Akarmara fue construida por prisioneros de guerra alemanes después de la Segunda Guerra Mundial. En 1980 el lugar se transformó en el hogar de aproximadamente 40.000 ciudadanos soviéticos que disfrutaban de la producción minera.
La ciudad, en los últimos años, se ha convertido en un objetivo de fotógrafos y artistas internacionales que buscan plasmar "civilizaciones desaparecidas". Sin embargo, el gran problema es la vegetación, ya que está creciendo y se está "devorando" Akarmara.