión se suma que su esposo padece un problema de salud, el cual es tratado en Reino Unido por el sistema público, y que le ha permitido llevar una vida mejor durante estos años.

Carla Abarca, vocera de la Comisión Becas de Redes Chilenas de Investigación (ReCh), representa a los cientos de becarios y becarias que cada año se enfrentan al dilema de volver a Chile o devolver la beca. Ella estipula que este sistema de retribución, esta obligación a volver, debería ser repensada. “Hemos visto que toda la gente quiere retribuir de alguna manera a Chile. Desde sus doctorados están tratando de mantenerse conectados, haciendo investigación y publicando con distintas universidades chilenas”, detalla. Dice que, además, muchos becarios y becarios esperan que algún día se flexibilice que la retribución sea igual a retorno físico al territorio nacional, “y de verdad se pueda contribuir a la investigación sin importar si se está sentado en un escritorio en Chile o en Tombuctú”.

La norma establece que quien no vuelva en los tiempos establecidos debe devolver la totalidad de la beca, que superaría los 250 millones de pesos. La única forma que la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) tiene para fiscalizar que los becarios y becarias estén en Chile es a través de los registros de ingreso y egreso emitidos por la Policía de Investigaciones.

Becas Chile
Foto: Agencia Uno

La historia de Pedro Marchant, quien se encuentra terminando un doctorado en la Universitat de Barcelona, pareciera seguir la misma incertidumbre. En 2019 llegó a tierras catalanas para especializarse en Historia Contemporánea. Cada mes recibe aproximadamente $1.350.000 por parte de Becas Chile. Con ese dinero debe pagar el lugar donde vive, su alimentación y la de su familia. Puede parecer una cantidad generosa, pero cuenta que de acuerdo al costo de vida del Viejo Continente, solo alcanza para lo básico.

“Aparte de la beca, mi único aporte económico se basa en clases que hago en algunos programas de estudios. Esas clases me las pagan al final del semestre, y lo utilizo más para gastos personales, pero no se suman mucho a mis ingresos mensuales”, expresa. Aún no lo decide, pero la posibilidad de no retornar se hace cada vez más factible para Pedro Marchant. Piensa en dónde podría trabajar en Chile, cómo podría desenvolverse y qué debería hacer. “Cuando uno viene del mundo de las humanidades o ligado a las ciencias sociales, los espacios de investigación son mucho más reducidos en comparación a otras áreas. Son las reglas del juego que uno también conoce cuando busca entrar al mundo de la academia”, reflexiona.

ANID
Frontis de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

Para Alejandra Pizarro, directora nacional de ANID, las becas para formar profesionales de excelencia y futuros investigadores e investigadoras “son uno de los subsidios más relevantes en nuestra oferta de instrumentos para la comunidad CTCI. Es una necesidad imperiosa contar con perfiles de alta calificación para sociedades como la nuestra, que requieren dar un salto en la cadena de valor de sus exportaciones”.

La autoridad de la agencia declara, además, que “tenemos la convicción de que quien se adjudique el beneficio, para ampliar su formación con fondos públicos tiene el deber de aportar y contribuir, de manera concreta y generosa, con ese conocimiento al bienestar del resto de los y las chilenas”.

Sin embargo, ¿en qué se traduce aportar y contribuir de manera concreta y generosa el conocimiento? Javiera -quien prefiere guardar su identidad bajo reserva- se ganó el concurso de Becas Chile en 2015 y se fue a estudiar un doctorado en Sociología a Estados Unidos. “Muchos de nosotros estamos haciendo nombre en la academia y poniendo el nombre de Chile en journals. Recientemente me publicaron dos artículos, me invitan a conferencias y a presentar el caso chileno en el área que investigo. Este éxito profesional y académico no le vale a nadie como retribución”, manifiesta.

Debe volver, sin embargo, pero por motivos familiares prefiere quedarse en Estados Unidos. “Para la ANID no me puedo quedar, aunque mi familia esté acá. Es cierto que Becas Chile no se puede adaptar a cada una de las circunstancias, pero también las reglas que ponen son muy rígidas. No hay mecanismos de apelación o de negociación donde se pueda acordar cómo pagar o retribuir la beca”. Javiera deja en claro que busca devolver la beca, incluso si eso significa que deba pagar cuotas de 1 millón de pesos mensuales durante 20 años.

Otro factor que también influye en la decisión de Javiera es su futuro desarrollo en la academia. Actualmente realiza clases en una universidad norteamericana. Recibe por esa cátedra alrededor de US$ 2 mil mensuales. Javiera confiesa que si tuviera la suerte de encontrar un trabajo similar en Chile, el salario sería al menos siete veces menor. Si se analiza cómo son los sistemas estatales de ayuda a la formación de posgrados en el extranjero, el modelo chileno está muy bien posicionado, incluso supera en muchos casos los ejemplos de países desarrollados. Así lo confirma Marchant, desde España. Así también lo afirma Javiera y Daniela, desde EE.UU. y Reino Unido, respectivamente.

Ilustración Becas Chile / Camila Aravena

“Está bien que se nos exija retribuir. Lo que pasa es que la regla es muy rígida y tiene esos dos problemas: el primero es que volver a Chile es un sacrificio muy grande, y lo otro es que no hay métodos alternativos para quienes estemos en circunstancias de vida un poco distintas”, analiza Javiera.

Mary Valdés, quien finalizó su doctorado en Administración en la Universidad de Ottawa con la ayuda de Becas Chile, deberá volver a retribuir sus conocimientos. A diferencia del incierto escenario que pueden tener muchos, a ella le espera un contrato de trabajo con la Universidad Católica del Norte, aunque no exenta de sacrificios. Desde Canadá, reconoce que “soy la excepción dentro de los becarios. Vuelvo a Chile a retribuir y mi intención después es volver a Canadá. Mis hijos se vinieron conmigo con 13 y 15 años, y ahora están en la universidad. No tiene sentido devolverme con ellos”.

Pero sí hay otros aspectos que, si bien Valdés dice que son las reglas del juego, “hay un desperdicio de potencial que tenemos como investigadores de retribuir realmente al país. Si piensas el modelo, no retribuyes nada. Y si lo haces, es un esfuerzo que se disipa, que no se mide, y que no es intencional. El hecho de cómo está diseñada la retribución ahora no administra el talento, no lo pone en las partes donde puede generar impactos. Me parece que es una discusión urgente”.

Mary Valdés
Mary Valdés. Foto: U. de Ottawa

Daniela añade que este sistema de retribución no es realmente efectivo. “Tuve la gran posibilidad, suerte quizás, de ser profesora de planta acá. Soy la única profesora en mi departamento haciendo estudios latinoamericanos, soy una voz que permite conectar con Chile en discusiones globales. Esa red existe acá, yo la tengo, y la puedo extender a Chile. Pero si volviera, esa red desaparece”, declara.

“El programa de gobierno considera abordar la retribución y posibles alternativas para nuestros becarios”, respondió al respecto Alejandra Pizarro. Desde la entidad estatal informaron que se está levantando una encuesta que entregue datos actualizados de la situación. Con ello se espera generar una propuesta de alternativas posibles a la retribución, gracias a Becas Chile.

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