Yerko Ljubetic (CS) renunció como consejero del INDH para ser consejero. El exministro del Trabajo lleva más de 40 años trabajando, directa o indirectamente, para cambiar la Constitución de 1980. De hecho, en 2005, siendo ministro del expresidente Ricardo Lagos y cuando aún militaba en la DC, tuvo que firmar la gran reforma de ese año: “Tenía serias aprensiones sobre el hecho de darle una imagen de nueva Constitución a algo que era básicamente la Constitución del 80 reformada”.

Dos décadas después, el destino lo puso en el órgano encargado de concretar esa tan anhelada nueva Constitución, pero lo dejó en posición minoritaria y con una clara mayoría republicana. Ljubetic dice estar frustrado, recalca lo malo que, a su juicio, quedó el texto y que espera ganar el domingo.

¿Cómo evalúa la campaña?

Es una campaña bien compleja, porque el clima que ha rodeado este proceso es de bastante indiferencia, desinterés y dosis importantes de desconfianza. Ha sido una campaña compleja de llevar adelante, con tiempos cortos, donde el imperativo comunicacional hace que todo se desenvuelva en torno a frases cortas y poco en torno al contenido.

La derecha los acusó de mentir, ¿cómo toma esa acusación?

Aquí no hay fakes. Lo que hay es un llamado a alertar acerca de los riesgos que abre esta propuesta constitucional y, en otros casos, retrocesos evidentes. Todos los aspectos que tocó la expresidenta Bachelet son riesgos efectivos. El análisis sobre las alteraciones que hubo a las disposiciones relativas al derecho a la vida de quien está por nacer, sumado a otras disposiciones como la de los niños, son un conjunto de cuestiones que efectivamente abren riesgos de retroceso en derechos de las mujeres, particularmente en relación a la ley de aborto en tres causales.

¿Los hechos de esta última semana, como los nuevos antecedentes del caso Democracia Viva, podrían afectar al plebiscito?

Lo que me corresponde es situar esos elementos de la contingencia en clave del debate constitucional. La pregunta más bien es: ¿La propuesta mejora las cosas para evitar o reducir el riesgo de corrupción? Eso aplica no solo a Democracia Viva, sino que también al exalcalde (Raúl ) Torrealba, al alcalde de Algarrobo (José Luis Yáñez, UDI), entre otros. La respuesta es evidente: esta es una propuesta que retrocede en materia de los instrumentos disponibles para combatir la corrupción. Lo dijo el propio excontralor Jorge Bermúdez. A eso se suma la reticencia de la derecha para avanzar en la perspectiva de analizar el rol de los privados en el problema de la corrupción. Eso sí que podría haber sido un instrumento potente, pero lo rechazaron.

¿No cree que esa vuelta argumentativa es muy larga cuando del otro lado el mensaje es bien simple: “Boric se vota ‘En contra’, Chile vota ‘A favor’?

Esos mensajes son equívocos. No están a la altura de lo que tenemos que debatir. Lo que estamos debatiendo no es un juicio sobre el gobierno, es un juicio sobre si es buena o mala la propuesta constitucional sobre la que tenemos que votar. Puede ser una vuelta más larga, pero es lo que corresponde hacer cuando se está debatiendo nada menos que la Constitución que nos va a regir en el futuro

La derecha ha hecho todo lo posible por transformar este plebiscito en un referéndum sobre el Presidente y su gobierno…

Entiendo que es una maniobra comunicacional, pero si somos serios me parece impropio transformar un plebiscito sobre una Constitución en un plebiscito sobre el juicio que se tiene sobre el gobierno de turno. Esto demuestra que la derecha nunca tuvo intención de sacar un buen texto y, más bien, se confirma que su intención es de carácter programático o muy coyuntural. La propuesta de Constitución está llena de cuestiones populistas y demagógicas que tienen que ver con cómo enfrentar una contingencia electoral o cómo allanar un problema de gobierno, pero tiene poco de soluciones reales para el país.

Con más de 40 años bregando por una nueva Constitución, si gana su opción, ¿se acabó el anhelo?

Una cosa son los anhelos personales y otra cosa son las circunstancias políticas. Los partidos de la izquierda y la centroizquierda, en esta declaración donde afirman que no van a promover un nuevo proceso constituyente, me parece que es una cosa bien responsable, porque la política tiene que ser muy situada en función de los contextos y de los momentos que vive la sociedad

¿Es creíble si los firmantes son quienes llevan cuatro décadas trabajando por esto?

Por mucho que mi anhelo personal sea cambiar la Constitución del 80, evidentemente no lo veo en el horizonte de lo presumible en la política chilena. En ese sentido, me parece muy responsable ser consistente y decir ‘en ese horizonte no vamos a promover más procesos constitucionales’.

¿Qué tanta importancia le da al hecho de darle un triunfo electoral al gobierno?

Así como no es adecuado transformar esto en un plebiscito sobre el gobierno, tampoco le asigno un carácter de triunfo o derrota electoral para el gobierno.

¿Qué va a pasar el domingo?

Espero que se impongan la sensatez y el sentido común, que las personas -más allá del ánimo que expresen sobre este proceso y sobre lo que está pasando en el país-, disciernan que lo que se nos está planteando es un profundo retroceso y una apertura de riesgos muy importante para lo que hemos avanzado. Esta propuesta que se nos hace nos condena a seguir siendo un país muy injusto y muy desigual y, por lo tanto, a no resolver los problemas y las demandas más urgentes de la ciudadanía.