Han pasado 27 años desde el alzamiento de la insurgencia indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el 1 de enero de 1994 en México. Con los mismos pasamontañas negros y las vestimentas tradicionales mayas -las mujeres con vestidos de varios colores y los hombres con un pañuelo al cuello-, una delegación de zapatistas inició una histórica travesía que los llevó a recorrer más de mil kilómetros desde el estado de Chiapas hacia Isla Mujeres.
El objetivo del periplo era despedir en una ceremonia cargada de simbolismo a siete de sus integrantes que zarparon el domingo en un barco que los llevará a recorrer varios países de Europa, en lo que denominaron una “conquista a la inversa”, a 500 años desde la llegada de las carabelas de los conquistadores españoles a América y en la antesala del 200º aniversario de la Independencia de México de la corona de España.
“Vamos a decirle a la gente de España dos cosas sencillas. Uno, no nos conquistaron, todavía estamos aquí resistiendo y en rebelión. En segundo lugar, no tienen que pedirnos que los perdonemos por nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso”, señalaron los zapatistas en clara oposición a la postura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La expedición náutica denominada “Travesía por la Vida. Capítulo Europa” estima llegar al puerto español en Vigo antes del 13 de agosto, fecha en que los españoles saquearon Tenochtitlán, hoy Ciudad de México. Desde la ciudad de Galicia se trasladarán a Madrid para luego seguir por “aire y mar” su viaje después de reunirse con otra delegación de zapatistas que viajará en avión.
Según el diario The Washington Post, es la primera vez en la historia que sale de México un contingente de la organización que detonó el movimiento altermundista, las protestas en Occidente contra la globalización que sacudieron el final del siglo XX.
El simbólico periplo es una iniciativa del “subcomandante Marcos”, histórico y controversial portavoz de los zapatistas, y cuya motivación se remonta a los orígenes del EZLN, que tras el levantamiento hace casi tres décadas -que coincidió con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por Canadá, Estados Unidos y México-, el movimiento se transformó en una lucha armada que arrinconó al expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Aunque la agrupación rebelde nunca entregó las armas, optó por promover el activismo social y la autogestión de los territorios. Mientras la guerrilla ha debido enfrentar una serie de cambios, el “subcomandante Marcos” -Rafael Sebastián Guillén Vicente, hoy de 65 años- no solo dejó de ser el portavoz de los zapatistas, el 25 de mayo de 2014, sino también abandonó su identidad para renacer bajo un nuevo nombre: el “subcomandante Galeano”.
“El viaje quiere mostrar que hay otras formas de organizarse y de convivir con la naturaleza. El movimiento zapatista, al igual que otras comunidades originarias de México, no comparten el modo de vida occidental y tampoco son cercanas al actual gobierno de AMLO. Demandan el respeto a su autonomía y al medio ambiente. El objetivo de su viaje es compartir un mensaje que despierte a la sociedad de los males que ocasiona el capitalismo en el mundo”, dice a La Tercera Adriana Báez, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las dudas del periplo
Originalmente, la embarcación debía partir el 3 de mayo, día escogido cuidadosamente para conmemorar el Día de Santa Cruz que para el gobierno maya autónomo es considerado milagroso, pero por condiciones climáticas se adelantó en un día.
El grupo de viajeros está compuesto por cuatro mujeres -Lupita (19), Carolina (26), Ximena (25) y Yuli (37)-, dos hombres -Bernal (57) y Felipe (49)- y un representante de la comunidad LGTB que no se identifica con ningún género -Marijose (39)-, por esto se bautizaron como el “Escuadrón 421”, quienes son acompañados por cinco marineros, cuatro de Alemania y uno de Colombia, que conforman la tripulación de 12 personas.
Según el EZLN, los voluntarios tuvieron una preparación de seis meses antes de partir, hablan tzotzil, cho´ol o tojobal y español. Además, tienen experiencia en “lancha y cayuco” (barcos más pequeños que una canoa). El entrenamiento incluyó una estadía en una réplica de la embarcación en las montañas de Chiapas y un aislamiento de semanas para evitar contagiarse de Covid-19, pudiendo quedar fuera del viaje o peor, enfermarse durante la travesía, especialmente cuando México registra 2,3 millones de casos y más de 218 mil fallecidos.
Aunque varias organizaciones sociales y ONG extendieron una invitación a los zapatistas, la bienvenida de los gobiernos es una incertidumbre, especialmente por las restricciones implementadas por la pandemia. El EZLN aseguró que si no logran ingresar a España desplegarán una pancarta desde el navío con el mensaje “¡Despierta!”. En el caso que logren pisar suelo europeo, el subcomandante Moisés, el primer indígena al frente de los zapatistas, apuntó que compartirán “historias, dolores, logros y fracasos”.
Disputa con AMLO
A diferencia del discurso de AMLO, los zapatistas han recalcado que el viaje no busca “amenazar, insultar, reprochar, ni exigir” que Europa pida perdón por los crímenes cometidos durante la invasión de los españoles a América. En 2019, el mandatario mexicano realizó un polémico reclamo contra España y el Vaticano para que se disculparán con las comunidades indígenas.
Justamente, un día después que el barco del EZLN dejó las costas del estado de Quintana Roo, AMLO participó en una ceremonia con la comunidad de Tihosuco. Según el diario El País, López Obrador pidió perdón por la guerra de castas del siglo XVIII y promueve que 2021 sea un año de “recuerdo”.
“Las diferencias entre los zapatistas con el actual gobierno derivan de que el desarrollo que les ofrece parte de una visión capitalista, que sobrepone la ganancia a la naturaleza. Por ello rechazan el proyecto del Tren Maya, una de obras emblemáticas que se ha propuesto construir la autollamada Cuarta Transformación”, finaliza Báez.