El exministro Yerko Ljubetic (Convergencia Social) reconoce que, mientras funcionó la Convención, en su sector hubo un ánimo de “pasar por encima de quienes pensaban distinto”. En consideración del resultado del 4 de septiembre, hoy su apuesta como candidato al Consejo Constitucional por la Región Metropolitana es promover el diálogo y la tolerancia. “Si cada uno se atrinchera en sus posiciones, no vamos a estar a la altura de lo que el país requiere”, dice.
No participaba de una elección desde 2009. ¿Qué lo motivó?
Tengo la absoluta convicción de que en este proceso se juegan las reglas del juego para el futuro próximo de Chile. Nadie que tenga preocupación por lo que ocurre en el país puede abstenerse de esto.
¿El partido lo buscó o usted se puso a disposición?
El partido me planteó la posibilidad. Yo le di un par de vueltas con la familia y rápidamente acepté. La proposición del partido tiene que ver con una trayectoria que es valorada: desde haber sido dirigente estudiantil en dictadura, parte de una Concertación que hizo una gran labor -pero que se agotó como proyecto político-, haber sido ministro. Tengo un perfil que el sentido común de los partidos determinó que era adecuado: gente con experiencia. Probablemente ahí hubo un contrapunto respecto de la experiencia de la Convención anterior.
¿A qué atribuye el triunfo del Rechazo?
Hubo una campaña de una magnitud impresionante de la derecha a través de fake news y levantar fantasmas inexistentes. Ahora, eso tiene que ver con errores que cometimos todos los que estábamos por el Apruebo. En una frase: volcamos en ese texto nuestros sueños, sin darnos cuenta de que esos sueños iban a despertar las pesadillas de otros. Mi aspiración es llegar a la gente que votó Rechazo no porque no quisieran transformaciones para Chile, sino que porque pensó que lo que se le estaba proponiendo no era lo adecuado.
¿Qué defiende del proceso anterior? Tanto del texto como del proceso en sí mismo.
El proceso en sí mismo fue ejemplar desde el punto de vista de un diseño democrático. La incorporación exhaustiva de la paridad, de los pueblos indígenas, fue un ejercicio democrático que yo reivindico. Desde el punto de vista de su producto final, hubo una intención de resolver en la Constitución todo lo que eran nuestras demandas y nuestras reivindicaciones, sin entender que probablemente la Constitución no es el lugar para que eso esté resuelto en el nivel en el que nosotros aspiramos.
¿Es crítico de cómo trabajaron los convencionales del Frente Amplio en la Convención pasada?
El Frente Amplio desarrolló todos los esfuerzos en la medida de sus posibilidades para que hubiera mucho más espacio para la transversalidad. Pero creo que primó un estado de ánimo de que era posible aquí resolverlo todo y que estábamos en condiciones de pasar por encima de quienes pensaban distinto. Las constituciones son cuerpos que tienen que reunir, sobre todo, consensos representativos no de una coalición ni de dos, sino que la aspiración de representar el ethos de nuestra sociedad. Espero que eso sí ocurra en el nuevo proceso constituyente. Va a requerir un esfuerzo muy importante de tolerancia, de ponernos uno en lugar de otro.
Quizás ese es el gran aprendizaje que dejó en el sector la experiencia de la Convención. No ayudaron los dichos de Daniel Stingo al comienzo...
Sí, son el tipo de lecciones que hay que aprender. Para ser justos, hubo también una actitud de los convencionales de derecha extremadamente crítica y negativa desde el primer día.
¿Qué espera de la derecha?
Espero que la mayoría asuma con responsabilidad el desafío que tenemos por delante: no caer en la tentación de que, porque sienten que las condiciones hoy les son más favorables, tratar de hacer lo mismo que estamos criticando que ocurrió en el proceso anterior.
Sin atrincherarse, que quizás fue el gran pecado de la derecha.
Si cada uno se atrinchera en sus posiciones, nadie va a avanzar un paso y no vamos a estar a la altura de lo que el país requiere de nosotros.
¿Qué tendría que quedar consagrado en el proyecto de nueva Constitución para que quede conforme?
Creo que hay que desarrollar el concepto de Estado social de derecho. Esto remite no solo a tener una definición de la distribución del poder y de las instituciones políticas del modo más democrático y moderno posible, sino que también el cómo los derechos de las personas son reconocidos y protegidos en su más amplia extensión.
¿Considera que la división del oficialismo en dos listas podría afectar el trabajo del consejo?
No tengo esa aprensión. No me cabe ninguna duda de que con el PPD, la DC y el Partido Radical vamos a tener muchísimos más puntos de coincidencia que discrepancia. Y, sobre todo, vamos a tener una conciencia de que el adversario nuestro no está al lado, está al frente. Son los sectores conservadores y la derecha.
¿Qué tan involucrado con el proceso constituyente espera que esté el Presidente Boric?
Probablemente sea lo más aconsejable que haya una distinción razonable entre las labores propias del gobierno y las que corresponden en paralelo al proceso constituyente, lo que no quiere decir que eventualmente el Presidente o parte del gobierno pueda expresar sus opiniones. Me parece que eso es totalmente legítimo.