Esta semana fue presentado a los medios de comunicación el primer tramo del túnel que está ubicado justo debajo de las instalaciones principales de SpaceX, en Hawthorne.
El trayecto de casi dos kilómetros de longitud, con menos de 4 metros de diámetro y situado a una profundidad de aproximadamente 10 metros, tuvo un precio de 10 millones de dólares.
En esta revolucionaria primera prueba por el subterráneo, el Tesla X blanco circuló a una velocidad controlada de 65 kilómetros por hora. Sin embargo, la finalidad de la compañía es que las plataformas puedan trasladar a los autos a una velocidad de 240 kilómetros por hora.
El objetivo de crear la estructura es que las personas tengan otra opción de transporte personal y autónomo para evitar congestión vehicular en las grandes ciudades.
"El tráfico destruye el alma. Es como ácido sobre el alma", explicó Elon Musk en la presentación.
Los túneles son subterráneos y los ascensores, que estarán en distintas calles de la ciudad, se encargarán de bajar el automóvil hasta el corredor y de ahí hasta la salida del mismo.
Además, los vehículos tendrán que ser equipados con ruedas laterales especialmente diseñadas para el ascensor, con un costo aproximado de 300 dólares.
Por otro lado, para poder funcionar en el sistema, los automóviles tendrán que ser autónomos, no necesariamente Teslas, y eléctricos, debido a los gases tóxicos que emiten los motores producto de la combustión interna.