Nunca un recinto penitenciario va a ser un lugar que inspire, y mucho menos que nos haga sentir acogidos. Es todo lo contrario. Sin embargo, al entrar a las cárceles de San Felipe y Limache se siente un ambiente especial, y es que existe un rincón plagado de textos donde el tiempo se detiene para los reos y logran, aunque sea por unas horas, "abrazar la libertad".
Según cuentan los encargados de las bibliotecas, esto se ha transformado en un respiro en donde los internos "vuelan" o "viajan" a través de historias que en su gran mayoría las denominan como una autoayuda. Y claro, necesitan encontrar dentro de esos pasillos angostos y de ambiente hostil, donde además están permanentemente vigilados, un momento de calma y distracción.
Hay esperanza para los condenados en medio de la lectura, incluso algunos ya tienen sus listas de autores favoritos y reflexionan en torno a sus obras. Sin duda, una gran oportunidad de rehabilitación en este Plan de Bibliotecas en Recintos Penitenciarios del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas que aporta con sus títulos desde 2015.