Un oso negro llamado Yogi se convirtió de esta manera en el protagonista de la solución de los ingenieros, que crearon una cápsula de escape que se cerraba completamente en caso de emergencia y protegía al piloto. Además, en este caso, al animal iba totalmente sedado.
Yogi fue el primero de su especie en volar por encima de los 10 mil metros, salir eyectado y aterrizar en pleno desierto. Esto porque ningún militar aceptó ser el conejillo de indias del nuevo sistema; lo que hicieron fue seleccionar al animal más parecido en términos de peso y forma: osos negros del Himalaya y americanos.
Cabe destacar que no fue el único episodio, ya que se hicieron varias pruebas y con distintos osos. Si bien todos sobrevivieron gracias a que iban atados y fuertemente sedados, de todas formas al aterrizar y luego ser revisados se registraban algunas heridas o huesos rotos. Lamentablemente todos fueron sacrificados para ser examinados con mayor detalle, argumentaba la Fuerza Aérea estadounidense.