El robot fue desarrollado por un grupo de científicos del Instituto Max Planck para Sistemas Inteligentes en Alemania. Está hecho de elastómero (un material que se comporta como goma) lleno de diminutas partículas magnéticas con propiedades específicas programadas por sus creadores.

Su cuerpo blando le permite un rango más amplio de movimiento y, una vez que se aplica un campo magnético, las partículas cambian de forma y hacen que la máquina comience a moverse. La fuente de inspiración fueron patrones de movimiento de animales como orugas y medusas.

Según dijo Metin Sitti, uno de los creadores, a New York times: "Los robots ya son lo suficientemente pequeños para nuestro sistema digestivo y sistema urinario. Nos gustaría que fueran más pequeños, incluso hasta decenas de veces, para que podamos llegar a casi cualquier lugar dentro de un cuerpo".

Para entregar carga a alguna zona, el pequeño mensajero podría cambiar de forma para agarrar el "paquete" o podría tener un bolsillo en su superficie que solo se pueda abrir de una forma específica, de manera de garantizar la seguridad. Otro desafío es hacerlo biodegradable para no dejar residuos en el humano.