Durante la celebración del aniversario 116 de la Oficina de Aduanas filipina (BOC), el líder Rodrigo Duterte aprovechó de destruir costosos vehículos en sus instalaciones en Manila.
La dramática demolición es para enviar un mensaje claro a los contrabandistas y así demostrarles la determinación del presidente para tomar medidas drásticas contra los "inescrupulosos importadores de vehículos".
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Ahora quienes quieran comprar autos llevados al país deberán pagar aranceles de importación, además destruir autos lujosos "contrabandeados" se convertirá en una política de Estado, según confirmó un portavoz del gobierno.
Recientemente la BOC confiscó 472.149 dólares en automóviles lujosos usados de Australia, Emiratos Árabes Unidos y China en el Puerto Internacional de Contenedores de Manila.
