Según los científicos, los humanos subestimamos nuestra capacidad para oler en comparación a ver y oír. El olfato proporciona a nuestro cerebro información fundamental, desde advertirnos de peligros hasta reconocer comidas.

Resulta que un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago, descubrieron en un nuevo estudio, que el deterioro de este sentido puede predecir cambios estructurales en regiones importantes del cerebro, lo que sería un indicador en la enfermedad de alzheimer y la demencia.

El equipo utilizó datos anónimos de pacientes de otro estudio que comenzó en 1997, a quienes se les realizó por años pruebas anuales para determinar su capacidad de identificar ciertos olores, además de otros parámetros.

Los científicos descubrieron que una rápida disminución del sentido del olfato de una persona durante un período de cognición normal predecía múltiples características de la enfermedad de Alzheimer.

Entre ellas un menor volumen de materia gris en las áreas del cerebro relacionadas con el olfato y la memoria, peor cognición y mayor riesgo de demencia en estos adultos mayores.

El riesgo de pérdida del olfato era similar al de ser portador del gen APOE-e4, un factor de riesgo genético conocido para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

Los científicos ahora quieren utilizar pruebas de olfato como medio de detección y seguimiento de los adultos mayores en busca de signos de demencia temprana, y para desarrollar nuevos tratamientos.