El mes pasado, el astronauta Nick Hague y su comandante Alexei Ovchinin, pertenecientes a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), cayeron en picada a la Tierra tras un lanzamiento fallido de la Soyuz.
Este cohete tiene etapas múltiples, esto significa que utiliza varios grupos de motores que se activan uno tras otro para empujar la nave fuera del alcance de gravedad de la Tierra.
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Especialistas rusos comunicaron a las agencias que el problema radicó en un sensor a bordo utilizado para seguir la separación de los propulsores del cohete, sin embargo el informe oficial que detalla la causa exacta de la falla se publicará dentro de las próximas semanas.
El rápido e inesperado descenso, sometió a los astronautas a una fuerza de aceleración equivalente a 7G, es decir, siete veces la fuerza de la gravedad.