Roman Dinkel, un niño estadounidense de dos años, fue diagnosticado de espina bífida antes de nacer. Este defecto congénito se produce cuando la columna vertebral y la médula espinal no se forman correctamente durante la gestación.
El menor, entre otros problemas, manifiesta debilidad en las extremidades inferiores, atrofias en sus piernas y problemas de reflejos frente a estímulos.
Sus padres, conscientes de que a Roman le costaría llegar a poder caminar, le compraron unas muletas a la medida del niño, que se pueden ver en las imágenes, y tras muchos intentos y caídas, el pequeño logró pararse y trasladarse por sí solo.